Alimentos Sanos y una Vida Mejor

Para enfrentar una situación de injusticia y marginación, diversas organizaciones campesinas e indígenas en México y otros países practican y promueven, una agricultura sostenible, que les garantice seguridad alimentaria, con desarrollo de la milpa y de sistemas agroforestales; diversificación de cultivos; alimentos sanos, utilización de los recursos locales, y recuperación de suelos, aguas, bosques, semillas y especies nativas

Para enfrentar una situación de injusticia y marginación, diversas organizaciones campesinas e indígenas en México y otros países practican y promueven desde mediados de los 80s una agricultura sostenible, que les garantice seguridad alimentaria, con desarrollo de la milpa y de sistemas agroforestales; diversificación de cultivos; alimentos sanos, utilización de los recursos locales, y recuperación de suelos, aguas, bosques, semillas y especies nativas, con lo que han logrado un mejoramiento lento pero sólido en sus condiciones de vida, y una capacidad de autosostenimiento y autodesarrollo.

Han realizado también procesos de comercialización campesina que fortalecen mercados locales, y de incidencia política en comunidades, municipios y estados, exigiendo derechos y planteando propuestas, e incluso ejerciendo como autoridades en sus comunidades y municipios.

Esto lo realizan aplicando el método Campesino a Campesino, que revaloriza el papel y protagonismo de los campesinos, de sus conocimientos y saberes, de quienes saben cómo resguardar su biodiversidad. Campesinos y campesinas que realizan intercambios con otros campesinos y campesinas y generan un proceso de experimentación e innovación local. L o hacen también procurando una relación de género más justa en sus familias, organizaciones y comunidades. La perspectiva es avanzar hacia un movimiento de desarrollo local dirigido por ellos mismos.

Estas experiencias se plasmaron a inicios de los 90s en el Programa de Intercambio, Diálogo y Asesoría en Agricultura Sostenible y Soberanía Alimentaria (PIDAASSA), apoyado por Pan para el Mundo.

En México, las primeras experiencias fueron en Oaxaca, Tlaxcala y Chiapas, y se fueron extendiendo a Michoacán, Campeche, Veracruz, Querétaro y Guerrero. Existen avances importantes en 16 organizaciones, con logros significativos en Tlaxcala, Oaxaca, Chiapas, Michoacán y Campeche. Convencidos de que los saberes y alternativas no están en un solo grupo, el PIDAASSA ha buscado el diálogo, el intercambio y las alianzas con otras organizaciones y redes con las cuales se pueda fortalecer una agricultura familiar y campesina sostenible, asentada en los desarrollos locales y regionales. Su expresión es el espacio Voces de la Soberanía Alimentaria.

El programa se desarrolla en 12 países y 75 organizaciones de Latinoamérica, destacando su presencia en Cuba, Guatemala, México, Nicaragua, Honduras, Bolivia, Ecuador, Perú y Brasil.

La realidad ha puesto sobre la mesa la necesidad de asegurar los alimentos hoy y para el futuro; la noticia del día es la crisis alimentaria. Tener alimentación asegurada es una necesidad que se nos enseña como derecho; sin embargo, 600 millones de personas no comen lo mínimo, mil millones viven en pobreza, y como amarga paradoja, más del 50 por ciento en las ciudades sufren de mala nutrición y obesidad.

Las políticas gubernamentales nos siguen imponiendo como única alternativa ante la carestía y alzas de precios de los alimentos, la dependencia alimentaria con incremento de las importaciones, el aumento en la productividad y el apoyo que privilegia a los grandes productores. Los beneficios son para los monopolios agroalimentarios y a los campesinos y pequeños agricultores se les dan paliativos. No plantean ningún cambio en el paradigma de cómo se produce y cómo se distribuye, para hacerlo en forma justa, en beneficio de la vida humana y el medio ambiente.

Por ello, el camino elegido por las organizaciones que conforman el PIDAASSA tiene un gran potencialidad y es un reto; han superado el hambre, recuperando su seguridad y soberanía alimentaria y fortaleciendo su organización; y han mostrado que es posible vivir, producir y comer de otra manera, con dignidad, con respeto a la Madre Tierra, y al Maíz Padre y Madre.

Secretaria técnica del PIDAASSA México xm.moc.oohay@ocixem_assaadip

SUBAPROVECHA MÉXICO EL MAIZ CON ALTA CALIDAD DE PROTEINAS

Rodrigo Aveldaño Salazar

De acuerdo con el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, hay 40 millones de mexicanos con desnutrición en sus diferentes grados (grave, moderada y leve), y la situación es más crítica en las zonas indígenas y de alta marginalidad.

Como una forma de enfrentar el problema por medio de una estrategia productiva, el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) desarrollaron los Maíces con Alta Calidad de Proteínas (QPM, por sus siglas en inglés), esto es, con mayores contenidos de los aminoácidos esenciales lisina y triptofano, que no están presentes en forma suficiente en los materiales criollos ni en los mejorados, y que son decisivos para el desarrollo humano.

