Uruguay: rechazo a instalación de planta de celulosa de BOTNIA
"La CFI debería involucrarse en el proyecto de Metsa Botnia ni otorgar crédito alguno al mismo, dado que la instalación de una o dos plantas de celulosa resultarán en graves impactos ambientales y sociales que no sólo no resolverán, sino que agravarán los problemas que viven el país y su gente"
Estimad@s amig@s, nos hemos enterado de que BOTNIA esta gestionando un préstamo de 100 millones de dólares ante la Corporación Financiera Internacional (CFI) para la instalación de su fábrica de celulosa en Fray Bentos.
La CFI es el brazo del Banco Mundial que financia inversiones en el sector privado. De acuerdo a la información de su propia página web, la CFI "promueve inversiones sostenibles del sector privado en los países en desarrollo como una manera de reducir la pobreza y mejorar las condiciones de vida de la gente". Con el objetivo de que la CFI rechace la solicitud de BOTNIA (tema que será tratado por su directorio en breve), hemos elaborado una carta, en donde manifestamos los principales argumentos de nuestro rechazo a la instalación de esta fábrica. La primer medida que nos hemos planteado es hacérsela llegar a una serie de ejecutivos de la CFI con la mayor cantidad posible de firmas de organizaciones uruguayas y argentinas. El plazo que nos hemos fijado para hacerle llegar la carta conjuntamente con las firmas es el miércoles 25 de mayo. Les pedimos que la distribuyan ampliamente entre sus redes de contactos. Todos aquellos que deseen adherir a la carta favor enviar sus datos a la siguiente dirección de correo electrónico: yu.gro.mrw@paseret (Incluir nombre y país) No duden en comunicarse con nosotros por cualquier información adicional.
Un abrazo,
Teresa Pérez
Movimiento Mundial por los Bosques
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De nuestra consideración:
Los abajo firmantes queremos transmitirle nuestra grave preocupación por la posible instalación de dos plantas de celulosa sobre el río Uruguay en las cercanías de la ciudad de Fray Bentos, Uruguay. Uno de los proyectos ha sido presentado por la empresa finlandesa Metsa Botnia, que ha solicitado un crédito a la Corporación Financiera Internacional por 100 millones de dólares (número de proyecto; 23817, nombre del proyecto: Orion). Por este motivo, consideramos muy importante que nuestros motivos de preocupación sean tenidos en cuenta al analizar dicha solicitud de crédito. En primer lugar, es importante destacar la escala de estos emprendimientos y sus posibles impactos acumulados en caso de que efectivamente se concretaran. El proyecto de la empresa española Ence es de una planta de 500.000 toneladas de celulosa al año, en tanto que el de Metsa Botnia es de 1.000.000 de toneladas.
Insólitamente, ambos emprendimientos han sido analizados por separado y la evaluación de impacto ambiental de Metsa Botnia (que fue la segunda en ser aprobada por la Dirección Nacional de Medio Ambiente), no tuvo en cuenta los impactos acumulados de las dos plantas. En segundo lugar, el informe ambiental de Metsa Botnia ha sido criticado en forma detallada por un conjunto de técnicos vinculados al grupo ambientalista uruguayo Guayubira, que en resumen expresaron que el mismo:
- no cumple con las reglas que impone el método científico: es vago en sus afirmaciones, contiene contradicciones internas y no presenta fuentes bibliográficas que permitan constatar la veracidad de las antes nombradas afirmaciones.
- no incluyó, de manera clara, información sobre los posibles efectos físicos, biológicos, sociales y de salud.
- carece de una evaluación de riesgos, y manejo de los mismos o si pueden ser prevenidos o evitados y quiénes serán los potencialmente afectados.
- el Informe Ambiental Resumen es la carta de presentación tanto del proyecto como de la firma que lo va a llevar a cabo. Es el elemento de juicio que tenemos en nuestras manos para juzgar ambas cosas y que suponemos la firma BOTNIA y sus técnicos conocen a fondo y han aprobado.
En ese contexto y en función de la falta de calidad científica y técnica del informe, se induce que es demasiado riesgoso para la salud de nuestro medio ambiente permitir que aquéllos construyan y pongan en funcionamiento la fábrica de marras. Consideramos imprescindible que la Corporación Financiera Internacional analice el informe técnico completo, que está disponible aquí.
En tercer lugar, ni Metsa Botnia ni Ence llevaron a cabo ningún estudio acerca de los posibles impactos sociales negativos de sus emprendimientos, tanto en materia de previsibles pérdidas de empleo vinculadas a los efluentes líquidos y las emisiones gaseosas (y con fuerte olor desagradable) de las plantas de celulosa, como en los posibles impactos sobre la salud de la población local. En ningún momento se tomó en cuenta que unas 1300 personas de Fray Bentos (de una población económicamente activa de 8500) obtienen empleos de la actividad turística local, en particular vinculados al Balneario Las Cañas ( ver aquí), que se verían seriamente amenazados por la presencia de dos enormes plantas de celulosa a pocos kilómetros aguas arriba de la zona turística. A ellos se suman cifras no cuantificadas de pescadores y productores de miel que también podrían perder sus medios de vida si las plantas se instalaran. Tampoco se han tenido en cuenta los posibles impactos sociales negativos del lado argentino, que también depende de las actividades turísticas como generadoras de empleo. Por otro lado, ambas empresas han exagerado el número de empleos "indirectos" que generarían, manejando cifras no fundamentadas de 8.000 empleos (Metsa Botnia) y 15.000 empleos (Ence).
