MONSANTO contra PERCY SCHMEISER, Irresponsabilidad corporativa, sexo inseguro y bioesclavitud RAFI
El 29 de marzo del 2001 un juez canadiense asestó un golpe mortífero contra los derechos de los agricultores al sentenciar que Percy Schmeiser, de una familia de agricultores de tres generaciones en Saskatchewan, Canadá, debe pagar a Monsanto miles de dólares por "violar" el monopolio de los Gigantes Genéticos sobre una semilla transgénica de colza-canola.
RAFI
Rural Advancement Foundation International
Fundación Internacional para el Progreso Rural
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Geno-type 05/ 04/ 2001
De acuerdo con la ley canadiense de patentes, en los Estados Unidos y en muchos otros países industrializados, es ilegal que los agricultores reutilicen semillas patentadas, aunque provengan de su propia cosecha, o que cultiven semillas transgénicas de Monsanto sin firmar previamente un acuerdo de licencia de uso de la tecnología. Si los gigantes genéticos y los negociadores de comercio de los Estados Unidos en la OMC y el ALCA se salen con la suya, todas las naciones del mundo se verán forzadas a adoptar leyes de patentes que prohíben a los agricultores guardar semillas para el siguiente ciclo. La sentencia contra Schmeiser establece un precedente aún más peligroso, porque significa que los agricultores pueden ser forzados a pagar regalías sobre las semillas transgénicas que se encuentren en sus campos, aún si ellos no tuvieron la intención de comprarlas, ni sacaron de ellas ninguna ganancia.
Percy Schmeiser no compró semillas patentadas de Monsanto, ni tampoco las obtuvo ilegalmente. El polen de las semillas genéticamente modificadas de canola voló a su campo de cultivo proveniente de granjas vecinas. (Los vecinos de Percy Schmeiser y aproximadamente 40% de los granjeros en el oeste de Canadá cultivan canola transgénica). Los genes de la canola transgénica de Monsanto invadieron la tierra de Schmeiser sin su consentimiento. Poco después, la "policía genética" de Monsanto allanó su campo y tomó muestras de semilla sin permiso. Percy Schmeiser fue víctima de la contaminación de los cultivos transgénicos, pero la corte dice que ahora él debe pagar a Monsanto $10,000 dólares por concepto de pago de licencia y hasta $75,000 dólares por regalías y multas sobre las ganancias de lo cultivado desde 1998.
Es como afirmar que la tecnología de Monsanto está contagiando una enfermedad de transmisión sexual, pero que son todos los demás los que tienen que usar condón.
La canola transgénica que se coló a la granja de Schmeiser fue diseñada para resistir la fumigación con el herbicida glifosato marca Roundup (propiedad de Monsanto). Sin embargo, Schmeiser no utilizó Roundup en su cultivo de canola. Y esto es lógico, porque Schmeiser pensaba que si hubiera fumigado su cultivo, y el químico hubiera matado la mayoría de sus plantas de canola que no estaban modificadas genéticamente para tolerar este herbicida! Schmeiser no se aprovechó de la tecnología transgénica de Monsanto, pero la sentencia de la corte afirma que es culpable de utilizar la semilla sin firmar un contrato de licencia.
Monsanto (adquirido por Pharmacia el año pasado) es un verdadero de la biotecnología (*). La sentencia dictada la semana pasada por la corte tiene implicaciones de muy largo alcance para las comunidades campesinas y agrícolas en todo el mundo. El año pasado, se plantaron 41.6 millones de hectáreas en el mundo con semillas transgénicas de Monsanto. Esto significa el 94% del área global sembrada con semillas genéticamente modificadas durante el 2000. (El área total mundial fueron 44.2 millones de hectáreas)
En gran medida debido a la tecnología Terminator (para volver las semillas estériles en la segunda cosecha), el logo de Monsanto se convirtió en sinónimo de los transgénicos y de la avaricia corporativa. Aunque Monsanto se desvinculó públicamente de las "semillas suicidas", obligado por las amplias protestas internacionales, la empresa sigue utilizando cotidianamente medidas draconianas para evitar que los agricultores puedan re-utilizar sus semillas patentadas, incluyendo la contratación de policía privada para erradicar a los agricultores que guardan sus semillas para la próxima cosecha, y estableciendo líneas telefónicas gratuitas para motivar a los residentes de áreas rurales a espiar y denunciar a sus vecinos agricultores. Monsanto ha amenazado que "enjuiciará enérgicamente" a cientos de agricultores que guardan sus semillas, pero Schmeiser ha sido el caso más relevante que llegó a las cortes. Con mucho valor, Schmeiser decidió luchar contra esta demanda y denunciar públicamente esta situación de bioesclavitud.
El veredicto de la semana pasada está siendo utilizado por las transnacionales como estandarte de la victoria de Monsanto, pero aún es muy pronto para que los Gigantes Genéticos celebren. En efecto, muchos prevén que el veredicto contra Schmeiser desatará una nueva ola de resistencia contra las semillas transgénicas.
