Luchas campesinas en Ecuador y Europa, entre agronegocio y soberanía alimentaria
¿Qué tienen en común lxs campesinxs en Ecuador y Europa? ¿Existen convergencias y conexiones entre sus luchas?. Un diálogo entre el Observatorio del Cambio Rural y la Vía Campesina se dedicó a la reflexión sobre estas preguntas, sobre las similitudes en las tendencias en la agricultura en Ecuador y Austria y las posibles alianzas entre los movimientos campesinos del Sur y del Norte global.
En este contexto se organizó un evento público en la Universidad de Viena el 9 de enero 2020. Esteban Daza, coordinador del Observatorio del Cambio Rural, presentó datos sobre la situación de los pequeños productores en Ecuador, las inequidades en el campo y los nuevos desafíos como consecuencias del TLC con la Unión Europea. Daza enfatizó en la alianza entre agronegocio y Estado ecuatoriano, actores que juntos muestran la orientación agroexportadora y la creciente explotación de la naturaleza como única vía de desarrollo. Esta alianza, según Daza, también se representa en los resultados del Acuerdo Comercial con la UE ya que son las exportadoras de banano y de flores que más han ganado mientras que son las pequeñas unidades de producción, especialmente de lácteos, las perdedoras del TLC.
Maria Vogt, de la Vía Campesina Austria, por su lado explicó que existen muchas paralelas entre las tendencias en el sector agropecuario en Ecuador y las de Austria, a pesar de los contextos culturales, históricos y geográficos diferentes. La expansión del modelo de acumulación capitalista atraviesa el sector agrícola en los dos continentes, desplazando a lxs pequeñxs productorxs de sus tierras productivas mientras que los grandes productores, sobre todo con orientación exportadora, crecen. En Europa resalta la dependencia de lxs productorxs de las subvenciones de la Unión Europa que se entrega por cada hectárea y que, por lo tanto, favorece igualmente a los más grandes.
En un segundo momento del evento, Daza y Vogt debatieron las alternativas que proponen los movimientos campesinos (y de consumidores) en las dos regiones, como la Soberanía Alimentaria, la agroecología y las escuelas campesinas como herramienta para la formación política y crítica. El debate dejó claro, nuevamente, que existe mucha cercanía entre las luchas campesinas que defienden sus formas de producir, sus recursos, su autonomía frente a las grandes empresas y, finalmente, la vida misma.
Más que pensar los campesinos europeos y sudamericanos como dos bloques opuestos que compiten en el mercado se nota, por lo tanto, la necesidad de mirar su vulnerabilidad frente al gran capital que les obliga a “crecer o ceder”, y de entender su importancia en un contexto de cambio climático, de contaminación y de creciente inequidad en el acceso a recursos.
La competencia directa en realidad no se encuentra entre lxs campesinxs de los dos continentes sino entre el campesinado y el agronegocio que impone globalmente su forma de explotación de los recursos para la generación de ganancias, sin tomar en cuenta los límites ambientales, los impactos sociales o el vaciamiento del campo por presiones capitalistas.
Frente a esta realidad las propuestas campesinas de Soberanía Alimentaria y agroecología, en algunos casos ya conectadas por redes globales como la Vía Campesina, representan un frente potente y necesario para resistir, para pensar y vivir alternativas en el campo.