´Boom´ de los biocombustibles dispara temores

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El uso de energía más ´limpia´ causa deforestación, alertan ONG

Los biocombustibles crecen en América Latina y alimentan sueños de abundancia de países como Argentina y Colombia.Pero la experiencia de Brasil, el pionero, plantea interrogantes sobre el potencial impacto ambiental de esta fuente energética.

De la mano del etanol y el biodiesel, el presidente Lula da Silva se propone convertir en una potencia energética a su país, cuyo vuelo económico fue atajado en los años 70 por la dependencia del petróleo importado y sus bruscas alzas de precios.

Sin embargo, ecologistas advierten que aunque los biocombustibles reducen los gases del efecto invernadero (causantes del cambio climático), también pueden desatar una fuerte expansión de monocultivos, que destruyen la biodiversidad.

Solitario durante tres décadas en el uso masivo del etanol -o alcohol etílico- para sustituir parte de la gasolina, Brasil desarrolló tecnologías y una economía cañera que le aseguran una competitividad absoluta en la exportación del insumo, aún limitada por barreras proteccionistas y un mercado internacional titubeante. Y pretende disputar el mercado de biodiesel, en el que no es pionero.

Otros países de la región quieren emular la estrategia brasileña. Colombia y Argentina se destacan por fortalecer legislaciones para el fomento de los biocombustibles.

Una ley aprobada en 2001 estipula que la gasolina colombiana debe tener 10% de etanol en 2009 y alcanzar gradualmente 25% en 15 a 20 años. Una legislación similar se prepara para el biodiesel, con base en la palma africana, de la que ya se producen 600 mil toneladas anuales de aceite con fines alimentarios.

"Colombia puede ser el tercero en producción de biocombustibles, superada sólo por Estados Unidos y Brasil, si le es favorable la producción de aceite de palma para el biodiesel", dijo a Tierramérica David Cala, director de la Corporación para el Desarrollo Industrial de la Biotecnología (Corpodib), que reúne institutos, empresas y centros tecnológicos.

Las exportaciones podrían llegar a 10 millones de litros diarios de alcohol de caña y remolacha y 3 millones de toneladas anuales de biodiesel, para dentro de 15 ó 20 años, estimó.

En Argentina, la Ley de Biocombustibles impone 5% de biodiesel y de etanol en los derivados petroleros a partir de enero de 2010.

"Ese mínimo obligatorio, que puede ser más", exige 600 mil toneladas anuales de biodiesel y 160 mil de etanol para el mercado interno, que absorberían sólo 8% y 3% de la actual producción nacional de soya y maíz, respectivamente, señaló a Tierramérica Miguel Almada, economista del Programa Nacional de Biocombustibles.

Además "se está desarrollando una industria de exportación de etanol y biodiesel de alrededor de 2 millones de toneladas por año", acotó.

Estos pronósticos económicos optimistas deben tomar en cuenta la variable ambiental. Y la experiencia brasileña conoce algunas lecciones.

"Preocupa que un nuevo ciclo económico basado en biocombustibles desate la expansión de monocultivos y su consecuente deforestación", dijo a Tierramérica Délcio Rodrigues, experto en energía de Vitae Civilis, organización no gubernamental brasileña muy activa en el control del cambio climático.

La economía cañera no es un buen ejemplo ambiental. En el estado de Sao Paulo, que produce 70% del alcohol brasileño, las empresas no respetan el Código Forestal, que exige preservar la naturaleza en 20% de las propiedades rurales, ya que se queman los cañaverales para facilitar la cosecha, lo que contamina el aire local, observó Rodrigues.

La soya, la principal materia prima del biodiesel por su gran producción actual, "ya se convirtió en uno de los principales factores de la deforestación amazónica y del Cerrado, bioma de sabanas y bosques bajos que ocupa la extensa área central de Brasil", según el experto.

El biodiesel empezó a adicionarse al diesel petrolero en Brasil en una proporción de 2%, y se elevará a 5% en 2013. Y el país también optó por el H-BIO, un proceso de hidroconversión desarrollado por Petrobras, que añade hasta 18% de cualquier aceite vegetal o animal en la refinación del petróleo para producir el diesel.

Se prevé un consumo de 840 millones de litros de biodiesel en 2007, con la mezcla de 2%. El programa fue diseñado para favorecer la agricultura familiar en la producción de ricino, palma y otras fuentes de aceite vegetal, con exenciones de impuestos especialmente en las regiones más pobres de Brasil. El plan involucra a los pequeños agricultores sólo como proveedores de oleaginosas, sin incluirlos en el proceso agroindustrial, criticó Rodrigues.

Con aportes de Marcela Valente (Argentina) y Yadira Ferrer (Colombia)

El Universal, México, 16-9-06

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