Stephan Schmidheiny: un manifiesto sin fin
"El manifiesto de las víctimas contra Schmidheiny está más que justificado, habrá más en el futuro porque el amianto mata “gota a gota”, y esta extrema crueldad hará volver muchas veces las miradas indignadas hacia el magnate que disfruta de su “trono de sangre”, en la casi total impunidad (no piensa, ha dicho, pisar las cárceles italianas)."
Firmamos en apoyo a su persona… y con el propósito
de otorgarle toda la honra y merecimiento que merece
(Del manifiesto a favor de S. Schmidheiny, 2012)
Los abajo firmante hacemos un llamamiento solemne
a las autoridades internacionales para declarar a S.
Schmidheiny “persona non grata” en la Conferencia
Río+20. Como un criminal condenado por causar un
desastre ambiental…
(Del manifiesto promovido por las víctimas mundiales del amianto, 2012)
¿Quién es este suizo tan famoso y que despierta tan encontradas opiniones?
Es el último vástago de la familia Schmidheiny, que durante casi todo el siglo XX ha dominado el negocio del amianto, la industria más criminal que haya existido jamás, y “cuya fortuna se amasó con el negocio del mineral letal a costa de la salud y la vida de cientos de miles de personas en todo el planeta”, según reza otro manifiesto promovido por Ecologistas en Acción (entidad que agrupa a más de 300 grupos de todo el estado), contra AVINA y Ashoka, y que hasta julio de 2012 ha sido firmado por más de 200 organizaciones de 23 países.
El amianto o asbesto, como se sabe en los más de 55 países en los que está prohibido, es un cancerígeno de tipo I (produce cáncer y no hay dosis mínima segura) y, según la OMS, existen 125 millones de personas actualmente expuestas al mismo en su trabajo. La misma OMS predice que, aparte de los millones de muertes que ya ha producido en todo el siglo XX, en las próximas décadas se esperan cerca de 125.000 fallecimientos adicionales al año. Una hecatombe.
Este genocidio, este crimen contra la humanidad, tiene responsables con nombres y apellidos. Basta ya de tapar a los receptores de donaciones: no se puede callar ante el genocidio. El cura Rubén Omar ha denunciado hace poco, públicamente, a otro colega suyo argentino por haber defendido al asesino Videla, y se ha justificado diciendo: “No podemos callar ante el escándalo. ¿Quién podrá creernos si somos rápidos refiriéndonos a palabras o acciones de otros, pero nos escondemos en silencios cómplices cuando de nosotros se trata?”. Pues a eso vamos.
Pero algo tendrá Schmidheiny cuando muchos lo defienden. Desde luego, tiene dinero, mucho dinero. Porque no solo ha sido heredero y gestor del amianto, ha sido también directivo de Nestlé, de la Unión de Bancos Suizos y ABS Brown entre otras ejemplares multinacionales. Y con esa fortuna se ha echado a filántropo del medio ambiente. A tal fin fundó la sociedad llamada AVINA en 1994, y desde entonces, en estrecha fusión con Ashoka, andan seleccionando líderes a los que pagan sueldos y viajes, y dando dinero a organizaciones de todo tipo, incluidas las autodenominadas alternativas, para hacer tres cosas: legitimar el capitalismo, hacer el negocio de la economía verde (agua, etc.) y penetrar en los movimientos sociales para que les ayuden en los negocios . En el caso de Stephan Schmidheiny, además, se trata de lavar su imagen personal. De ahí la necesidad de un manifiesto de apoyo en un momento que, a los ojos del mundo, aparece como un asesino de trabajadores y de sus familias. Ha recurrido a sus empleados y beneficiados, para que inunden con sus adhesiones la campaña de calumnias y difamación que circulan sobre su persona, y así poder ahogar estas falsedades (“amplia desinformación publicada como consecuencia del juicio de Turín”, le llaman en el manifiesto). De ahí las firmas de los INCAE, Masisa, Fe y Alegría, Océana, Ecodes, AVINA, Ashoka, Viva Trust, etc., y desde España los nombres de Arturo López, Jordi Juanos, Juan Gómez Cáceres, María J. Arcilla, Natalia Grabielli, Xavier Pastor- ex responsable de Greenpeace- y Víctor Viñuales - socio de AVINA y consejero de Inditex-, de momento. El resto de financiados y socios-líderes, de los movimientos sociales, que aún no se han apresurado a figurar en la lista de adherentes, tendrán una difícil papeleta que resolver. ¿Responderán a la llamada de su financiador? Hagan lo que hagan quedarán mal con alguna de las partes: no se puede servir a dos señores.
