El Imperio Oxy
Lindo crear miseria, para luego abrazar mendigos
(graffiti en la ciudad de Quito)
Hace algunas semanas realicé un recorrido por las comunidades indígenas Limoncocha y El Edén, ubicadas dentro de un Área Protegida y sobre la rivera del río Napo, respectivamente, en la provincia del mismo nombre. Allí constaté la presencia imperial de la transnacional norteamericana Occidental (Oxy) en la vida de comunidades y Pueblos indígenas, una de cuyas consecuencias es la interminable relación de dependencia con la empresa.
Al llegar a las comunidades, la Constitución Política del Ecuador es pisoteada; los guardias privados de la empresa, impiden la libre circulación por una carretera que es pública, a lo largo de la cual hay letreros que evidencian el hecho de estar al interior del Bloque 15 operado por Occidental. Todo parece indicar que en este espacio nuestros derechos no existen y la soberanía nacional es sacrificada por los intereses de la compañía. No hay letrero alguno que especifique que el Bloque está dentro de un área protegida y menos aún que son territorios que legalmente pertenecen a Pueblos Indígenas que viven allí ancestralmente desde hace siglos.
Nuestro país se detiene en esta área , ya que la casa comunal, los caminos vecinales, la torre de señal para Internet, el puerto sobre el río Napo, el centro de salud, las casas de los profesores, las juntas parroquiales, el agua, el transporte para llegar a las comunidades, la luz eléctrica, la mina de arena, los puentes, las gabarras, los helicópteros, los monitores ambientales son de Oxy. Hay letreritos que indican que los bienes son propiedad o fueron construidos por Occidental.
La condenable relación de dependencia y el colonialismo contemporáneo que impone la Occidental, son crímenes de lesa humanidad cometidos contra Pueblos de culturas extraordinarias, que se apagan rápidamente ante la injustificable inamovilidad del país. La empresa ha utilizado una estrategia perfeccionada en otros países y con otros Pueblos para crear e imponer necesidades, de acuerdo a un modelo occidental que destruye lo que no conoce y lo que no responde a sus intereses y modelo (parecería que la empresa no se llama Occidental de gratis, ¿no?). Todo es hecho sin respetar los derechos de los Pueblos indígenas sobre su cultura y territorio, tal como lo reconoce nuestra Constitución Política y Diversos Instrumentos Internacionales, como el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo.
Con la llegada de la empresa han aparecido graves afectaciones a la salud de los indígenas Kichwas, como resultado de la contaminación provocada por Oxy. Lo más elemental que una empresa podría hacer es poner un dispensario médico, por las enfermedades que esta industria acarrea. Lo que se debe analizar es que la empresa utiliza la implementación de puestos de salud, como un acto de compensación social, cuando la salud de la población afectada es un derecho inalienable y la violación del mismo es de su responsabilidad.
Una vez que la empresa ha enfermado a la población, es fácil y poco ético hacer propaganda de sus servicios de salud. Seguramente los niños utilizados en las publicidades de Occidental, padecen enfermedades causadas por la contaminación.
El imperio de las transnacionales ha dejado una secuela de enfermedades y pobreza en la región, lo que ha devastado la riqueza cultural de los pueblos amazónicos. Pese a esto las empresas utilizan algunos medios de comunicación para publicitar las “ayudas” que no son expresión de respeto a sus derechos ni a los de todos los ecuatorianos. Con ello, pretenden engañar a la opinión pública y ocultar sus verdaderas políticas de destrucción de la naturaleza y de exterminio de sus guardianes, los Pueblos Indígenas.
Atentamente,
Jose Proaño
Acción Ecológica