Una minga por la soberanía para Colombia en 2005

Idioma Español
País Colombia

La convocatoria que a todos los colombianos propone el Mandato Indígena llama a construir una economía propia, a volver a las raíces, a "echar mano de la sabiduría contenida en las memorias colectivas"

Después de haber sido proclamada la Guardia Indígena del Cauca por varios medios y entidades como personaje nacional en 2004, sobraron las reseñas anecdóticas y las crónicas acerca de los hechos por los cuales mereció las distinciones que le fueron otorgadas. No obstante, ningún reportaje de los que a la sazón se publicaron, destaca el auténtico mensaje que estas comunidades, la gran mayoría de la etnia NASA, quieren enviarle al resto de la nación colombiana. La Guardia Indígena es tan sólo una de las expresiones de todas las que estos meritorios compatriotas quieren difundir en lo que han compilado como Mandato Indígena.

Partiendo de la Minga como "trabajo colectivo para el bien común" y de los objetivos de esta gran campaña que se iniciara desde el Congreso Indígena de septiembre de 2004 por "la vida, la justicia, la alegría, la libertad y la autonomía", los preceptos que se exponen en dicho mandato lo convierten en una guía adecuada para las decenas de millones de colombianos que hoy deambulan sin destino o viven una cotidianidad sin esperanza bien en las zonas rurales o bien en las áreas urbanas de
nuestra geografía. Esa convocatoria pretende armar con valores de dignidad y resistencia a todos quienes están excluidos de la orgía financiera actual y que deben, tanto como los indígenas y con ellos en solidaridad recíproca, afrontar al que identifican como el principal desafío en el transcurso de la historia de esta nueva época: la estrategia del neoliberalismo que pone en riesgo hasta la vida misma al volver mercancía y fuente de lucro todo cuanto existe sin respetar fronteras nacionales.

El Mandato denuncia, en esa lógica, al ALCA y al Tratado de Libre Comercio (TLC) de Colombia con Estados Unidos como "formas de agresión peligrosas" controladas y dirigidas por las corporaciones multinacionales y los centros financieros que se oponen al "país justo, respetuoso, democrático y en paz" cual es el proyecto de vida que los indígenas le proponen al país. Por ello rescata la Resistencia Civil, que ha usado su Guardia para defender la vida de las comunidades y preservar sus territorios, para enfrentar lo que califican como "situación de emergencia" en tanto avanzan las negociaciones de tales tratados y, acorde con los mismos, las reformas constitucionales que promueve el Ejecutivo y que se aprueban en el Congreso por las mayorías gobiernistas para construir una nueva juridicidad de tipo colonial.

Tal Resistencia Civil se basa en el "valor de la palabra" fundamentado en la fuerza de los argumentos y en las movilizaciones en cuanto "la palabra sin acción es vacía" como también a que "la acción sin palabras es ciega". Y, en contravía a las constantes mentiras acompañadas con "armas cada vez más sofisticadas" con las que "llegan a atropellarnos asegurando que es por nuestro propio bien", reclaman como garantía plena de la democracia que los pueblos sean consultados en cuanto a la conveniencia o no del TLC y demás tratos similares. La convocatoria que a todos los colombianos propone el Mandato Indígena llama a construir una economía propia, a volver a las raíces, a "echar mano de la sabiduría contenida en las memorias colectivas" y, en fin, a contender con lo mejor de la nación contra el Proyecto de Recolonización, un Proyecto de Muerte como bien lo cataloga. Por esto, para 2005, la mejor, más limpia y primera de todas las causas, por encima de las intrigas, maniobras y cálculos politiqueros de este año electoral, está la Minga por la Soberanía, convocada por las comunidades indígenas de Colombia y a la cual habrán de concurrir los auténticos patriotas y los verdaderos demócratas; ella será, sin duda, un extraordinario "trabajo colectivo" por el más caro de los bienes comunes: la autonomía nacional, requisito indispensable para que logren florecer la vida, la justicia, la alegría y la libertad.

Fuente: MOIR

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