Adiós a Dolly, hola al gran debate


Prensa



Página 12, Argentina, 15-2-03



Adiós a Dolly, hola al gran debate



El mundo científico se encontró ayer delante de un nuevo obstáculo en la carrera hacia la clonación humana: la muerte de la oveja Dolly. Para los especialistas, la técnica no llegó a su mejor nivel sino que funciona, por ahora, como una herramienta sólo aplicable a animales de algunas especies. La oveja clonada por los ingleses en el '96 tenía una enfermedad pulmonar degenerativa incurable que fue detectada por un examen veterinario. Por este motivo los miembros del equipo del Instituto Roslin de Edimburgo tomaron la decisión de sacrificarla. Aunque ahora se esperan los resultados de la autopsia para determinar si la clonación tuvo que ver con el final de la oveja, Ian Wilmut -considerado el padre de Dolly- lo puso en duda.

Dolly tenía seis años. Había nacido el 5 de julio del '96 y fue conocida públicamente recién durante el '97 (ver aparte). Para la ciencia, la oveja fue el primer mamífero clonado. Aunque su apariencia antes de morir era absolutamente normal, había nacido con anomalías cromosómicas. Las crónicas recuerdan ahora uno de sus últimos diagnósticos de enero del año pasado, cuando le encontraron una artritis muy prematura para su edad.

"Parecía que estaba bien hasta hace poco", explicó Harry Griffin, del Instituto, apenas se conoció la noticia de la muerte. El bienestar duró hasta que "empezó a sufrir problemas respiratorios que provocaron el examen veterinario y estas conclusiones". Dolly padecía una enfermedad incurable, dijo Griffin después. Puede ser un problema "en las ovejas de mucha edad, pero no es habitual que se registre: la mayoría no supera los seis años pues se las mata antes para comerlas".

Si Dolly es típica o atípica resulta ahora un tema central para quienes discuten las proyecciones de la clonación. Los exámenes deberán determinar si la afección pulmonar de la oveja tiene alguna vinculación con su origen o se desprendió de otras raíces. Esa es la tarea inminente en el Instituto Roslin. "La autopsia mostrará tal vez si la enfermedad estaba relacionada a la clonación o solamente a la falta de suerte", dijo Griffin. Para Ian Wilmut, en tanto, "lo más probable es una infección que causa una lenta enfermedad progresiva sin tratamiento efectivo".

Lo cierto es que más allá de los resultados que arroje la autopsia, para algunos especialistas la enfermedad estaría determinada por el origen genético. Los problemas respiratorios son una de las tres patologías que se vienen repitiendo entre los animales clonados. Las otras dos se dan en el aparato circulatorio y en el sistema inmunológico.

¿La muerte de Dolly es la reiteración de un patrón que demuestra las imperfecciones de la reprogramación genética?

Lino Barañao es secretario de investigación de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA y uno de los especialistas locales del complejo universo de las clonaciones. Barañao advirtió la repetición de patologías entre los animales clonados y por eso sospecha que uno de los misterios que tendrá que revelar la autopsia será el tipo de maduración pulmonar que desarrolló la oveja. "El desenlace no me sorprende -dijo- porque es coherente con el desarrollo que han tenido otros animales que alcanzaron sólo 4 o 5 años de vida."

Dolly fue un gran avance para la ciencia pero su desarrollo demuestra, según Barañao, que "esta herramienta, lejos de estar optimizada, es una técnica aún en estado embrionario". Para el especialista, "es necesario darle a la clonación su justo lugar, como una herramienta de modificación genética para algunas especies animales".

Este mismo tipo de inquietud se disparó ayer en todo el planeta. El propio Griffin, del Instituto Roslin, recordó las alertas que fueron dado desde allí a los grupos de raelianos cuando anunciaron una clonación humana en diciembre del año pasado. "Todos los grupos que trabajaron sobre la clonación de animales -dijo- alertaron sobre hechos de mortalidad post-natal y problemas con los clones durante el curso de su vida."

