Costa Rica: ¡Viva la piña!
Ahora somos la república de la piña
Sí, y viva Costa Rica también, un país verdaderamente maravilloso. De mucho progreso, de grandes adelantos. Hemos avanzado tanto en cosa de un siglo que ya no somos aquella república bananera de los tiempos de don Cleto; ni siquiera somos la de los años cincuenta, cuando se obligó por primera vez al banano a pagar impuesto sobre la renta, al menos eso decía mi tío Jorge.
No, ahora somos la república de la piña. Y la piña es puro adelanto, puro progreso, el negocito de dominguear del gobierno después de Intel, pues produce cientos de millones de dólares al año de los cuales al país le queda poco. Bueno, también le queda poco de la plata que produce Intel pero, ¿qué importa la plata? No hay que ser materialista. ¿No dice el evangelio que es más difícil que un camello pase por el ojo de una aguja a que un rico entre al reino de los cielos?
¿Quién va a reparar en el detalle de la poca plata cuando el cultivo de la piña nos deja tantas otras cosas hijas del progreso? Nos deja por ejemplo una super proliferación de moscas hematófagas –hematófaga quiere decir que chupa la sangre. Estas moscas le chupan la sangre al ganado y lo vuelven anémico y lo matan de una manera realmente eficiente, y sin que la compañía piñera se haga responsable de daños. ¡Un adelanto supersónico!
Además de dejarnos la mosca chupasangre, la piña nos deja sin agua. Primero porque no es como otros cultivos, que toleran los árboles. No. La piña es un bellísimo desierto piñudo, un paisaje lunar, para sembrarla hay que volarse hasta los árboles que protegen los ríos.
Una vez sin árboles, la piña obliga a convertirlos en acequias y a cambiarles el curso, por lo que nunca llegan a los ríos más grandes. Ustedes me dirán: mejor, porque serán acequias contaminadas. Es cierto, pero también es verdad que los ríos más grandes se van secando.
Nos dejan sin agua igualmente por la contaminación con un químico muy eficaz: el bromasil. El gobierno y los empresarios piñeros no entienden por qué la gente no quiere tomar agua con bromasil, que ofrece los siguientes beneficios: para los humanos, problemas de piel y deformaciones. Para los animales y el suelo: esterilidad.
Pero de lo mejor que nos da este cultivo es el comportamiento de las instituciones. La eficiencia de AyA, por ejemplo, que tiene once meses de repartir agua potable en cisterna a muchas comunidades, porque los mantos acuíferos tienen bromasil.
La piña también ha logrado que el MAG se lave las manos: un adelanto higiénico. Y que se puedan saltar los permisos y estudios de impacto ambiental para sembrar piña, lo que supone una agilización de nuestra burocracia.
Desde el punto de vista educacional, el "tour de la piña" es un profundo aporte a nuestra cultura.
Felicito a las empresas piñeras y muy particularmente a las transnacionales.