México, capaz de enfrentar problemas de producción sin el maíz transgénico
México no necesita al maíz transgénico para hacer frente a los problemas de producción, pues ha generado más de 280 híbridos y variedades mejoradas del grano y puede proveer de germoplasma para solucionar las dificultades agrícolas, aseguraron especialistas integrantes de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS).
En la mesa de diálogo en torno a la pieza del artista Javier del Cueto denominada Mazorcas: más de 100 mil granos de maíz, realizada en el foro Dahlia del Jardín Botánico de la Universidad Nacional Autónoma de México, remarcaron que es una falacia la posibilidad de coexistencia de los maíces genéticamente modificados y los criollos, pues los primeros siempre contaminarán a los nativos.
Por tanto, alertaron del peligro que representa la liberación de maíz transgénico y llamaron a participar en la campaña emprendida por el maestro Francisco Toledo, para recabar un millón de firmas de adhesión a la petición que hizo al presidente Enrique Peña Nieto el 30 de marzo de 2014 a través de una carta, en la que lo exhorta a no autorizar la siembra del maíz transgénico en México.
En el encuentro, efectuado en el contexto de la exposición Milpa ritual imprescindible, Adelita San Vicente, del Programa Agricultura y Alimentacíon, Grupo de Maíz Transgénico de la UCCS; el antropólogo Eckart Boege; Antonio Turrent, del Observatorio Socioambiental, y Alejandro Espinosa Calderón, coordinador del Programa Agricultura y Alimentación de la UCCS, subrayaron el valor biocultural que tiene el maíz criollo e insistieron en que no hay coexistencia posible entre las especies patentadas del grano y las nativas.
Espinosa Calderón señaló que en las más de 2 millones de unidades de producción existentes en el país, los campesinos mejoran los maíces en cada ciclo agrícola. Advirtió que con la aprobación de los transgénicos de las trasnacionales eso sería arrasado, porque en muy pocos ciclos (de siembra) nuestros granos estarían contaminados por los genéticamente modificados, lo que redundará en la destrucción de la diversidad genética del maíz.
Proceso irreversible
Turrent explicó que desde las primeras denuncias contra la contaminación transgénica, hace alrededor de 16 años se ha comprobado que ese proceso ha avanzado y que de autorizarse siembras con esos productos ese proceso será irreversible.
Los activistas dieron a conocer una misiva enviada a la UCCS por la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad y la Naturaleza de América Latina, en la cual expresa su apoyo a la postura que ha tenido la organización en su defensa del maíz nativo y en contra de la aprobación de liberación al ambiente de variedades del transgénico.
Añaden que su objetivo es apoyar a las organizaciones de la sociedad civil y los movimientos sociales en los procesos de resistencia contra el saqueo y la contaminación.
Fuente: La Jornada