Argentina: piden no cambiar la Ley de Semillas
Rige desde 1973 y desde ese año hasta hoy la producción se multiplicó por cinco. Rechazan intentos de monopolizar las patentes para garantizar el cobro de regalías por las compañias multinacionales
Semilleros argentinos subrayaron que gracias a la Ley actual de Semilla, que garantiza la diversidad de germoplasma, el agro "va camino a crecer de 20 a 100 millones de toneladas su producción de cultivos en los últimos 30 años", por lo que reclamaron que se evite la monopolización del mercado.
La restricción del acceso al germoplasma ha sido pedida por compañías multinacionales que pretenden que los productores paguen una regalía cada vez que utilizan la semilla original para crear una nueva. El director técnico de la Cámara de Semilleros (CAS), Osvaldo Monge Navarro; el presidente de la Cámara de Semilleros multiplicadores (CASEM), Raúl Pagnoni, y el titular de la Federación Argentina de Ingenieros Agrónomos (FADIA), Alberto Chiavarino, hicieron una cerrada defensa de la actual Ley de Semillas.
La Ley establece que el productor puede guardar semillas para uso propio, de forma que un fitomejorador pueda crear un cultivo mejor partiendo de ese original, "sin vulnerar el derecho del obtentor". Pero, con el argumento de la necesidad de recuperar las inversiones realizadas y atraer nuevas, las multinacionales reclaman que se proteja el invento o descubrimiento para que no sea de uso público.En tanto, los semilleros consideran que responder a estos pedidos eliminará la libre competencia para la mejora genética de los cultivos, porque para ellos, si bien el obtentor tiene pleno dominio de su creación, tiene el límite de la producción de granos, es decir que no puede incidir en la decisión del productor cómo utilizarlo.
Temor al cambio de la tendencia
En el marco de la Jornada Nacional de Semillas, el director técnico de la CAS advirtió que " cualquier medida restrictiva, monopolizadora de germoplasma, va a reducir la competitividad y evitar el fitomejoramiento". Monge Navarro remarcó que los fitomejoradores buscan optimizar el proceso genético de los cultivos, pero adaptados a cada zona o región. Si se restringe el uso de las semillas creadas genéticamente, los fitomejoradores se verían impedidos de seguir investigando y optimizando este cultivo.
En este marco, el ingeniero alertó que "la pérdida de variabilidad es lo peor que puede pasar”, dado que “la mejora de oferta genética necesita que los cultivos poseen mejor adaptabilidad y mejoramiento del germoplasma".
En igual sentido se manifestó Chiavarino quien reclamó una "participación firme del Estado en defensa del país, de sus productores, de sus ingenieros y de sus fitomejoradores". De no ser así, el ingeniero agrónomo alertó que "se reduciría la cantidad de germoplasma y quedaría todo concentrado en muy pocas manos, ampliando los riesgos futuros de los cultivos", en un país donde "la producción de semillas es imprescindible".
Revisión del régimen tributario
Pagnoni también planteó cuestiones relacionadas con mejorar la estructura impositiva para eliminar distorsiones en el sector, en especial con el cobro del IVA y la necesidad de respetar la Ley de semillas sin modificaciones. El ingeniero agrónomo Raúl Enrique Pagnoni explicó que desde esa entidad abogan por la calidad y transparencia en la producción y comercialización de semillas.
Durante la “Jornada Nacional sobre semillas, su innovación tecnológica y sustentabilidad productiva: marco jurídico en la Republica Argentina”, que se desarrolla en el Salón de actos de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, pidieron que el Estado tome un rol más activo para regular esta cuestión y remarcaron la importancia de fortalecer el Instituto Nacional de Semillas (INASE).
Al hablar sobre "Privilegios del agricultor y uso propio", el abogado Jorge Solmi, de la Federación Agraria Argentina, y el Secretario General de Confederaciones Rurales Argentinas, Javier Jayo Ordoqui, coincidieron en describir el crecimiento exponencial que experimentó el sector semillero desde que se sancionó la Ley de Semillas.
" Los derechos de la semilla se pagan una sola vez al ostentor en la compra. Para nosotros, el uso propio es un derecho. Después se fue tergiversando en los últimos años el concepto, pero es un derecho milenario. Por eso, si se le da un derecho al ostentor se le está quitando al agricultor", dijo el ingeniero agrónomo.