Pero claro, cuando se tienen esos antecedentes y estos empiezan a pesarle como una losa no tiene más remedio que tomar toda clase de iniciativas higiénicas. Porque en efecto, acaba de producirse (febrero, 2012) la condena de Schmidheiny a 16 años de cárcel por ser responsable de la muerte de más de dos mil (¡) personas de un solo pueblo italiano (Casale Monferrato y sus alrededores). El fiscal Guariniello que ha llevado el caso- iniciado en 2001- en medio de la vista consideró que debía revisar las penas solicitadas al alza y pidió 20 años de cárcel para el imputado, porque, dijo: " Pude volver a leer las sentencias del Tribunal Superior pronunciado en los casos más graves de los desastres y muertes, y me di cuenta que no era nada comparado con un desastre como el que se revivía en el curso de este juicio”.
Y es que en Casale- Monferrato, un pueblo de 33.000 habitantes, una fábrica de amianto instalada desde 1906 a 1986, ha matado a miles de personas y después de 25 años de estar cerrada cada semana muere un vecino, víctima del mineral caído en manos de estos capitalistas. Un reciente trabajo epidemiológico de la universidad de Padua ha llegado a la conclusión de que en los residentes de esta ciudad “las muertes no se acabaran hasta 2031 y, en las próximas dos décadas, quinientos cinco casos más de mesotelioma serán diagnosticados”. Casale estará en estado de “terror” permanente durante los próximos veinte años, porque el 30% de los efectos del amianto se produce fuera del trabajo, es doméstico o ambiental, y el mesotelioma tiene un periodo de latencia de más de cuarenta años, de ahí que su finalización no sea hasta 2031. ¿Puede haber algo más siniestro?
El manifiesto de las víctimas contra Schmidheiny está más que justificado, habrá más en el futuro porque el amianto mata “gota a gota”, y esta extrema crueldad hará volver muchas veces las miradas indignadas hacia el magnate que disfruta de su “trono de sangre”, en la casi total impunidad (no piensa, ha dicho, pisar las cárceles italianas). En 1985, se calcula que la familia suiza (Schmidheiny) y belga controlaban el 25% de todo el amianto-cemento del mundo, principalmente en Europa y Latinoamérica: ¡la de gente que morirá por su causa! Como decía un familiar de una víctima, entrevistada por la periodista Maria Roselli , “cómo puede vivir la familia Schmidheiny sabiendo cuántas personas han muerto por culpa del amianto”.
A principios del siglo XX se descubrió que ciertas rocas asbestósicas se mezclaban muy bien con el cemento dando lugar a un material, el amianto-cemento, muy liviano, impermeable, resistente al calor, e inmarcesible, por tanto dispuesto para mil usos. Tales propiedades atrajeron la codicia de los empresarios y, en poco tiempo, sobre 1929 estaba constituido un lobby oligopólico al que denominaron “Eternit”; e igualmente a muchos de sus productos los bautizaron con este mismo nombre que apunta a la eternidad, a lo sin fin.
Por su utilidad, abundancia, versatilidad y con el control mundial del mercado, los propietarios de este “invento” (cuatro corporaciones en el mundo, una de ellas la llamada Eternit) tuvieron ganancias enormes durante cerca de cien años. Se las prometían felices por los siglos de los siglos. Olvidaron, como Eos olvidó solicitar el don de la eterna juventud, pedir a Zeus el don de la inocuidad y por eso el amianto, un cancerígeno de grado máximo expandido por todo el mundo, también, eternamente, indefinidamente, estará causando enfermedad y muerte entre la población. ¡Que ironía!, Eternit: la sombra de la eternidad, de lo sin fin, de lo indefinido acompañará a Schmidheiny y a sus colaboradores.
El pasado 15 de agosto recibíamos la noticia de que en Australia se están retirando del mercado 23.000 coches importados de China, por la presencia de amianto en el motor. E, igualmente, muchos objetos que vienen de países en donde no está prohibido el amianto, traen el mineral incorporado, como es el caso relatado en la TVE de los termos importados de China. Pero esto no es nada comparado con la cantidad de amianto que inunda nuestras vidas: depósitos, tejados ondulados y planos, aislantes, etc. Pero sobre todo tuberías de conducción de agua, miles de kilómetros de tubería por todas las ciudades, los pueblos, por el campo... por todas partes. Y esto hay que irlo eliminando y depositarlo en un vertedero controlado porque es un problema grave de salud pública. Pero solo en Casale, el desamiantado que está en curso, puede costar 80 millones de euros. De modo que si siguiésemos el principio del que “contamina paga” toda la fortuna de los Schmidheiny habría de ponerse al servicio de las víctimas y del desamiantado del mundo. Y no llegaría, porque el daño personal y ambiental es enorme.
