Bolivia: transgénicos amenazan la vida, la economía y la soberanía
Expertos e instituciones aseguran que la propuesta de Ley que abre la posibilidad de la importación y producción de transgénicos en Bolivia, atenta contra los principios que rigen al Estado de seguridad y soberanía alimentaria, protección al medio ambiente, y el “Vivir Bien”
Expertos e instituciones aseguran que la propuesta de Ley de Revolución Productiva Comunitaria Agropecuaria, abre la posibilidad de la importación y producción de transgénicos en Bolivia y atenta contra los principios que rigen al Estado de seguridad y soberanía alimentaria, protección al medio ambiente, y el “Vivir Bien” expresados en la Constitución Política del Estado (CPE) y la Ley de Derechos de la Madre Tierra.
Un transgénico, también llamado Organismo Genéticamente Modificado (OMG) es la planta, animal u otro ser vivo al que se ha cambiado su contenido genético de manera artificial, ya sea por medio de la introducción de genes de otro organismo, con el cual naturalmente no cruzaría, o por la inhibición de sus características propias, explica la técnica de la Asociación de Organizaciones de Productores Ecológicos de Bolivia (Aopeb), María Julia Jiménez.
La propuesta de ley en su artículo 19, inciso 5, señala: Se establecerán disposiciones para el control de la producción, importación y comercialización de productos genéticamente modificados. “Este artículo abre tácitamente la posibilidad de ingreso de transgénicos”, asevera el director ejecutivo del Centro de Formación Agroecología Universidad Cochabamba de la Universidad Mayor de San Simón (Agruco/UMSS), Freddy Delgado.
Según la explicación que el ministro de Autonomía, Carlos Romero, dio a los medios de comunicación, el Gobierno busca el desarrollo productivo agrícola del país y fomentar la biotecnología a través de una "producción genética orgánica" y así garantizar la seguridad alimentaria en el país.
En términos generales, en la ley resalta la producción orgánica y agroecológica, la seguridad y la soberanía alimentaria, los derechos de la Madre Tierra, los saberes ancestrales y su revalorización. Sin embargo, según Delgado la contradicción se da cuando se abre la posibilidad de la introducción de transgénicos, que no es compatible la producción orgánica, los saberes ancestrales y la agroecología.
“Los productos transgénicos no necesariamente apuntan a elevar los rendimientos o a la alta productividad”, asevera el responsable del programa de Posgrado de Agruco-Umss, Nelson Tapia, quien señala que los transgénicos se crean con propósitos específicos como la resistencia a plagas y enfermedades, a plaguicidas, o a modificar el sabor y la forma, principalmente.
Pero la contradicción también está expresada en la CPE, entre un artículo que niega toda posibilidad de los OMGs y otro que establece su regulación.
En el Título VIII (Relaciones internacionales, fronteras, integración y reivindicación marítima) capítulo I, artículo 255, II inciso 8, se menciona explícitamente lo siguiente: "La negociación, suscripción y ratificación de los tratados internacionales se regirán por los principios de: Seguridad y soberanía para toda la población; prohibición de importación, producción y comercialización de organismos genéticamente modificados y elementos tóxicos que dañen la salud y el medio ambiente".
Por otro lado el artículo 409, título 3 dice: La producción, importación y comercialización de transgénicos será regulada por ley. Ante esta contradicción, Delgado señala que lo que debe regir son los principios generales de la Constitución.
“No podemos hablar de soberanía y seguridad alimentaria si vamos a depender de grandes transnacionales que manejan la tecnología de los transgénicos”, asevera.
Seis grandes transnacionales tienen el dominio de esta tecnología: Monsanto, Du Pont y Dow Chemical de Estados Unidos, Syngenta (consorcio anglo-suizo), BASF y Bayer de Alemania.
Otra contradicción se expresa con la Ley de los Derechos de la Madre Tierra, en el Art. 7, numeral I parágrafo 2 que dispone que la Madre Tierra tiene derecho a la diversidad de la vida, sin ser alterados genéticamente ni modificados en su estructura artificialmente, de tal forma que se amenace su existencia, funcionamiento y potencial futuro.
OMGs llegaron a Bolivia en 1998
El informe del Proyecto Comunidades Saludables de la Fundación Vida Plena señala que la primera introducción de soya genéticamente modificada (GM) en Bolivia la realizó la transnacional Monsanto, el año 1998 para pruebas de campo.
Posteriormente la Fundación de Desarrollo Agrícola de Santa Cruz (Fundacruz), y la Asociación Nacional de Productores de Oleoginosas y Trigo (Anapo) realizaron pruebas de campo y establecieron parcelas semi-comerciales, respectivamente.
El año 2005, se autorizó su introducción en el medio ambiente e importación de soya transgénica mediante Resolución Administrativa VRNMA No. 016/05 de abril de 2005. Con esta resolución se autorizó también la elaboración de alimentos y bebidas a nivel nacional por medio de la Resolución Administrativa del Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria - Senasag - No. 044/05 de mayo de 2005.
A partir de esta introducción varias instituciones y organizaciones promueven la información al consumidor para que los mismos puedan asegurar una alimentación saludable, influir en la formulación de leyes que prohíban el ingreso y comercialización de cultivos y alimentos transgénicos, promover sistemas de producción sostenibles como la agroecología, fomentar el consumo de alimentos locales, tradicionales y libres de tóxicos.