¡Territorios libres de transgénicos!, exigen mayas de la Península de Yucatán
Alrededor de 2 mil representantes de comunidades de Campeche, Yucatán y Quintana Roo dicen NO a los Organismos Genéticamente Modificados.
Con el mensaje en maya "MA OGM" (NO a los Organismos Genéticamente Modificados, en español) formado con los cuerpos de más de dos mil personas en siete centros ceremoniales mayas y un campo de cultivo de la Península de Yucatán, comunidades de apicultores, organizaciones y empresas que conforman el colectivo Sin transgénicos demandaron a las autoridades municipales y estatales de Campeche, Yucatán y Quintana Roo, así como a autoridades federales, que sus territorios sean declarados como "libres de transgénicos", dado el riesgo que representan esos cultivos para el medio ambiente, la apicultura, la biodiversidad y para la salud humana.
Ake, Mayapan, Kabah, Oxkintoc, Izimal, Kulubá, Dzibilchaltún, Ek Balam y Chichén Itzá, en el estado de Yucatán y Xtampak de Hopelchén, en el estado de Campeche, fueron las sedes para enviar un claro mensaje de rechazo al cultivo de OGM y manifestarse a favor de la salud humana, de la conservación del agua, la biodiversidad, de las semillas nativas -legado de la cultura maya-; y de la apicultura, que ayuda a conservar las selvas que caracterizan a la Península Yucateca a nivel mundial.
“Este territorio, estas semillas y esta forma de trabajar, nos la heredaron nuestros ancestros, es nuestra obligación y deber protegerlo, preservarlo y no entregarlo al interés comercial, al único criterio del negocio pasando por encima de los intereses de la comunidad. Las autoridades de nuestro estado pueden y deben exigir a la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) la prohibición de cualquier cultivo transgénico en nuestro territorio, en apego al artículo 90 de la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados (LBOGM) y del principio precautorio", señaló Federico Berrón, representante de Miel Integradora, S.A. de C.V.
En el 2011, la empresa transnacional Monsanto obtuvo del gobierno federal la autorización para la siembra de 30 mil hectáreas (3) de soya transgénica, misma que a fines de ese mismo año ya comenzó a generar daños importantes, entre los que destaca la introducción de polen de soya transgénica a la miel, primera fuente de ingresos de la mayor parte de las familias mayas de esta parte del país. Esa situación fue detectada por los mercados en Europa, donde esta miel no podrá ser comercializada.
Ante esto, los campesinos mayas, sus organizaciones, aliados con varias empresas exportadoras, iniciaron un juicio de amparo, gracias al cual, el Juzgado Primero de Distrito de Mérida, Yucatán, dictó ya una suspensión de oficio debido a los daños irreparables que puede ocasionar este cultivo al medio ambiente.
No obstante, Monsanto ha solicitado, de nueva cuenta, la siembra de 253,500 hectáreas de soya transgénica para este 2012 (evento MON-04032-6) en cinco polígonos que se ubican en la Península de Yucatán, Chiapas y la Planicie Huasteca.
México es el sexto productor y tercer exportador mundial de miel de abeja (Apis mellifera). El 40 por ciento se produce en la Península y más del 90 por ciento de la producción anual se exporta a la Unión Europea. Cuarenta mil apicultores y sus familias dependen de la producción de miel. 15 mil familias producen más de 10 mil toneladas de miel, generando una derrama económica superior a los 300 millones de pesos al año. La decisión del Tribunal de Justicia Europeo en el caso C-442/09 (4), al prohibir la venta de miel que contenga polen de cultivos no autorizados o requerir su etiquetado cuando contenga más del 0,9% polen de cultivos transgénicos autorizados, plantea también una afectación económica para el sector apícola.
“El riesgo de autorizar liberación de cultivos de soya transgénica es alto. Su impacto negativo para el sector apícola, sin contar externalidades ambientales, sería 55 veces mayor a su beneficio total. De acuerdo con el estudio de costo/beneficio e impacto económico realizado por expertos de la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), la aportación global a la economía de la miel es mucho mayor al de la soya en una proporción de 3 a 1 por lo que no tendría por qué haber ninguna pérdida, como lo han declarado las Secretarías de Desarrollo Rural de Campeche y de Yucatán. En el 2012 se podría promover la siembra de semillas mexicanas de soya (como la “huasteca” desarrollada por el INIFAP), la cual tiene incluso mejores rendimientos que la soya transgénica que se sembró en 2011, argumentó el economista Miguel Ángel Munguía de la EDUCE.
Científicos de universidades y centros públicos de investigación, especialistas en ecología y manejo de las abejas, así como en desarrollo sustentable del campo mexicano, ya han llamado a los servidores públicos de la Sagarpa a que no aprueben la reciente solicitud de siembra de soya transgénica en cumplimiento del principio de precaución, dado que es inevitable que tal siembra afecte la calidad y el mercado de la miel de abeja, así como a la salud de las abejas nativas, de los trabajadores del campo y demás habitantes locales.
El principio precautorio ha sido recomendado también por el relator especial para seguridad alimentaria de la ONU, Sr. Olivier de Schutter, en su informe especial sobre México, a inicios del 2012”, según explicó Xavier Moya García, director de la oficina del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo para la Península de Yucatán y Tabasco. “Es entonces adecuado que los apicultores y gobiernos soliciten la suspensión de la siembra de todo cultivo genéticamente modificado, ya que los daños ambientales, socio-económicos y humanos pueden ser no solo muy graves, sino de tipo irreparable”, añadió el funcionario internacional.
“Los transgénicos que se proyecta cultivar en la Península de Yucatán son cultivos resistentes al glifosato, ingrediente activo en muchos herbicidas comercializados en todo el mundo, incluyendo la conocida formulación FAENA, que es utilizada para el control de malezas, ya que no es selectiva elimina toda la vegetación en torno a los cultivos. Estudios recientes demuestran que los herbicidas a base de glifosato pueden tener efectos nocivos para la salud humana y el medio ambiente. La exposición de los seres humanos al glifosato ha sido vinculada a varios efectos sanitarios incluyendo efectos reproductivos, cáncer y efectos neurológicos.
El glifosato interactúa con la química y la biología del suelo, provocando una serie de impactos que incluyen la reducción de la nutrición de las plantas y el incremento de su vulnerabilidad a las enfermedades. El glifosato también puede lixiviarse hacia aguas superficiales y subterráneas, donde puede dañar la vida silvestre y, posiblemente, terminar en el agua potable", declaró Aleira Lara, coordinadora de la campaña de Agricultura sustentable y transgénicos de Greenpeace.
“Solicitamos a nuestro mandatarios estatales y municipales, emitan una opinión favorable y dirijan esta solicitud ante los funcionarios federales de la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados (Cibiogem), de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, y de la Secretaría de Agricultura para su publicación”, emplazó Rafael Canché, apicultor del municipio de Maxcanú, Yucatán.
“Exigimos la aplicación del enfoque precautorio, no sólo en la Península, sino en todo México. Dicho enfoque contenido en la declaración de Río sobre Medio Ambiente y Desarrollo, así como en Protocolo de Cartagena, firmado y ratificado por nuestro país, establece que cuando haya peligro de daño grave o irreversible, la falta de certeza científica absoluta no deberá utilizarse como razón para postergar la adopción de medidas eficaces en función de los costos para impedir la degradación del medio ambiente”, demandó Canché.