Colombia: cerrarle el paso al “modelo bancario”de agricultura
El actual sistema agrícola impone una agricultura en la cual los campesinos no tienen cabida, y las empresas transnacionales -con el apoyo activo de las elites gubernamentales- pretenden controlar la totalidad de la cadena alimentaria, desde los insumos agrícolas y la siembra de cultivos hasta la distribución, el procesamiento y la venta de los alimentos en todo el mundo. El concepto de “soberanía alimentaria” busca contrarrestar esa visión industrial y empresarial de la agricultura
Soberanía alimentaria
El concepto de soberanía alimentaria fue creado como reacción al (mal) uso creciente de la expresión “seguridad alimentaria” cuya definición oficial, acuñada por la FAO y avalada en las cumbres de la alimentación y otras “conferencias de alto nivel”, establece que todos y todas deben disponer de una cantidad suficiente de buenos alimentos para comer todos los días, pero no marca pautas acerca del origen de ese alimento, de quién lo produce y en qué condiciones se ha cultivado o criado.
Esto permite que los países y las empresas que hoy quieren controlar la producción y distribución de alimentos argumenten que la mejor manera de que los países pobres logren la “seguridad alimentaria” es importando los alimentos baratos en lugar de producirlos por sí mismos, lo que ha provocado que esos países se vuelvan cada vez más dependientes del mercado internacional, expulsando a los campesinos de sus tierras ya que no pueden competir con las importaciones subsidiadas y terminan en las ciudades en búsqueda de empleos que no existen. La seguridad alimentaria entendida de esa forma, tan sólo contribuye a crear más pobreza, marginación y hambre.
En el contexto actual se debe reorientar el desarrollo agrícola en el sentido de la soberanía alimentaria. Para eso la agricultura debe recibir un tratamiento especial en el debate sobre la globalización. Es necesario respetar las tradiciones locales teniendo en cuenta el grado de desarrollo de cada país, lo que significa apoyar una agricultura que evite el uso de insumos externos y de agrotóxicos, utilice una base de semillas locales y, por encima de todo, que tome en cuenta que el cultivo de alimentos es una parte integral de la cultura, independencia y soberanía de las comunidades y pueblos locales.
La autonomía local es un concepto central de la soberanía alimentaria. Los pueblos indígenas y campesinos están convencidos de que la pérdida de semillas en sus hogares significa también la pérdida de poder de sus comunidades; la dependencia del mercado externo para la obtención de las semillas les quita trabajo, poder y los desplaza del control del corazón del sistema agrícola, lo que afecta a la supervivencia de la agricultura indígena y campesina en general.
Una alternativa es la creación de redes comunitarias de semillas, en las cuales campesinos y campesinas de diversas comunidades, mediante encuentros periódicos en los cuales se recrea una sofisticada red de intercambios entre agricultores, se pueda asegurar que en todo momento se estén cultivando y así manteniendo vivas cientos de variedades de semillas. Estas redes tradicionales que aún sobreviven en muchas regiones, deben ser creadas y consolidadas donde no existan como forma de sustentar la posibilidad concreta de un desarrollo agrícola integral, con base en el campesinado, cerrándole el paso al “modelo bancario” de crecimiento meramente productivo e incremento del lucro a toda costa.