Algunos pobladores del mundo científico consultados por las distintas agencias de noticias a raíz de la muerte de Dolly, enmarcaron el finaldentro de un principio de envejecimiento prematuro supuestamente observado entre los animales clonados. En el caso de Dolly, ese tipo de síntoma comenzó a anunciarse en mayo del '99. En aquel momento, un estudio demostró que sus cromosomas tenían una edad errónea. El análisis indicaba que para calcular sus años reales era necesario añadirles los seis años de aquella oveja de la que Dolly había sido clonada. Cuando Ian Wilmut, considerado el padre del animal, anunciaba a comienzos del 2002 el tipo de artritis que padecía la oveja, sólo estaba reforzando las antiguas sospechas. Sin embargo otros especialistas discuten este principio de maduración acelerada. Barañao es uno ellos. Considera erróneos a estos supuestos. "Es algo que suele pensarse". dijo. "En eso insisten quienes no ven que el problema de fondo no es de desarrollo: se origina en el procedimiento de clonación."

Caminos hacia el ser humano

La corta historia de la reprogramación genética

La presentación acaparó la atención mundial y reactivó un debate ético-científico que aún no tenía nombre propio. Pero el 23 de febrero de 1997, hace casi seis años, las especulaciones tomaron forma y se vieron repentinamente confirmadas en la oveja Dolly, el primer animal clonado de una célula de adulto. La polémica se extendió tan rápido como la foto de la nueva estrella. También en tiempo record desbordó el ámbito científico: según cada caso, asombró, preocupó, indignó y dio esperanzas.

Dolly había nacido ocho meses antes, el 5 de julio de 1996, en el Instituto Roslin de Edimburgo, pero su existencia había sido mantenida en secreto hasta que su creador, el escocés Ian Wilmut, consiguió la patente de la técnica utilizada. Por primera vez y tras 277 intentos fallidos, los científicos consiguieron el nacimiento de un animal a partir de una célula tomada de la glándula mamaria de la madre, que luego unieron a un óvulo vacío de otro animal sin necesidad de que éste fuera fecundado por un espermatozoide. Eso convirtió a Dolly en estrella. Hasta entonces se habían clonado ranas, vacas y ovejas pero siempre a partir de células embrionarias.

Entonces, la versión vacuna de Dolly no se hizo esperar: meses más tarde nació en París la primera vaca clonada con esta técnica y al año siguiente otro grupo de científicos de Nueva Zelanda logró reproducir el método de Wilmut y creó a Elsie, un ejemplar de la última vaca de una raza que se alimentaba de algas y vivía en una isla bajo temperaturas extremas.

Pasaron dos años, otros dos terneros nacieron en Japón y pronto se supo que también había ranas, ratones, gatos e incluso monos, estos últimos obtenidos con células no de adultos sino de embriones tempranos. El último gran avance llegó en enero de 2002, cuando se anunció que en Virgina, Estados Unidos, se habían clonado cinco cerdos cuyos órganos podían ser usados en trasplantes humanos.

Cada nuevo clon demostró no sólo el perfeccionamiento de la técnica sino que además reveló que, en diferentes puntos del planeta, grupos de científicos experimentaban de manera constante y que estos ensayos recién eran conocidos cuando se podía mostrar el resultado.

Así fue como un día se supo que en Hawaii se habían obtenido ratones verde flúo. Sin embargo, aunque ciertos experimentos puedan desatar debates, el eje central de la polémica está desde el principio en la posibilidad de la clonación humana. Ahí es donde se cruzan concepciones éticas y científicas. Más allá de las concepciones en danza, la clave está dada por las intenciones con las que se utilice la técnica. En ese punto cobra protagonismo la llamada "clonación terapéutica", a través de embriones para fines de investigación médica destinados a la cura de enfermedades.

Como si al debate le faltaran incentivos, el padre de la criatura reconoció el año pasado que por cada animal clonado, cerca de 200 sufren malformaciones o directamente fracasan. La cifra fue conocida poco después de que Dolly cumpliera cinco años, cuando el Instituto Roslin anunció que la oveja estrella tenía artritis prematura y varios expertos reconocieron que el mapa genético del original puede ser borroso en el duplicado.

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