Estamos perdiendo nuestra biodiversidad interna

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La transición a un mundo industrializado trae como consecuencia la pérdida de nuestro patrimonio microbiano ancestral y una mayor incidencia de enfermedades como la obesidad, la diabetes y el asma.

En nuestro cuerpo tenemos diez veces más microbios que células humanas. Nos invaden desde el primer segundo de vida fuera del útero materno aunque han acompañado a la humanidad desde sus orígenes. Hemos evolucionado junto a ellos al punto que influyen en el correcto funcionamiento de nuestro organismo, facilitando la absorción de nutrientes, modulando el sistema inmunológico y protegiéndonos de agentes patógenos.

Por ejemplo, Bacteroides thetaiotaomicron promueve la secreción de la proteína RegIIIγ en nuestras células intestinales, inhibiendo la proliferación de bacterias nocivas como Enterococcus; mientras que Oxalobacter formigenes degrada el oxalato en nuestro intestino grueso evitando que se cristalice y acumule en nuestros riñones (cálculos renales).

B. thetaiotaomicron y O. formigenes forman parte de nuestra microbiota intestinal, la cual está formada por miles de especies de diferentes grupos taxonómicos: DesulfovibrioPrevotellaLactobacillusBacteroides, entre otros, los cuales están desapareciendo debido a la transición a un mundo industrializado.

Estudios recientes han demostrado que la diversidad de la microbiota intestinal de los yanomamis, etnia indígena amazónica que habita entre Venezuela y Brasil y que ha estado aislada del mundo occidental por unos 11 000 años, es de las más altas del mundo. Esta diversidad es dos veces mayor que de las personas sanas de Estados Unidos.

La dieta, la etnicidad y la ubicación geográfica pueden influir en la diversidad de especies que conforman la microbiota intestinal de cada población, pero no explica por qué en algunas esta sea menor. Lo único que tiene una relación es el nivel de industrialización que poseen.

Existen muchos factores del mundo industrializado que afectan nuestra microbiota intestinal. Por ejemplo, el uso excesivo de antibióticos —más aún cuando no son necesarios— provoca la muerte de microbios beneficiosos y genera resistencia en aquellos que pueden resultar nocivos. Los alimentos ultraprocesados, cuya composición se basa en harinas y azúcares altamente refinados y aceites, grasas y proteínas uniformes, no proveen de nutrientes complejos y especiales para ciertos tipos de bacterias.

Se ha observado que el parto por  cesárea interrumpe o altera la colonización y posterior desarrollo de la microbiota del recién nacido. El uso de biberones esterilizados y la sanitización excesiva de todo lo que está en contacto con los bebés reduce la transmisión y mantenimiento de la diversidad microbiana, especialmente durante una etapa crítica de nuestro desarrollo: la infancia.

Estudios en animales de laboratorio han demostrado que existe una asociación entre el desarrollo de enfermedades como la obesidad, la diabetes  y el asma con las perturbaciones de la microbiota intestinal en los primeros años de vida.

La razón es que la pérdida de la diversidad de la microbiota intestinal abre nichos para los invasores oportunistas que a menudo no generan ningún beneficio para nuestro organismo. Se sospecha que los microbios que desaparecen en las poblaciones urbanas son aquellos que se necesitan para mantener la salud y prevenir muchas enfermedades metabólicas, inmunológicas y cognitivas. Por ello debemos comprender mejor qué cepas son las que están disminuyendo y cuáles son las implicancias funcionales y patológicas de estas pérdidas.

Mientras tanto, debemos hacer un uso responsable de los antibióticos y siempre bajo prescripción médica, optar por la cesárea solo cuando sea necesario y no por conveniencia, promover la lactancia materna y no el uso de leches formuladas, tener una dieta diversa y balanceada reduciendo el consumo de alimentos ultraprocesados. Todo esto depende de nosotros.

Por otro lado, los científicos pueden empezar a colectar y estudiar a fondo la microbiota intestinal de las poblaciones rurales y comunidades aisladas con el fin de desarrollar novedosas estrategias para restaurar la diversidad microbiana en las poblaciones urbanas.

Referencia:

Dominguez Bello et al. Preserving microbial diversity Science 362 (6410): 33-34 doi:  10.1126/science.aau8816

Fuente: El Comercio

Temas: Salud

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