Alertan sobre la utilización de transgénicos en biocombustibles de segunda generación
Un informe del Grupo de Acción sobre Erosión, Tecnología y Concentración (Grupo ETC), ONG que elabora estudios y análisis de tendencias socioeconómicas y tecnológicas en países en desarrollo, advierte sobre el riesgo de la utilización de plantas y árboles transgénicos con bajo contenido en lignina con destino a la producción de biocombustibles de segunda generación
Silvia Ribeiro, investigadora y responsable de Programas de Grupo ETC en México, afirma que “uno de los objetivos de las industrias que buscan establecer monocultivos de árboles para producir celulosa, tanto para papel como para combustible, es experimentar con árboles transgénicos que les permitan reducir el contenido de lignina”.
La portavoz de esta ONG internacional no hace sino refrendar el contenido del informe que han elaborado y cuyo título es Peak soil + peak oil = peak spoils, algo así como, en una traducción aproximada, Suelo máximo + combustible máximo = máximo estropicio. En él se concluye que algo que parece tan práctico para la industria resulta fatal en el caso de que se liberen árboles transgénicos al medio natural: “la contaminación implicaría el debilitamiento de los árboles silvestres, y la dispersión de polen contaminante duraría no una estación de siembra, como con los cultivos transgénicos, sino toda la vida del árbol”.
El peligro de los transgénicos y de la biología sintética
El informe dirige especialmente sus críticas hacia ArborGen, uno de los líderes mundiales en la investigación de plantas forestales y en concreto de árboles destinados a la fabricación de biocombustibles. Según Grupo ETC, ArborGen se dedicó en 2007 a adquirir viveros de importantes compañías (International Paper, MeadWestvaco y Rubicán) de Estados Unidos, Nueva Zelandia y Australia, con la intención de ampliar su investigación y desarrollo para producción de combustibles.
“Los transgénicos se sitúan como una pieza fundamental del desarrollo de la segunda generación de agrocombustibles, pero también la llamada biología sintética”, adelanta Silvia Ribeiro. “La biología sintética –continúa- se propone construir partes y sistemas biológicos que no existen en el mundo natural o rediseñarlos para realizar nuevas funciones”.
También en este apartado Peak soil + peak oil = peak spoils detecta a empresas sospechosas, como Amyris y Genencor (una subidivisión de la empresa alimentaria Danisco) o la danesa Novozymes, que, según el informe, han manipulado, con construcciones de biología sintética, enzimas, hongos y bacterias, especialmente para el procesado de celulosa dirigido a la industria de los agrocombustibles. Novozymes tiene un contrato de investigación en Brasil con el Centro de Tecnología Cañera para procesar el bagazo de caña de azúcar.
Más información: ETC Group
Energías Renovables, Internet, 15-02-08