México: El cultivo de aguacate tiene grave impacto ambiental
El cultivo de aguacate representa para el estado de Michoacán ingresos anuales por 33 mil 848 millones pesos; sin embargo, el proceso para cosechar el fruto –llamado también el oro verde– tiene un grave impacto en el medio ambiente, expuso Alberto Gómez-Tagle Chávez, investigador de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH).
El especialista plantea que el cambio de uso de suelo, la erosión provocada por la tala inmoderada y la construcción de 50 mil ollas de acopio de agua, impiden la captación, filtración y almacenaje de líquido, al interrumpirse el ciclo hidrológico.
En el artículo Los riesgos del agua en el cultivo de aguacate, publicado por la Agencia Informativa Conacyt (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología), el experto del Instituto de Investigaciones sobre los Recursos Naturales de la UMSNH, sostiene que el impacto negativo de este monocultivo en la disponibilidad de agua es realmente grave.
Refiere que el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera ha revelado que en Michoacán existen por lo menos 158 mil hectáreas de aguacate que han invadido y desplazado una importante superficie boscosa natural de pino.
No obstante, señala, lo más grave es que una hectárea de aguacate con 156 árboles consume 1.6 veces más agua que la de bosque con 677 arbustos por hectárea. Indicó que en la entidad existen diferentes tipos de productores con huertas de unos pocos árboles en 5 mil metros cuadrados hasta unidades de producción con más de 150 o 200 hectáreas.
El cambio de uso del suelo a huertas de aguacate modifica en forma importante el ciclo hidrológico, e incrementa la necesidad de agua del fruto, explica Gómez-Tagle Chávez.
Apuntó que aunado a este problema, hay que agregar el terrible fenómeno de la construcción de ollas para almacenaje de agua.
Se estima que hay cerca de 50 mil jagüeyes en el estado y cada uno ocupa un espacio de entre un cuarto y tres hectáreas. En ellas se almacena líquido para que los productores dispongan siempre de riego y así producir más y mejor; ese acto, sostiene el experto, interrumpe el ciclo hidrológico.
El problema es claro: para sembrar aguacate hay que derribar árboles de pino. Las aguacateras no sólo demandan un gran volumen de agua sino que la estructura de sus ramas y raíces impide la infiltración preferencial del agua al subsuelo, asegura.
Gómez-Tagle Chávez precisa que México produce un tercio del aguacate disponible en el mundo y de esta producción 80 por ciento proviene de Michoacán, con más de millón y medio de toneladas.
La producción del fruto se ha visto favorecida aquí por las condiciones climatológicas y las características del suelo en la entidad, que representan el éxito que tiene en el mercado mundial.
Este año, dijo, las exportaciones aumentarán 15 por ciento hacia Estados Unidos, sin considerar los envíos a otros países.
Indicó que en la cuenca de Zirahuén se incrementó mil 600 por ciento la superficie de huertas de aguacate entre 1995 y 2015.
Fuente y foto: La Jornada