Argentina: pelea por transgénicos, por Matías Longoni
La Argentina se negó al pedido de EE.UU. para apoyar la guerra en Irak. Pero ayer decidió acompañarlo en una batalla menos cruenta pero no menos estratégica: una demanda contra la Unión Europea (UE) en la Organización Mundial de Comercio (OMC) por las trabas que existen en el Viejo Continente al avance de los cultivos transgénicos
Esta alianza no es casual: EE.UU. es el mayor productor de organismos genéticamente modificados (OGM) y la Argentina lo sigue un escalón atrás, con cerca de 13,5 millones de hectáreas, casi la mitad de su superficie agrícola, implantadas con soja, maíz y algodón transgénicos. Europa, en tanto, dejó de aprobar ese tipo de semillas en 1998, argumentando que encontraban gran resistencia entre los consumidores.
La decisión argentina de apoyar a EE.UU. quedó explícita con la presencia del embajador Eduardo Amadeo junto al secretario de Comercio, Robert Zoellick, cuando se anunció esta ofensiva. Además había representantes de Egipto, Australia, Nueva Zelanda, México, Chile, Colombia, El Salvador, Honduras, Perú y Uruguay, países que acompañarán la querella.
"La moratoria europea sobre los OGM viola las reglas del comercio internacional", argumentó Zoellick. Más tarde, la Cancillería argentina explicó que esas trabas "carecen de argumento científico", porque no hay pruebas sobre "el efecto nocivo en la salud de los transgénicos".
Los europeos no tardaron en responder. Sus expertos calificaron la denuncia como "una excentricidad" y trataron de mellar la unidad de sus oponentes. Un estudio de la UE, por caso, recordó que la Argentina se benefició con las trabas impuestas al maíz transgénico estadounidense, ya que pasó de exportar 530.000 toneladas de maíz en 1995 a 1,3 millón durante 2002.
Clarín, Argentina, 14-5-03