Los agricultores norteamericanos sembraron las tres cuartas partes del total mundial de cultivos comerciales transgénicos durante el año pasado, y ahora muestran señales de cansancio en la gesta biotecnológica. Los residuos ilegales del maíz Starlink de Aventis (no aprobado para consumo humano) que se encontraron en un sinnúmero de alimentos a la venta, provocaron la disrupción de los mercados de granos y amenazaron las exportaciones. Los depósitos de maíz no vendido de los Estados Unidos se encuentran en su nivel más alto desde que los cultivos transgénicos salieron al mercado. El gobierno de ese país anunció el mes pasado que destinaría $20 millones de dólares del erario público para sacar de apuros a la industria de la biotecnología, comprando maíz que estuviera contaminado con los genes del maíz Starlink de Aventis. (Aunque el maíz Starlink se cultivó en menos de 0.02 % de toda el área maicera estadounidense del 2000, la polinización abierta provocó que los cultivos de Starlink se cruzaran con otras variedades de maíz, contaminando otras variedades con genes de Starlink.) Para agregar insultos a los agravios, el rescate financiero gubernamental para las transnacionales se está realizando con dinero del fondo para ayudar a los agricultores en caso de desastres.
Con la llegada de la ingeniería genética y las patentes monopólicas exclusivas, los Gigantes Genéticos (Monsanto, Aventis, Novartis+ AstraZeneca,Dupont, Dow, Pulsar/Seminis, etc) han abolido los derechos fundamentales de los agricultores a guardar e intercambiar semillas. Y ahora además, se está obligando a los agricultores a asumir la responsabilidad por daños de los cultivos genéticamente modificados. ¿Cuántos golpes más tendrán que recibir por causa de la biotecnología?
En Norteamérica, donde muchos agricultores han adoptado la ingeniería genética, hay también cada vez más señales de resistencia:
La Unión Nacional de Agricultores de Canadá ha convocado a una moratoria nacional a la producción, importación y distribución de alimentos transgénicos.
Con el apoyo de los productores de trigo de Dakota del Norte, se publicó un decreto imponiendo una moratoria al cultivo de trigo genéticamente modificado, un cultivo que Monsanto espera poder comercializar ampliamente para el 2003.
En marzo del 2001 la Unión Nacional de Agricultores de Estados Unidos adoptó una política en apoyo a la moratoria contra la introducción, certificación y comercialización del trigo transgénico, hasta que se analicen y se tomen medidas adecuadas en los temas de polinización cruzada, responsabilidad por daños, segregación de granos en depósito y en comercialización, y aceptación en los mercados.
El Congreso local del estado de Indiana, en los Estados Unidos, publicó un decreto, el mes pasado, en el cual defiende el derecho de los agricultores a guardar la semilla.
El secretario de agricultura de Oklahoma, Dennis Howard, comentó recientemente: "Después de revisar el Acuerdo sobre uso de Tecnología de Monsanto para el 2001, desanimaría a cualquier agricultor de que firmara este documento. Este contrato no sólo limita severamente las opciones del productor, sino que también disminuye la responsabilidad por daños de Monsanto... La protección del contrato de Monsanto es estrictamente unilateral y exhorto a los productores a considerar esto cuidadosamente antes de entrar al acuerdo."
Un economista de una universidad de Dakota del Norte advierte que los agricultores de cultivos transgénicos están expuestos a enormes riesgos financieros cuando firman los contratos de uso de tecnología genética. Dwight Aakre advierte que "la responsabilidad de pagar un seguro de no-contaminación con materiales genéticamente modificados se le está trasladando al productor individual."
Para apoyar a Percy Schmeiser:
Percy Schmeiser ha promovido una contrademanda a Monsanto, pero su familia enfrenta enormes costos legales que no pueden asumir sin ayuda externa. Se puede enviar contribuciones para la defensa legal de Schmeiser a:
Schmeiser Defense Fund
Canadian Imperial Bank of Comerce
Humboldt, Saskatchewan
Canada SOK 2A0
- Para mayor información sobre el caso de Percy Schmeiser, consultar http://www.percyschmeiser.com
Se puede obtener el veredicto del Juez Federal de Canadá Andrew MacKay, en su totalidad (62 páginas) en http://www.fct-cf.gc.ca
Nota:
(*) Behemoth es un monstruo de la mitología hebreo-babilónica, que gobierna sobre las tierras, es de una ambición y gula infinitas y según F. Neumann (1942) "esparce el caos y la ingobernabilidad, tragándose la dignidad y los derechos de los seres humanos".
RAFI (Fundación Internacional para el Progreso Rural) es una organización internacional de la sociedad civil, cuya secretaría internacional está en Canadá. RAFI promueve la conservación y uso sustentable de la biodiversidad y el desarrollo social y ecológicamente responsable de tecnologías útiles para las sociedades rurales. La pérdida de la biodiversidad agrícola, la erosión genética y los impactos de la propiedad intelectual sobre los campesinos y la seguridad alimentaria, están entre los temas que más preocupan a RAFI.