Brasil: asesinatos en la Amazonia
Han sido cinco los muertos en menos de diez días, y los indicadores apuntan nada menos que a los grandes empresarios y grupos de la deforestación
La Amazonia es el pulmón del planeta tierra. Se trata de un ecosistema formado hace más del 10 mil años en torno al Río Amazonas, lo que dio lugar a la llamada Cuenca Amazónica. Ocupa alrededor de 600 millones de hectáreas, de los cuales el 60 por ciento pertenece a Brasil, seguido en extensión por Perú, Bolivia, Ecuador, Surinam, Guayana, Guayana Francesa, Venezuela y Colombia. A su vez, de las 350 millones de hectáreas brasileñas, el 80 por ciento se trata de bosques tropicales.
Según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (IBGE), se denomina Amazonía Legal al territorio de Brasil ocupado por 775 municipios, en donde en un área de cinco millones de kilómetros viven alrededor de 24 millones de personas distribuidas en los estados de Acre, Amapá, Amazonas, Mato Grosso, Pará, Rondonia y Roraima, Tocantins, Maranhao y Goiás.
Sin embargo, desde la colonización a la actualidad, la acción humana ha logrado que la Amazonía Legal pierda alrededor del 15 por ciento de las selvas originarias. Pero para el IBGE, ha sido en las últimas cuatro décadas en las que ese proceso se ha acentuado y concentrado. “Las dos causas principales son sin dudas, la explotación forestal para el comercio y el interés de los agricultores en aumentar sus áreas de cultivo”, explicó el ingeniero forestal André Almeida, miembro del Instituto.
La postura política frente a éste tema ha sido tema de discordia. Por estos días, en la Cámara de Diputados se aprobó una amnistía en las multas a los pequeños productores que talaron regiones protegidas para la actividad agropecuaria. La presidenta Dilma Rousseff, amenazó con vetar ese artículo del Código Forestal argumentando que: "El hecho de que tengamos la mayor reserva ambiental nos impone responsabilidades y determinación cuando se trata de nuestros compromisos asumidos en nuestra historia".
Sucede que se ha generado una disyuntiva política en torno a la utilización del ecosistema de la Amazonía como fuente de producción agrícola y forestal, y por otro lado su debida preservación. La mandataria afirmó que “La nación brasileña de forma alguna puede renunciar a proteger a sus bosques, sus recursos naturales y su desarrollo económico, y a la inclusión de la población en ese desarrollo".
Pero otro gran problema atañe el tema de la explotación de la selva. Debido al creciente aumento de deforestación, que al parecer se realiza en muchos casos de manera ilegal, líderes campesinos y activistas ambiéntales que venían denunciando los hechos, han sido misteriosamente asesinados. En consecuencia, desde el gobierno decidieron desplegar tropas de la Fuerza Nacional de Seguridad, las Fuerzas Armadas y de las policías Federal y Caminera.
Han sido cinco los muertos en menos de diez días, y los indicadores apuntan nada menos que a los grandes empresarios y grupos de la (de)forestación que, se supone, actuaron frente a las denuncias por parte de activistas ambientales y líderes campesinos que pugnaban por la preservación del ecosistema.
Los asesinatos tuvieron lugar en plena discusión del Código Forestal, cuando los defensores de la Amazonía se mostraron compungidos por la amnistía planteada por los legisladores.
Por un lado, el líder del Movimiento Campesino de Corumbiará, Adelino Ramos, fue asesinado a tiros delante de su familia por pistoleros que huyeron en motocicleta. “Dinho”, como se lo conocía en la zona, denunció recientemente a explotadores ilegales de madera en los estados de Acre, Amazonas y Rondonia y pedía la instalación de un campamento para campesinos desplazados. A pesar de las continuas amenazas que sufría, jamás dejó de abogar por éstas cuestiones.
En el estado de Pará fueron asesinados a tiros José Claudio Ribeiro da Silva y su esposa María do Espírito Santo, ex líderes del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST). La pareja lideraba un grupo de familias que dependía de la recolección de caña en la región de Pará y hacía poco que habían declarado que eran objeto del acoso de industriales que explotaban ilegalmente maderas. Los asesinos aún se desconocen.
También en Pará, un campesino identificado como Marcos fue asesinado a tiros en una emboscada. A Marcos le cortaron una oreja, acción que se le atribuye de alguna forma a la prueba de muerte que los asesinos deben llevarles a quienes les han encargado el hecho. La Comisión Pastoral de la Tierra (CPT) sostuvo que: “la de Marcos fue una muerte vinculada a la denuncia de la deforestación”. A su vez divulgó una lista de 125 campesinos amenazados de muerte en la Amazonía por los grupos ilegales.
Ante la ola de asesinatos de la última semana, la presidenta de Brasil anunció una operación militar de urgencia "en defensa de la vida" y que nuclea a efectivos de la Fuerza Nacional de Seguridad, de las Fuerzas Armadas y de las policías Federal y Caminera. “El operativo incluirá una acción policial para no permitir que ocurran nuevos asesinatos y también la investigación de los crímenes ya perpetrados", declaró el Ministro de Justicia José Cardozo.
El ministro sostuvo, además, que desde el gobierno evalúan como grave la situación generada por los asesinatos ocurridos en la región norte de Pará, y que todos coinciden en la necesidad de tomar medidas inmediatas con amplia integración entre las gobernaciones de los estados y el gobierno federal. Respecto a los cinco casos puntuales, Cardozo dejó en claro que “se realizará una investigación y se buscará un castigo ejemplar para los culpables”.