Pueblo Awajún resiste a nuevo embate de minera Afrodita
Los indígenas del pueblo Awajún y Wampis del distrito de El Cenepa, en la provincia de Condorcanqui, departamento de Amazonas, resistieron, una vez más, a un presunto nuevo intento de invasión minera de la compañía Afrodita SAC en la Cordillera del Cóndor.
Las resoluciones que a mediados de enero anunciaban el reconocimiento de Jempets y Kumpanam, dos comunidades nativas pro-mineras en esta zona, han sido finalmente anuladas por el Gobierno Regional de Amazonas ante las firmes protestas del pueblo indígena.
Si bien con esta decisión se anula el reconocimiento indebido de dos comunidades alejadas del vínculo ancestral territorial, esto no acaba con el proceso que busca legitimarlas a toda costa.
Afrodita: La compañía minera detrás de los truncados reconocimientos
Cuando el pasado 17 de enero, la Dirección Regional de Agricultura decidió emitir una resolución reconociendo a las comunidades nativas Jempets y Kumpanam, los pueblos indígenas Awajún y Wampis de El Cenepa protestaron.
El hecho se dio pese a las advertencias de líderes indígenas awajunes como Oscar Chigkun, quien en una reunión de febrero del 2019 realizada en la localidad de Huampami, alertó de las intenciones pro-mineras que escondían estos reconocimientos.
«Este tipo de peticiones no responden a un consenso de las organizaciones y las comunidades. Simplemente es un grupo de personas manejadas por la empresa Afrodita que justamente están coincidiendo la filiación de las comunidades», expresó Chigkun en el encuentro que contó con la participación del gobernador regional de Amazonas, Oscar Altamirano.
Enseguida, el líder indígena recalcó: «Kumpanam y Jempets son política de la empresa minera Afrodita para poder presentarse ahí».
Ahora, se había consumado el primer paso de una presunta maniobra de la compañía minera Afrodita SAC, que desde hace mucho tiempo intenta penetrar en la Cordillera del Cóndor, ignorando que esta área es considerada desde 1996 como una zona prioritaria para la conservación de la diversidad biológica del Perú.
Por si fuera poco, en noviembre del 2001, el Instituto Nacional de Recursos Naturales (Inrena) emitió una opinión técnica de incompatibilidad de la actividad minera con las características de la Cordillera del Condor, una opinión que se dio en respuesta a la solicitud de Afrodita SAC para explorar y explotar 39 concesiones mineras en la zona.
El año 2004, las negociaciones entre las comunidades indígenas y el Estado para proteger la zona devinieron en la creación del Parque Nacional Ichigkat-Muja a lo largo de la Cordillera del Cóndor; pero tres años después, los intereses mineros volverían a aparecer.
El parque que inicialmente contaría con un área de más de 152 mil hectáreas, terminó siendo recortado —inconsultamente— a solo 88 mil hectáreas. Este fue el espacio con el que se creó oficialmente el 10 de agosto del 2007. ¿Qué había ocurrido?
Crónica de un engaño
«El área original fue recortada en 69.829 hectáreas, dejando sin protección todas las cabeceras de los ríos Comaina, Numpatkeim y Sawientsa, afluentes del Cenepa. […] Convenientemente fuera del Parque Nacional quedó el área donde se concentraban las propiedades de Minera Afrodita [...]».
Este fragmento forma parte del libro «Perú: Crónica de un engaño. Los intentos de enajenación del territorio fronterizo Awajún en la Cordillera del Condor a favor de la minería». El texto fue publicado en el 2009 y explica las verdaderas razones por las que el Parque Nacional fue recortado sin previo aviso.
En el documento además se da cuenta de una serie de reuniones que tuvieron lugar a partir de julio del 2005 entre representantes del Ministerio de Energía y Minas, el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, el Ministerio de Defensa, la Cancillería y el gerente de Afrodita, Jorge Bedoya Torrico, para obligar al Inrena a dar una opinión favorable del proyecto minero.
«En noviembre de ese año, en la última de estas reuniones los participantes conminaron a INRENA a ‘emitir opinión favorable’ a la actividad minera, en un plazo de 3 días, y ‘consignar expresamente la compatibilidad de la actividad minera de la Compañía Afrodita en la Cordillera del Cóndor’», señala el informe.
El acuerdo al que habían llegado en esa reunión sería luego confirmado por el propio Jorge Bedoya en declaraciones a la comisión que presidió en el 2009 el congresista Guido Lombardi, quien asumió la investigación de los hechos acontecidos antes, durante y después del Baguazo.
El informe del excongresista Lombardi concluía entonces que desde el Poder Ejecutivo se promovió «al máximo la inversión privada en la explotación de recursos naturales, pasando muchas veces por encima de mandatos constitucionales como el de la consulta previa» en la Cordillera del Cóndor.
Pese a tales antecedentes, en el 2013 el Gobierno Regional de Amazonas le cedería a la compañía minera un predio de 57 hectáreas conocido como ‘El Tambo’, ubicado en una zona dentro de la cordillera. Ante las constantes denuncias públicas, la Superintendencia de Bienes Nacionales anularía la transferencia del área tres años después, el 30 de mayo del 2016.
El pueblo Awajún resiste
A partir de los hechos, queda claro que la compañía minera Afrodita SAC no es una empresa con pretensiones nuevas en la Cordillera del Cóndor. Sus intereses han estado siempre al acecho de este territorio.
Es por eso que no sorprende imaginar que podrían haber llegado al punto de motivar la creación de dos supuestas comunidades nativas para, a través de ellas, confabular un proceso armado de consulta previa que les permita ingresar a extraer oro en esta zona.
Las exigencias del pueblo Awajún y Wampis son claras: el proceso de reconocimiento de estas comunidades debe anularse totalmente y esa porción del territorio que se le recortó al Parque Nacional Ichigkat-Muja debe restituirse. De no ser así, los pueblos indígenas continuarán resistiendo.
Fuente: Servindi