¿Un INTA para alimentar al pueblo o para engordar las billeteras de unos pocos?
El Gobierno Nacional apura la designación de nuevas autoridades en el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), uno de los organismos públicos con mayor territorialidad en nuestro país. Con esta decisión buscan nombrar nuevos directivos afines a las políticas de la actual gestión.
La Sociedad Rural, CRA, la Federación Agraria, Coninagro y Aacrea son las únicas entidades agropecuarias que poseen sillas en el Consejo Directivo y apoyan este apuro. Las organizaciones reunidas en el Foro Nacional por un Programa Agrario Soberano y Popular, que representan a trabajadores y trabajadoras de la tierra y vinculadxs al sistema Agroalimentario, afirman que el INTA necesita reformarse para atender las necesidades de la Agricultura Familiar, Campesina e Indígena, y de todo el Pueblo Argentino en tanto consumidor de alimentos.
A pesar de que el gobierno de Cambiemos se propuso ser góndola para el mundo, hoy vemos que las políticas públicas concentran y benefician a los agroexportadores (volviendo a fomentar la exportación de materias primas y no de productos industrializados), al mismo tiempo que empobrece a las economías regionales y el abastecimiento local, en un intento de destruir la Agricultura Familiar.
La reforma del INTA debe incluir la representación de campesinos, indígenas y agricultores familiares, así como de trabajadorxs del Estado. Y no solo en el Consejo Directivo Nacional, sino en los diferentes espacios de participación social y decisión política que tiene la institución. Con esto, se podría frenar el desmantelamiento de estos sectores, tal como está sucediendo hoy, evidenciado en políticas como el cierre de tres Institutos de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Agricultura Familiar, el desmantelamiento de programas de Extensión Rural, la pérdida de capacidad operativa y el desfinanciamiento de distintos proyectos con alcance territorial.
Asimismo, es necesario que esta refundación aborde con urgente compromiso la producción y distribución de alimentos sanos, en línea de abonar la soberanía alimentaria que necesita nuestro pueblo, sin perder de vista el impacto que el modelo productivo tiene en la salud de productorxs, trabajadorxs rurales, las comunidades circundantes y al ambiente en general.
El bienestar y la productividad de las familias agrícolas es un pilar para mejorar la alimentación del pueblo argentino. El desamparo de los pequeños productores afecta el empleo rural, el arraigo y las economías regionales; solamente favorece a las grandes empresas, grupos concentrados y multinacionales.
No legitimamos un INTA funcional al agronegocio y las corporaciones. Necesitamos un INTA territorializado que represente a las mayorías que alimentan el país y generan mano de obra y arraigo rural, desarrollando la soberanía y seguridad alimentaria.
Fuente: Foro Agrario Nacional