Mal empieza el camino hacia Río+20
"Con ocasión de la publicación del "Borrador Cero", el documento de partida para la Conferencia de la Tierra Río+20, Ecologistas en Acción considera el texto no enfrenta los enormes desafíos a los que se enfrenta el plantea..."
Con ocasión de la publicación del "Borrador Cero", el documento de partida para la Conferencia de la Tierra Río+20 que se celebrará el próximo mes de junio en Brasil, Ecologistas en Acción considera el texto no enfrenta los enormes desafíos a los que se enfrenta el plantea y supone un grave retroceso incluso en relación a los avances de la Cumbre celebrada hace 20 años.
Ecologistas en Acción califica el texto como un gran oximorón, ya que intenta conjugar el crecimiento económico con la lucha contra la pobreza y la degradación ambiental. Se mantienen invariables las mismas tesis del modelo económico actual de las últimas décadas, obviando que el crecimiento se produce en base a la generación de desigualdades y a la devastación de la naturaleza.
La herramienta básica que se plantea en el borrador para alcanzar este crecimiento es la mal llamada "economía verde". Y, en vista de lo anterior, parece claro que cuando el borrador habla de economía verde está hablando, básicamente, de seguir como hasta ahora profundizando en la liberalización y la privatización, y no de un imprescindible cambio de modelo económico.
Esta misma idea se muestra cuando señala como actores principales para lograr esta economía verde a las corporaciones multinacionales. Pero, ¿cómo es posible que entidades que tienen que maximizar sus beneficios todos los años para "ser competitivas" puedan, al mismo tiempo, pilotar un cambio de modelo que huya de la adicción al beneficio que genera la necesidad imperiosa de crecer de forma continuada? De hecho, numerosos informes [1] vienen denunciando la vulneración sistemática de derechos humanos por parte de las multinacionales. La concentración del poder económico y político del sector privado por la desregulación de las legislaciones estatales y la inexistencia de normas obligatorias para las empresas en el derecho internacional están en la base de la actual crisis.
Otros de los agentes del "cambio" indicados son el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial del Comercio. Ecologistas en Acción denuncia que, a estas alturas es imposible plantear que estos organismos, que han sido claves en el desarrollo de la economía globalizada, puedan servir para darle el giro copernicano que necesita.
El documento afirma que "la economía verde no es un conjunto rígido de normas, sino más bien un marco de toma de decisiones". Igualmente señala que "la economía verde no debe conducir a la creación de nuevas barreras comerciales". Es decir, que de Río+20 no saldrán acuerdos vinculantes y de obligado cumplimiento, sino un papel mojado de buenas intenciones que, además, reafirmen que la economía verde es la economía capitalista del desastre globalizado, pero embadurnada de verde.
Por si cupiese alguna duda, la economía verde que define Naciones Unidas se basa en "instrumentos del mercado", "asociaciones entre el sector público y privado", "investigaciones sobre el capital natural mediante incentivos y políticas adecuadas". Es decir, exprimir a la naturaleza con nuevos nichos de mercado como la economía de la biomasa, la privatización de la biodiversidad o el controvertido programa de REDD+ (Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de Bosques) que amenaza a la supervivencia de los pueblos indígenas y comunidades que dependen de los bosques, está produciendo violaciones a los derechos humanos y podría resultar en el despojo masivo de tierras.
Una muestra más de que no hay ninguna voluntad de cambiar la adicción al crecimiento es que se afirma que los logros que se han conseguido han sido gracias al "dinamismo económico" y que lo que no se ha conseguido ha sido por las crisis financieras, las energías volátiles y los precios de los alimentos, cuando justamente las políticas de libre comercio han causado la desregulación del sistema financiero codicioso y especulativo que a sus vez ha provocado la crisis financiera y alimentaria.
Ecologistas en Acción se pregunta a qué logros se refiere el borrador, ¿a no haber reducido, ni por efecto de la crisis, la curva creciente de emisiones de gases de efecto invernadero?, ¿a qué más del 80% del consumo energético mundial siga siendo a partir de combustibles fósiles y hoy estemos ya probablemente en el pico del petróleo?, o a qué las diferencias entre quienes más tienen y menos tienen en el mundo se han ampliado. Probablemente se refiera a que el número de automóviles en el mundo crece de forma robusta, o a que considere la Cumbre de Durban de cambio climático como exitosa, una cumbre en la que lo que se acuerda de facto es que la temperatura global subirá por encima del límite de seguridad de los 2ºC.
La organización ecologista quiere recordar que previamente a las crisis financieras y a los altos precios de los alimentos, los indicadores mundiales ya iban mal, sobre todo los ambientales. No es la crisis la que genera este mundo desigual y ecocida, es el propio funcionamiento del modelo urbano-agro-industrial capitalista.
De este modo, cuando el borrador hace una llamada al "consumo y la producción sostenibles" plantea otro oximorón, pues no es posible hacer sostenible la producción y el consumo en un entorno de crecimiento. La sostenibilidad es redistribuir a nivel planetario los niveles de consumo, a partir de una reducción drástica en regiones como la UE o EE UU.
En todo caso el Borrador Cero tiene algunos tímidos elementos positivos. Por ejemplo, reafirma acuerdos como "el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas", que fueron eliminados del catastrófico acuerdo climático de Durban, y el "derecho soberano sobre los recursos naturales". También promueve la eliminación progresiva de las subvenciones que tengan efectos considerablemente negativos sobre el medio ambiente.
En resumen, el texto base vuelve a reconocer la gravedad de problemas como el calentamiento global y la pérdida de biodiversidad, pero de nada sirve diagnosticar los problemas si las soluciones que se pretenden aplicar son sus causas con elementos de voluntarismo y no de medidas de obligado cumplimiento.
Fuente: Ecologistas en Acción