Peligra el futuro de la alimentación humana
Será difícil acabar con el hambre para 2030 porque está en peligro la capacidad de la humanidad para alimentarse debido a las crecientes presiones sobre los recursos naturales, la mayor desigualdad y las consecuencias del cambio climático, alerta el último informe de la FAO.
En los últimos 30 años, se lograron grandes avances significativos en la reducción del hambre, aunque la “expansión de la producción alimentaria y del crecimiento económico vino con un costo muy alto para el ambiente”, señala la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) en el documento divulgado este miércoles 22.
“Casi la mitad de los bosques que antaño cubrían el planeta han desaparecido y las aguas subterráneas se agotan con rapidez”, señala el documento “El futuro de la Alimentación y la Agricultura: Tendencias y desafíos”. “Las fuentes de agua subterránea se agotan rápidamente. La biodiversidad se ha visto gravemente erosionada”, precisa (ver aquí).
Eso hace que “de continuar las tendencias actuales, podrían superarse los límites planetarios”, alerta el director general de la FAO, José Graziano da Silva, en la introducción al informe.
En 2050, se estima que el planeta tendrá 10.000 millones de habitantes. En un contexto de moderado crecimiento económico, el aumento de población elevará la demanda mundial de productos agrícolas en 50 por ciento respecto de la actual, lo que incrementará la presión sobre los recursos naturales ya muy exigidos.
Asimismo, un mayor número de personas comerán menos cereales y más carne, frutas, verduras y alimentos procesados, como resultado de la actual transición que experimenta la dieta global y que se suma a las presiones ya existentes, generando más deforestación, mayor degradación del suelo y un aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero.
A eso se suman las dificultades derivadas del cambio climático, lo que “afectará cada aspecto de la producción alimentaria”, señala el informe, como una mayor variabilidad en las precipitaciones, mayor frecuencia de sequías e inundaciones.
¿Hambre cero?
La cuestión central que plantea la FAO en su informe es si los sistemas alimentarios y agrícolas serán capaces de cubrir de forma sostenible las necesidades futuras de la creciente población mundial.
Según la la agencia, sí podrán hacer frente a esas necesidades crecientes y de forma sostenible, pero para lograrlo y asegurarse de que los beneficios lleguen a toda la humanidad, se necesitarán “grandes transformaciones”.
Pero sin un impulso a las inversiones y un reequipamiento de los sistemas alimentarios, muchas personas todavía seguirán hambrientas en 2030, cuando vence el plazo para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, en especial el de erradicar la inseguridad alimentaria crónica y la malnutrición, alerta el documento.
“Sin un esfuerzo adicional para promover un desarrollo que tenga en cuenta a los más pobres, reduzca las desigualdades y proteja a los más vulnerables, más de 600 millones de personas estarán subalimentadas en 2030”, precisa. “De hecho, los avances actuales no serán suficientes para erradicar el hambre para 2050”, acota.
¿De dónde vendrá nuestra comida?
Dada las pocas posibilidades de aumentar las tierras dedicadas a la agricultura y el agua empleada, el aumento de la producción para cubrir la mayor demanda tendrá que lograrse principalmente mejorando la productividad y la eficiencia en el uso de los recursos, recomienda la FAO.
Pero es preocupante la tendencia a la estabilización del crecimiento de la producción de cultivos importantes. Desde la década de los años 90, las cosechas de maíz, arroz y trigo aumentaron en promedio uno por ciento al año, advierte el informe.
Para hacer frente a los desafíos señalados en el documento, entre otros, no es posible seguir haciendo lo mismo como hasta ahora.
“Se necesitarán grandes transformaciones en los sistemas agrícolas, en las economías rurales y en la gestión de los recursos naturales si queremos hacer frente a los múltiples desafíos que tenemos por delante, así como si queremos explotar todo el potencial de la alimentación y la agricultura para garantizar un futuro saludable para todas las personas y todo el planeta”, subraya.
“Los sistemas agrícolas intensivos que utilizan muchos insumos, causantes de la masiva deforestación, de la escasez de agua, del agotamiento del suelo y de las grandes emisiones de gases invernadero, no pueden ofrecer una producción agrícola y alimentaria sostenible”, asegura la FAO.
Más con menos:
El mayor desafío es producir más con menos, al tiempo que se protegen y se mejoran las distintas formas de sustento de los pequeños agricultores familiares y se garantiza la alimentación de las personas más vulnerables.
“Para ello se precisa un enfoque de doble vía que combine las inversiones en protección social con inversiones en actividades favorables a los pobres. De esta manera, se abordará la subalimentación al mismo tiempo que se incrementarán las oportunidades para la generación de ingresos de las personas pobres”, recomienda la FAO.
Según esa agencia de la ONU, el mundo debe cambiar a sistemas de alimentación más sostenibles, que logren un uso más eficiente del suelo, del agua y de otros insumos y reduzcan de forma sensible el uso de combustibles fósiles, para reducir drásticamente las emisiones contaminantes, lograr una mayor conservación de la biodiversidad y reducir el volumen de los desperdicios.
Para se necesita una mayor inversión en los sistemas agrícolas y agroalimentarios, así como más fondos para la investigación y el desarrollo, recomienda el informe, así se podrá promover la innovación, impulsar la producción sostenible y encontrar mejores formas de hacer frente a los problemas de escasez de agua y de cambio climático, precisa.
Además de impulsar la producción y la resiliencia, es también fundamental crear cadenas para el suministro de alimentos que mejoren la relación entre productores y mercados en las ciudades de los países de bajos y medianos ingresos, además de medidas para mejorar el acceso de los consumidores a alimentos seguros y nutritivos y a un precio accesible, como políticas de precios y programas de protección social, añade el informe.
El director adjunto de la FAO para economía y desarrollo social, Kostas Stamoulis, subrayó que el mayor desafío para la agricultura y la alimentación en el futuro será el recalentamiento planetario. “Requiere cambios en las prácticas agrícolas y en el desarrollo de una agricultura que se adapte mejor al cambio climático”, subrayó.
Stamoulis, y los otros dos autores del informe, Rob Vos, director de la División de Desarrollo de Economía Agrícola, y Lorenzo Bellu, jefe del equipo de Estudios de Perspectiva Mundial, organizaron el martes 21 una conferencia de prensa para profundizar sobre los asuntos más importante de este nuevo informe de la FAO.
Traducido por Verónica Firme
- Foto por FAO.
Fuente: Inter Press Service (IPS)