Comida y futuro para los pueblos. ¿Fin de los alimentos baratos?

Por APAS
Idioma Español

32 países necesitan hoy ayuda alimentaria internacional, mientras otros sortean a duras penas lo que muchos llaman la crisis de crisis: la de los alimentos

Víctimas de prolongadas sequías, inundaciones, conflictos armados o insuficientes políticas gubernamentales, 32 países necesitan hoy ayuda alimentaria internacional, mientras otros sortean a duras penas lo que muchos llaman la crisis de crisis: la de los alimentos.

 

Y es que, en los últimos años, a los productos alimenticios se les ha sumado, como poderoso enemigo, la volatilidad de los precios.

 

Tras décadas de cierta estabilidad, entre 2005 y 2008 los importes mundiales de los alimentos tocaron techo.

 

Para mitad de ese período el costo del maíz aumentó 74 por ciento, mientras el del arroz se triplicó y llegó a crecer 166 puntos porcentuales.

 

Luego de alcanzar cotas máximas, en el 2008 los valores se desplomaron y perdieron 33 por ciento en apenas seis meses, empujados por la crisis financiera y bancaria que domina la economía global.

 

El declive duró poco. En el 2010 los importes de los cereales se dispararon y aumentaron 50 por ciento y continuaron incrementándose durante 2011 antes de comenzar a caer en cierta medida en el segundo trimestre del año.

 

Pero los pronósticos de los economistas no son halagüeños. La mayoría considera probable que la volatilidad de los precios de los alimentos es un término técnico con que denominan esos altibajos, que haya llegado para quedarse.

 

No en balde la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) eligió este año el lema "Precios de los alimentos: de la crisis a la estabilidad" para conmemorar el 16 de octubre, Día Mundial de la Alimentación.

 

Se trata de una manera de sensibilizar sobre el problema que, aunque a todos afecta, amenaza particularmente a los países en desarrollo.

 

Cifras del Banco Mundial muestran que entre 2010 y principios de 2011 el aumento de los costos condujo a la pobreza extrema a cerca de 70 millones de personas.

 

En ese plazo los países de más bajos ingresos y con déficit de alimentos gastaron 164 mil millones de dólares en importarlos, cantidad que constituyó máximo histórico y resultó 20 por ciento superior a la registrada el año anterior.

 

Con vistas a revertir el fenómeno, la FAO insiste en la necesidad de incrementar las inversiones en investigación, capacitación, tecnologías, equipos e infraestructura destinadas a potenciar la agricultura.

 

También convoca a buscar transparencia en los mercados y poner coto a políticas agrícolas distorsionadoras y medidas comerciales proteccionistas.

 

APAS, Internet, 19-10-11

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