En lugar de eso hacen filantrocapitalismo a través del tándem AVINA-Ashoka.
Cómo opera AVINA-Ashoka: unos ejemplos recientes de sus dos caras
La primera fase es la de la imagen. Toman contratada la presencia de líderes de la sociedad civil con influencia, hablan de ética, responsabilidad y sostenibilidad sin parar y organizan eventos sonados. La reciente cumbre de NNUU sobre Desarrollo Sostenible llamada Río+20 tuvo tres actores: de un lado la cumbre oficial, de otro la habitual contracumbre o Cumbre de los Pueblos y un tercer actor inesperado, el Foro de Emprendedurismo Social en la Nueva Economía, de la mano de AVINA-Ashoka y la Fundación Rockefeller. Es la fase de la imagen, y esta es la muestra:
La segunda fase es la de la realidad. Después de traer personalidades del mundo alternativo a legitimar su evento y de hablar de una nueva economía que se apoya “en el reconocimiento del papel decisivo que tiene la iniciativa empresarial social en el movimiento que busca reunificar a la sociedad, la naturaleza, la ética y la economía como bases para el desarrollo sostenible”, según su propia jerga, veamos cómo entienden todo este asunto. La siguiente imagen, como la anterior, tomada de las páginas web de AVINA recientemente lo dice todo:
Evidentemente, el mejor aliado para hacer otra economía del agua es Coca Cola. Una multinacional expulsada de varios estados de la India por sus abusos en la extracción y en la contaminación de las aguas, expulsada de los campus de varias universidades europeas y usamericanas, sospechosa de ser una de las responsables de la epidemia de gordura que asola el mundo “rico”, en fin, condenada por el Tribunal Permanente de los Pueblos por sus prácticas que violan los derechos humanos.
Esta alianza no resulta nada extraña habida cuenta de los antecedentes de Schmidheiny, durante muchos años, como Directivo de Nestlé, multinacional que junto a Coca Cola es uno de los cuatro grandes oligopolios del agua embotellada. Por sus obras los conoceréis y estas son sus credenciales. Para qué seguir. Pilar Galindo, socia de la Sociedad Española de la Agricultura Ecológica y de los GAKs de Madrid, con relación a la Exposición Universal de Zaragoza de 2008, cuyo lema era “Agua y Desarrollo Sostenible”, y que patrocinaba Coca Cola, se preguntaba: “¿Qué tiene que ver Coca-Cola con la alimentación y agricultura ecológicas, el agua y el desarrollo sostenible?” Pues la respuesta ahora se torna sencilla: que el pabellón denominado El Faro, donde aparcaron los movimientos sociales, estaba organizado y conducido por tres socios-líderes de AVINA.
Concluyendo
Estas fundaciones del gran capital han penetrado profundamente en los movimientos sociales alternativos en los últimos diez años en España, lo cual ha sido denunciado desde distintas vertientes y está dando sus frutos. Por nuestra parte llevamos tres años avisando de su presencia e intenciones, así como de la tragedia del amianto que los acompaña. AVINA-Ashoka, las filantrópicas del amianto y los transgénicos, son enemigos del pueblo y de la Madre Tierra, como decía el Grupo de Reflexión Rural, argentino, rechazando su presencia en el pasado encuentro de Cancún, en 2010, sobre cambio climático.
Paco Puche
Septiembre, 2012
Notas:
1- Ver aquí
2- Ver aquí
3- Ver aquí
4- Dice María Zapata, directora de Ashoka en España: “los emprendedores sociales trabajan con las poblaciones pobres y su labor es acercar a las multinacionales hasta ellas…” (junio 2011)
5- El mesotelioma es un cáncer específico del amianto, que no tiene cura, y que produce unos sufrimientos atroces, según relatan los familiares de las víctimas.
6- El libro de la periodista suiza Maria Roselli (2010), La mentira del amianto. Fortunas y delitos, es imprescindible para conocer la tragedia del amianto y la responsabilidad de los Schmidheiny.
7- Vandana Shiva: Aquí
8- Ver mi trabajo: “MarViva es AVINA. (La metáfora del queso de Gruyère)”: Aquí
9- Ecologistas en Acción, Plataforma Rural, Fundación Nueva Cultura del Agua, etc., han rechazado a estas fundaciones, pero algunas otras asociaciones que han colaborado, recibido donaciones de ellas o apoyado a las colaboradoras siguen calladas, y no han condenado ni el genocidio del amianto, ni se han desvinculado fehacientemente de sus benefactores financieros. No han firmado ninguno de los manifiestos en contra reseñados, aunque se les ha invitado a hacerlo.
10- Ver aquí