El otro campo: solidario y libre de agrotóxicos
Mandioca, poroto, cítricos, batata, choclo. Cultivos sanos, sin una gota de agroquímicos. En total, cinco mil kilos. Esto es lo que repartió días atrás – de manera gratuita – la Cooperativa Productores de Puerto Piray (UTT) en el barrio Las Marías, de la localidad de #PuertoPiray, en el norte de la provincia de Misiones. Este gesto solidario, vino a poner en la olla de muchas familias humildes, algo de alimento y esperanza en tiempos por demás duros, donde aquellos que dependen de las changas rurales, el corte de pasto o la venta ambulante, hoy la están pasando realmente mal.
Detrás de estos cultivos sanos y agroecológicos que recibieron los vecinos de Las Marías, hay una historia profunda, de lucha y victoria en el corazón del modelo de agronegocios y monocultivo en la tierra roja. La producción donada, creció en tierra expropiada a la multinacional Arauco (antes Alto Paraná S.A), precisamente en el llamado “Kilómetro 18”, dónde se forjó hace varios años la organización cooperativa PIP. Aquí, las familias vivían acorraladas por el monocultivo de pino y asediadas por los agrotóxicos de Arauco, firma que en Misiones posee la exorbitante cantidad de 230.000 hectáreas, equivalente a casi el 8% del total del territorio total de la provincia. En Puerto Piray, Arauco ostenta la propiedad de casi el 70% de las tierras cultivables.
Marchas, movilizaciones, cortes de ruta, petitorios. Durante varios años las familias productoras de Piray reclamaron por su derecho a la tierra, a producir sanamente y a librarse del veneno. El 6 de junio de 2013 lograron la sanción de una ley provincial que declaró de utilidad pública y sujeto a compraventa y/o expropiación una superficie total de 600 hectáreas, propiedad de Arauco. La norma autorizó a donar la superficie a la cooperativa Productores Independientes de Puerto Piray. El PIP recibió las primeras 166 hectáreas y las transformó del monocultivo a la agroecología, logrando ya importantes cosechas como las que se repartieron por estos días a los vecinos más humildes.
Experiencias como éstas, vienen a resignificar el concepto erróneo que suelen tener ciertos medios de comunicación y parte de la sociedad en torno a lo que es “el campo”. Las y los pequeños productores del PIP-UTT, nos vienen a mostrar que existe “otro campo”, solidario y libre de agrotóxicos.