A modo de ejemplo, Metsa Botnia incluye como empleos "indirectos" vinculados a la instalación de su planta a entre 1.300 y 2.200 personas que trabajan en las plantaciones y a unos 300-700 que realizan tareas en el transporte de madera. Sin embargo, es claro que estos empleos ya existen, independientemente de que se instale o no la planta de Metsa Botnia, ya que la madera igual va a ser cortada y transportada, ya sea para su exportación como rollizos o chips o para su industrialización en el mercado interno de la madera.
En cuarto lugar, se constata que las necesidades de madera para abastecer la fábrica de Metsa Botnia (y más aún si también se instalara Ence) son muy superiores a la oferta de madera a nivel local, incluso si se abasteciera también en la vecina Argentina. En efecto, Metsa Botnia requeriría 3,5 millones de metros cúbicos de madera de eucalyptus, en tanto que Ence necesitaría 1,7 millones de metros cúbicos. Asumiendo un crecimiento anual promedio de 25m3/há/año, ello implicaría una corta anual de 140.000 hás sólo para Metsa Botnia y 210.000 hás anuales para ambas plantas. A su vez, asumiendo un turno promedio de corta de 8 años, la cifra total de hectáreas necesarias para Botnia sería de 1.120.000 hás, en tanto que si también se instalara Ence la cifra ascendería a 1.880.000 hás.
En el momento actual, las plantaciones de eucalyptus en todo el país totalizan alrededor de 500.000 hás., en tanto que en la vecina provincia argentina de Entre Ríos habría unas 150.000 hás. Es decir, que la instalación de una o ambas plantas implicaría triplicar el área forestada actual. Vinculado a lo anterior, es necesario señalar que ya se están constatando graves impactos ambientales y sociales en las plantaciones de eucalyptus existentes, que se agravarían en caso de que la superficie plantada se ampliara a los niveles necesarios para abastecer a una o ambas plantas de celulosa.
Desde el punto de vista social, se ha constatado (en base a información oficial), que las plantaciones forestales generan menos empleos que cualquier otra actividad agropecuaria y que las condiciones de trabajo son peores que en la propia ganadería extensiva (donde son malas). Es decir, que la ampliación del área forestada implicaría una pérdida neta de empleos en el medio rural, que sería mayor o menor según sustituyera a actividades agrícolas o ganaderas: pero en todos los casos el balance neto de empleos sería negativo. La investigación al respecto está disponible: aquí.
Desde el punto ambiental, se evidencian graves impactos sobre suelos, agua y biodiversidad (ver aquí) A lo anterior se suma que el área de plantaciones certificadas se limita a 75.278 hás bajo el sistema del Forest Stewardship Council (FSC) y las principales empresas con plantaciones de eucalyptus certificadas son COFOSA (Metsa Botnia/UPM/Kymmene) con 31.754 hás., y COFUSA (25.210 hás). Las restantes empresas certificadas bajo el FSC tienen plantaciones de otras especies, no aptas para abastecer a las proyectadas plantas de celulosa.
Otras dos empresas importantes están certificadas por el sistema ISO 14001, pero una de ellas solo tiene plantaciones de pinos (Weyerhaeuser), en tanto que Eufores (del grupo Ence), tiene unas 40.000 hás certificadas de eucalyptus. Es también importante señalar los impactos que una o ambas plantas tendrían en materia de uso de la infraestructura carretera del país debido al tránsito de cientos de camiones con cargas de 40 o más toneladas. Ya se constatan graves impactos, tanto en los caminos rurales como en las rutas departamentales y nacionales, que deben ser sometidos a constantes reparaciones a costa del erario público. Dichos impactos se agravarían en todo el país en caso de que se ampliara el área forestada para abastecer a las plantas proyectadas. Al mismo tiempo, dichos impactos serían aún más graves en los accesos a las plantas de celulosa, provocando además congestiones en el tránsito y aumentando las posibilidades de accidentes graves.
Existen además otros problemas no resueltos en torno a la instalación de ambas plantas: 1) Una disputa internacional aún no formalizada con Argentina (que ya ha implicado planteos del Presidente argentino, de su canciller y del Gobernador de la Provincia de Entre Ríos al Presidente de Uruguay), vinculada a la posible contaminación del río Uruguay, compartido por ambos países 2) Un cuestionamiento acerca de la legalidad del otorgamiento de una zona franca a cada una de las dos empresas que pretenden instalar plantas de celulosa 3) Un cuestionamiento acerca de la legalidad del uso de enormes volúmenes de agua y su posible contaminación luego de la aprobación de la reforma constitucional del agua en las últimas elecciones. Finalmente, es fundamental destacar la creciente oposición social a estos proyectos, tanto en lo referente a las plantaciones de eucalyptus como sobre las plantas de celulosa.
Dicha oposición se hizo evidente el pasado 30 de abril, cuando unas 20.000 personas de Argentina y Uruguay se reunieron en medio del puente internacional que une a ambos países cerca de Fray Bentos para expresar su oposición a las plantas de celulosa (ver aquí).
Por todo lo anterior, entendemos que la Corporación Financiera Internacional no debería involucrarse en el proyecto de Metsa Botnia ni otorgar crédito alguno al mismo, dado que la instalación de una o dos plantas de celulosa resultarán en graves impactos ambientales y sociales que no sólo no resolverán, sino que agravarán los problemas que viven el país y su gente.
Le saludan muy atentamente,
FIRMAS