La proteína del grano de maíz común o normal contiene 1.6 por ciento de lisina y 0.47 de triptofano, mientras que los QPM contienen en promedio 3.1 y uno por ciento, respectivamente. Esta característica le confiere al QPM un 90 por ciento de eficiencia metabólica respecto a la leche; el maíz normal sólo representa 39 por ciento.

Los QPM no son transgénicos. Su alta calidad de proteína se refleja en una mayor ganancia diaria en peso en aves y cerdos, de 30 por ciento. Esta misma característica se observa en humanos, lo cual le da un carácter muy especial y grandes ventajas al QPM respecto del maíz normal.

En el año 1999-2000 se realizó un gran esfuerzo por introducir este maíz en los sistemas de producción, básicamente en el sur-sureste del país, logrando establecerse en 40 mil hectáreas. La producción de semillas estuvo a cargo de la extinta Productora Nacional de Semillas (Pronase) y la promoción la realizó el INIFAP. Este esfuerzo se acabó al arribo del gobierno de Vicente Fox. A la Secretaría de Agricultura no le interesó promover esta tecnología, y menos aún luego de la desaparición de la Pronase.

A partir de entonces, la transferencia de tecnología estuvo a cargo de los gobiernos de los estados interesados (Hidalgo, Puebla, Veracruz, Chiapas y Yucatán) y de empresas privadas de producción de semillas.

Para el caso de Hidalgo en 2004 y 2005 se logró establecer cuatro mil hectáreas de QPM, básicamente en la Huasteca. Las autoridades de la actual administración no han mostrado interés en seguir con esta tecnología.

El gobierno de Puebla fue de los primeros en promover la siembra de variedades QPM en zonas marginales; los programas que ha desarrollado llegaron a sumar una superficie de siembra de 10 mil hectáreas, y hoy el enfoque es en la promoción de la tecnología en zonas de alta marginalidad. Como complemento, el gobierno del estado inició un programa de producción de semillas para asegurar el abasto de este insumo. La superficie actual de siembra es de dos mil hectáreas.

No hay estímulo en precio. En Veracruz se ha promovido en los tres años recientes el uso de esta tecnología con poco éxito. La superficie actual de siembra es de dos mil hectáreas. El problema es que el QPM, a pesar de sus características de calidad, tiene un precio de venta similar al de los maíces normales, por lo cual los agricultores no tienen un incentivo para su producción. Hay negociaciones en la entidad, que están en etapa inicial, para que los industriales pecuarios paguen un sobreprecio por el QPM.

Los estados en los que mayor promoción se está realizando para la siembra de QPM son Chiapas y Yucatán. Actualmente el gobierno de Chiapas tiene un programa de siembra de 20 mil hectáreas, vinculado con organizaciones de productores que se encargan de la producción de semillas. Éste es el camino más seguro para tener el abasto necesario de semillas específicas de QPM por región. Se prevé que el programa crecerá al menos al doble en los próximos ciclos.

En Yucatán se ha trabajado en los cuatro años recientes, con la producción de variedades QPM y se ha logrado un importante avance en la adopción de esta tecnología en zonas indígenas. Considerando que el QPM realmente enfrenta el problema de altos niveles de desnutrición en zonas marginales, debería de establecerse una política pública de promoción de su siembra.

Política social. Diconsa, que en su sistema de distribución comercializa harina de maíz normal, debería orientarse a los maíces de alta calidad de proteína, por su capacidad de afrontar la desnutrición de las zonas marginales. Éste debería ser un programa prioritario para la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso). La negociación que está iniciando Veracruz con los pecuarios para que paguen un sobreprecio por el QPM debería realizarse en todo el país; si se tienen incrementos en pesos diarios de un 30 por ciento con este germoplasma, se debería transferir parte de las ganancias a los productores primarios mediante un pago diferencial por la calidad.

Por otra parte el sistema de investigación ha generado nuevos materiales de alto rendimiento de QPM, tal es el caso del híbrido H-564, específico para zonas tropicales que compite con los maíces de empresas trasnacionales y otros híbridos de maíz normal.

Es claro entonces que existen las alternativas tecnológicas para que el maíz tenga un alto impacto en la productividad y en la calidad nutrimental en este país. Se requiere decisiones de política para coordinar desde la federación (desde la Secretaría de Agricultura) los esfuerzos actuales de los estados, y generar un programa nacional de alto impacto. Los crecientes precios internacionales del maíz dan la pauta para lograr este objetivo.

Además en la región sur-sureste del país, en el ciclo otoño–invierno, se puede producir al menos seis millones de toneladas de este grano en tierras que actualmente estas ociosas o dedicadas a otras actividades de bajo rendimiento. Esta decisión se puede complementar con la producción de maíz de alta calidad de proteína como eje central en esta línea de política.

Ex investigador del INIFAP. Actualmente xm.ten.ygidorp@radleva privado del Corporativo de Desarrollo Sustentable SA de CV xm.ten.ygidorp@radleva

La Jornada del Campo, México, 12-9-08

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