Bruselas autoriza un nuevo maíz transgénico para la alimentación de ganado
La Comisión Europea autorizó hoy el maíz MON863, modificado genéticamente por la multinacional norteamericana Monsanto para resistir al gusano de la raíz del maíz, para importación y alimentación del ganado, pese a las dudas que esta variedad genera entre algunos Estados miembros, que hasta ahora habían bloqueado su aprobación
De acuerdo con la legislación comunitaria en materia de organismos genéticamente modificados (OGM), el Ejecutivo comunitario es el que tiene la última palabra para dar luz verde a un nuevo producto si los Veinticinco no logran ponerse de acuerdo. La autorización para el MON863 tiene una duración de 10 años, pero no cubre su utilización para consumo humano o para su cultivo.
El MON863 es el segundo transgénico que ha sido evaluado y aprobado (el primero fue el maíz NK603) después de la entrada en vigor en 2004 del nuevo marco legal para OGM, que, según la Comisión, es el más estricto del mundo por su rigurosa evaluación de riesgos y la exigencia de etiquetado y trazabilidad.
La petición de autorización del MON863 fue presentada por Monsanto a las autoridades reguladoras de Alemania, que concluyeron que no existían pruebas científicas de riesgos para la salud humana o para el medio ambiente. Sin embargo, otros Estados miembros plantearon objeciones a su comercialización por la caracterización molecular, toxicidad, o resistencia a los antibióticos, entre otros problemas.
Por ello se consultó a la Agencia Alimentaria, que el 16 de abril de 2004 concluyó que este tipo de maíz era tan seguro como el maíz convencional y señaló que era improbable que produjera efectos adversos. Más tarde, las autoridades alemanas presentaron una reevaluación del estudio de impacto sobre las ratas incluido en la petición original, pero la Agencia señaló que el informe no alteraba su evaluación inicial.
El pasado 24 de junio, el Consejo de Medio Ambiente se pronunció en contra de la autorización, pero no se logró la mayoría cualificada suficiente para rechazar definitivamente el MON863, con lo que la decisión final pasó a manos del Ejecutivo comunitario. España se abstuvo en la votación.
Ese mismo Consejo reconoció el derecho de los Estados miembros a prohibir el cultivo de transgénicos en su territorio al respaldar 8 restricciones nacionales a varios tipos de colza y maíz modificados genéticamente. La comercialización de los OGM enfrenta a la UE y Estados Unidos en la Organización Mundial del Comercio (OMC). El Gobierno norteamericano ha presentado una denuncia en la que alega que las restricciones europeas no están basadas en razones científicas y suponen un obstáculo injustificado al comercio.