La invasión de Granjas Carroll y la historia de Fausto Limón
Fausto Limón es un campesino del valle de Perote en Veracruz, donde Smithfield Foods y su subsidiaria, Granjas Carroll de México, construyeron un complejo de granjas de cerdo. Él, su familia y vecinos organizaron un movimiento para detener la contaminación ambiental y la futura expansión de las granjas.
Mi familia ha vivido por generaciones en el municipio de Perote. Mis antepasados eran terratenientes y tenían una gran hacienda en Alchichica, ahí construyeron una iglesia única, distinta a las del resto de México.
Mis tatarabuelos fueron a luchar con Pancho Villa durante la revolución. Antes de la reforma agraria dividieron la hacienda en pequeñas parcelas. Mi abuelo compró su propio rancho, llamado Rancho Diego, que es donde vivimos ahora. Mi padre construyó una casa de piedra durante los años 50. Él estaba muy influenciado con ideas modernas de diseño y construcción, y no hay nada como esta casa, está hecha de piedra.
Ahora cultivamos maíz, frijoles, trigo, zanahorias, jitomates y tomates verdes, o eso si tuviéramos dinero. Eso era lo que solíamos sembrar. Actualmente con dificultad tengo dinero para sembrar frijoles, que es lo que tenemos frente a la casa. Tenemos 38 hectáreas, que es suficiente para mantener a la familia. Éramos seis, pero ahora somos sólo cinco porque mi mamá murió por una infección en los riñones.
Antes de que las granjas de cerdos llegaran, nos decían que nos darían trabajo. Pero luego vimos la realidad, de cómo son las cosas. Sí, había trabajo, pero también trajeron mucha contaminación.
Las granjas llegaron entre 1994 y 1995. Lo primero que notamos fue el hedor. El aire huele como carne podrida, el aire tiene un olor químico. Realmente no puedo describir lo mal que huele. Por las noches vomitábamos, nos subíamos en mi camioneta y manejábamos hasta que ya no sintiéramos el olor. Dormíamos en la camioneta.
Luego, el sabor del agua de mi pozo cambió. Antes teníamos agua muy buena, pero todos en la familia comenzaron a tener infecciones en los riñones. Hace dos meses fuimos con un doctor, quien nos dijo que dejáramos de beber agua del pozo, así que comenzamos a tomar agua embotellada. Desde entonces dejamos de tomar medicamentos para los riñones, antes de eso tomábamos algo cada quince o veinte días.
Ahora hay muchas moscas. Hace algún tiempo había perros callejeros que eran atraídos por los cadáveres de los puercos de las granjas, pues los enterraban a poca profundidad, y los perros los sacaban, había muchos perros. Estábamos criando avestruces, pero mataron a cinco o seis de ellas.
Una vez que la gente comprendió la realidad nos juntamos para tener reuniones, y formamos un grupo para defender lo que es nuestro : “PueblosUnidos”. Fui uno de los primeros porque vivo en medio de todo. La razón de las protestas era el hedor y la contaminación del aire, la tierra y los mantos acuíferos. En donde vio el agua se halla a ocho metros de profundidad. Cuando las granjas cavan sus estanques de oxidación no usan una membrana o un filtro, así que los estanques llegan hasta los mantos acuíferos porque están a la misma profundidad.
En 2003-2004 compraron tierra cerca de mi granja. La compañía compró tierra de los ejidos (tenencia comunal de la tierra creada en la reforma agraria) y de algunos campesinos. Cuando anunciaron que ampliarían la unidad, la gente se unió y no les permitimos construir. Antes había habido una expansión en Totalco y la gente evitó que se expandieran más.
Nos plantamos y bloqueamos la carretera porque comenzaron los planes de expansión en mayo. Ahora dejamos pasar carros, pero detuvimos el proyecto. Éramos más de mil. Tuvo resultados porque detuvieron la construcción de más granjas.
También reunimos firmas y enviamos cartas a las autoridades gubernamentales, pero hasta ahora no hemos tenido respuesta. Hubo una reunión con las autoridades de Puebla y Veracruz en Chichicuautla. Ahí firmamos un acuerdo, pero la compañía siguió funcionando y tratándonos como siempre lo ha hecho.
Ahora dicen de nuevo que se expandirán. Veremos lo que decide hacer la gente. El presidente municipal de Guadalupe Victoria, Puebla, quiere dar la autorización para que lo hagan. La gente me dijo que en una reunión con la subsecretaria de administración del estado de Puebla ella dijo que la compañía se expandirá a cualquier costo.
La gente dice que no permitirá que las compañía ponga más granjas. No sé exactamente cómo lo harán, pero si eso es lo que dicen, eso es lo que pasará.
Estamos con la espalda contra la pared. Me da gusto que la gente reaccione frente a la contaminación aquí. No se necesita ser científico o doctor para oler el hedor o ver cómo todo se filtra en la tierra y el agua, aquí todo mundo se da cuenta. Cuando nos dicen que la contaminación no se mete en el agua, ya nadie les cree.
Antes de las granjas había mucha cría de cerdos acá. Usábamos a los cerdos como cuentas de ahorro, y podíamos alimentarlos con el maíz que cosechábamos. Era algo que podíamos vender si necesitábamos dinero, pero ahora no se puede.
Tienes que vacunar los cerdos para que no se enfermen, eso tres veces por las distintas enfermedades. Cuando llegaron las grandes granjas dejaron de vender los medicamentos y muchos de nuestros cerdos murieron. Ya no se encuentran esas medicinas por acá ahora, no te las venden.
Una vez una persona que trabajaba en las granjas me dijo que me deshiciera de mis cerdos y que me darían ovejas para que las criara, pero al día de hoy no he visto ni una sola oveja de su parte. Más bien soy una oveja por creerle a esa persona.
Mucha gente se ha ido a otros países porque acá no hay trabajo. La gente se va en grupos e invita a otros a irse. Se van grupos de tres, cuatro, cinco o hasta diez personas. Corren peligros a la hora de cruzar la frontera sin documentos y muchos pierden la vida. Es un gran problema y se hace más grande.
Todos queremos que se vaya la compañía, no la queremos aquí; no hay más que esa solución.
La entrevista original fue editada en forma narrativa por David Bacon.
Fuente: Desinformémonos