Argentina: campesinos de Códoba contra los desalojos
Un millar de campesinos manifestaron frente a la gobernación
En reclamo de tierra, trabajo y justicia, alrededor de mil personas pertenecientes al Movimiento Campesino de Córdoba, que nuclea a seis organizaciones del norte y noroeste de la provincia, marcharon ayer hasta la Secretaría de Agricultura local para entregar un petitorio dirigido al gobernador Juan Manuel de la Sota. Exigen la sanción de una nueva ley integral de tierras para erradicar el principal problema que afrontan hoy las familias pobres del campo: el despojo compulsivo de su tierra a manos de empresarios fantasmas, quienes por el boom de la soja y con la presunta complicidad de funcionarios, vulneran sus derechos como habitantes históricos de esas regiones.
La magnitud del conflicto está relacionada con la envergadura del negocio, que hoy es millonario: el boom de la soja y la consecuente expansión de la frontera agropecuaria hacia el norte provincial. Lo que para algunos empresarios representa cientos de miles de dólares, para los campesinos se convierte en miseria, además del desmonte de bosques y la desertificación de sus campos.
“Decidimos marchar hacia la ciudad de Córdoba para que la gente y los medios se enteren de la acuciante situación que vivimos los campesinos y habitantes del norte y noroeste provincial, que no sólo no somos escuchados en nuestros lugares de origen, sino que somos despojados de nuestra tierra y nuestros bienes por patotas que involucran a jueces de paz, policías y empresarios fantasmas”, denunció ante este diario Ramiro Fresneda, abogado y militante del Movimiento Campesino de Córdoba, que integran seis organizaciones que trabajan en esa región.
“Vinimos a entregar un petitorio al gobernador De la Sota, ya que los desalojos de tierra continúan, el agua sigue siendo un bien de lujo, la actual ley no protege nuestros derechos legales a la tierra”, agregó Fresneda. Los datos que brindó son alarmantes: desde fines de los años ’80 disminuyeron un 36 por ciento las explotaciones agropecuarias familiares, 500 mil hectáreas de bosque nativo fueron arrasadas y el 55 por ciento de la población campesina se encuentra debajo de la línea de pobreza.