Campesinos destruyen experimentos transgénicos de multinacional Monsanto en Brasil
Según los manifestantes, la expansión de los transgénicos en Brasil sustrae a los trabajadores rurales el control de las semillas, para pasarlo a empresas trasnacionales y puede hacer inviable la producción de alimentos orgánicos
Unas 300 manifestantes destruyeron hoy instalaciones de la multinacional Monsanto en el interior del estado brasileño de Sao Paulo para protestar contra los cultivos de maíz transgénico, informó hoy el movimiento Vía Campesina.
Mujeres del Vía Campesina entraron a una unidad de investigaciones de la empresa en la localidad de Santa Cruz de las Palmeiras, a unos 230 kilómetros de la capital estatal, Sao Paulo, explicaron portavoces del movimiento.
En lo que fue definido como "una acción rápida, dinámica", que duró unos 30 minutos, las mujeres destruyeron cultivos experimentales de nuevas variedades de maíz, dijeron los portavoces. Vía Campesina, una coalición de organizaciones agrarias de izquierda, protesta contra la reciente liberación por parte del Gobierno de Brasil de dos variedades de maíz transgénico que serán comercializadas libremente.
El Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva "cedió a las presiones de las empresas del negocio agrícola" al liberar el cultivo y la comercialización de las variedades Guardian de Monsanto y Libertlink, de la alemana Bayer, según los manifestantes.
"El Gobierno Lula ha hecho una opción política por el agronegocio y por las grandes empresas extranjeras de agricultura, dejando de lado la reforma agraria y la agricultura familiar", agregaron en un manifiesto.
En un comunicado, Monsanto condenó la acción como un "atentado" y defendió el papel de la biotecnología en la producción eficiente y económica de alimentos.
Los cultivos de maíz transgénicos fueron aprobados en febrero por comisiones formadas por 27 científicos y 11 ministros, destacó la empresa.
"Sus beneficios ya promueven soluciones sustentables para el medio ambiente y para la agricultura en Brasil y en el mundo, como lo demuestran estudios científicos, sociales y ambientales", argumentó.
Según los militantes, la expansión de los transgénicos en Brasil sustrae a los trabajadores rurales el control de las semillas, para pasarlo a empresas trasnacionales y puede hacer inviable la producción de alimentos orgánicos.
También afirman que Monsanto detenta el 70% de la producción de semillas comerciales de maíz en Brasil y "ahora puede sustituirlas por transgénicos".
Esta es una nueva acción de protesta de los movimientos agrarios en las vísperas del "Día Internacional de la Mujer" y que han abarcado esta semana cinco estados del país.
Unas 900 militantes de Vía Campesina y del Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra (MST) ocuparon el martes una plantación de eucaliptos de la multinacional papelera Stora Enso, en el estado de Río Grande do Sul (sur).
Las mujeres fueron desalojadas violentamente por la policía militar y unas 60 resultaron heridas de disparos de balas plásticas, golpes de sables o pisoteadas por caballos, lo que desató nuevas protestas.