Amazonia: deforestación: Greenpeace alerta que el 2003 será peor

Por ADITAL

La tasa de deforestación del 2002, ahora divulgada (25,5 mil km2), está bien por encima de la media anual (21.130 km2) de la época más trágica de la Amazonia durante los años 70 y 80, conocidos como "décadas de la devastación"

3.julio/2003 - Manaus, Brasil ?Adital/ Noticias de la Amazonia-
"Si la saña de las motosierras y los tractores derribaron el equivalente a 5,1 millones de campos de fútbol en el 2002, la opinión pública debe prepararse: nuestras observaciones de campo y análisis de datos muestran que viene un nuevo record de destrucción para matar a los brasileros de vergüenza", dijo el coordinador de la campaña de la Amazonia de Greenpeace, Paulo Adário.

"Independientemente de las medidas que sean adoptadas por el gobierno de Lula para revertir los números de la deforestación desde ahora y hacia adelante, la destrucción ya fue hecha y la próxima tasa anual (2002-03) debe mostrar una goleada de las fuerzas que se dedican a la devastación de la Amazonia. Solo hay una salida: el gobierno debe adoptar la 'Deforestación Cero' - un programa que, a ejemplo del 'Hambre Cero', se destine a resolver el problema a largo plazo".

Parte de la explicación del aumento sorprendente está en la ampliación del área plantada en la región, en el boom del ganado, de la soja y del arroz, que crecen sin control en dirección al corazón de la Amazonia. También pesa la desvalorización del Real en los inicios del 2001, la mayor competitividad de la madera abatida impunemente en la región, la inexistencia de crédito para el manejo sustentable de los recursos forestales y la crónica incapacidad de implementación, por parte de órganos gubernamentales debilitados por años de vaciamiento presupuestario.

Según Greenpeace, el problema salió fuera de control del llamado "Arco de Deforestación" - que va desde el Este y Sur de Pará en dirección oeste, pasando por Mato Grosso, Rondônia y Acre -, impulsado por un consorcio madera-pastoreo-producción de granos para exportación (2). No se trata más de pequeños frentes de deforestación provocados por colonos que se instalan en áreas remotas, sino de grandes áreas de florestas que están siendo removidas en regiones hasta entonces distantes del fenómeno de expansión de la frontera agrícola. Grandes deforestaciones y frentes de anotaciones espurias de tierras públicas están aconteciendo en Apuí, Lábrea, Boca do Acre, Novo Aripuanã y Rodovia do Estanho, en Amazonas, estado hasta entonces bastante preservado.

En el mes de junio del 2003, la parte sur de la ruta, en Mato Grosso, concentró la mayoría de los focos de quemazón identificadas por la Embrapa. En Santarém, segundo puerto mayor de exportación de madera de Pará, la multinacional Cargill inauguró un puerto a granel para hacer escurrir la soja. Productores del sur invadieron la ciudad en los últimos seis meses y compran toda la tierra disponible. La euforia de la soja ya está afectando los pequeños ríos que forman el lago de la turística localidad de Alter do Chão, según líderes locales. Todo eso sin ninguna reglamentación o control, o estudios para la identificación de las reales potencialidades económicas de la región.

Además de la inmensa pérdida de biodiversidad y de la amenaza a los pueblos y culturas tradicionales, la deforestación afecta el ciclo de las aguas y agrega, según el Ipam (Instituto de Pesquisa de la Amazonia), 200 millones de toneladas de carbono a la atmósfera anualmente, transformando a Brasil en uno de los 10 mayores villanos responsables por el calentamiento global.

Estudios científicos ya probaron que gran parte de los suelos de la región son impropios para la industria agropecuaria. La riqueza de la Amazonia está en la floresta de pié, natural. El futuro de la región depende de la adopción, por el país, de un nuevo modelo de desarrollo basado en la implementación de una red de áreas protegidas y de la sustentabilidad ambiental y el uso responsable de los recursos naturales.

"Contener la destrucción de las florestas se tornó una prioridad mundial, y no sólo un problema brasilero", concluyó Adário. "Restan hoy, en todo el planeta, apenas 22% de la cobertura forestal original. Cerca del 45% de las florestas tropicales, que cubrían originalmente 14 millones de km cuadrados (1.400 millones de hectáreas), desaparecieron en las últimas décadas. En el caso de la Amazonia Brasilera, la deforestación de la región, que hasta 1970 era de apenas 1%, saltó para casi 16% en 2002. Es preciso interrumpir el proceso, antes que la Amazonia se convierta en una nueva Floresta Atlántica, hoy reducida a apenas 7% de su dimensión original."

ADITAL, Internet, 3-7-03

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