Ecuador: transgénicos, la oposición aumenta
El sol canicular de medio día no impidió que transeúntes, estudiantes, chefs, miembros de organizaciones sociales se concentren en el Parque El Ejido en la ciudad de Quito. Con pancartas, gigantografías, cartillas y stickers expusieron las razones por las que el Ecuador debe mantenerse como un país libre de cultivos y semillas transgénicas.
El Presidente Rafael Correa, ha calificado en numerosas ocasiones como un “error” la prohibición constitucional a este tipo de cultivos y semillas conforme consta en los artículos 15 y 401. Sin embargo, este argumento es rechazado por las organizaciones sociales que los califican como un “logro histórico” puesto que fortalecen la soberanía alimentaria, favorece el libre intercambio de semillas entre campesinos y pone un límite a la expansión de los monocultivos.
Elizabeth Bravo, Coordinadora de la Red por una América Latina Libre de Transgénicos (RALLT) y encargada del área de transgénicos en Acción Ecológica, sostiene que lo único que se pide es defender la Constitución de Montecristi, dado que ésta fue aprobada en un referéndum con cerca del 70% de votos. Aclara que los cultivos transgénicos son un 7% menos productivos que los tradicionales.
En Argentina, donde existen al menos 22 millones de hectáreas sembradas con cultivos transgénicos, existen graves efectos sobre la salud por la gran cantidad de herbicidas que se aplican en estas plantaciones, principalmente de glifosato. Esto afecta no sólo a la biodiversidad local y a la calidad delsuelo, sino también a la salud de las poblaciones que viven en las zonas cercanas a los cultivos.
Quienes se benefician con las semillas transgénicas son cinco empresas transnacionales, entre ellas Monsanto, que controla el 80% de las semillas transgénicas que se comercializan en todo el mundo. La empresa obliga a los agricultores a firmar contratos para la compra de semillas y vender su producción solo a agentes autorizados de Monsanto, les prohíbe guardar semillas, y permiten a la empresas inspeccionar sus cultivos para asegurarse que no se están violando los términos del contrato. Este tipo de contratos ha llevado a miles de agricultores a la ruina en los Estados Unidos.
NUEVO ESTUDIO ALERTA SOBRE TOXICIDAD DE TRANSGENICOS
Mientras tanto, la Agencia AFP publica un artículo sobre transgénicos.
Un estudio francés que asegura que las ratas alimentadas con maíz transgénico sufren cáncer y mueren antes, apoyado con fotografías de tumores grandes como pelotas de ping-pong, relanzó este miércoles la polémica sobre estos organismos genéticamente modificados.
“Por primera vez en el mundo, un transgénico y un pesticida han sido estudiados por su impacto en la salud a más largo plazo de lo que habían hecho hasta ahora las agencias sanitarias, los gobiernos y la industria. Los resultados son alarmantes”, aseguró Gilles-Eric Seralini, profesor de la Universidad de Caen y director del estudio.
Un grupo de universitarios de esta ciudad del noroeste de Francia alimentaron durante dos años a doscientas ratas de tres maneras distintas: únicamente con maíz transgénico NK603, con maíz transgénico NK603 tratado con Roundup (el herbicida más utilizado del mundo) y con maíz no modificado genéticamente tratado con Roundup.
Ambos productos (el maíz NK603 y el herbicida) son propiedad del grupo estadounidense Monsanto.
Durante el estudio el maíz formaba parte de una dieta equilibrada, en proporciones equivalentes al régimen alimenticio en Estados Unidos.
“Los resultados revelan una mortalidad mucho más rápida e importante durante el consumo de los dos productos“, indicó Seralini, un investigador que forma o formó parte de comisiones oficiales sobre los transgénicos en 30 países distintos.
“La primera rata macho alimentada con transgénicos muere un año antes que la rata indicador (es decir, que no se alimenta con transgénicos). La primera rata hembra ocho meses antes. En el 17º mes se observan cinco veces más machos muertos alimentados con 11% de maíz (transgénico)”, dijo Serlini, que firmó otro estudios sobre el tema pero a partir de datos de sólo 90 días, proporcionados por la industria.
Los tumores aparecen en los machos hasta 600 días antes que en las ratas indicador (en la piel y los riñones). En el caso de las hembras (tumores en las glándulas mamarias) aparecen una media de 94 días antes en las hembras alimentadas con transgénicos, indica el informe.
Los investigadores descubrieron también que el 93% de los tumores de las hembras son mamarios mientras que la mayoría de machos murieron por problemas hepáticos o renales.
El artículo de “Food and Chemical Toxicology”, del que la AFP pudo obtener una copia, muestra además imágenes de ratas hembra con tumores más grandes que pelotas de ping-pong.
“Con una pequeña dosis de Roundup, que corresponde a la cantidad que se puede encontrar en Bretaña (norte de Francia) durante la época en que se esparce este producto, se observan 2,5 veces más tumores mamarios” que normalmente, explica Seralini.
El director del estudio explicó que los transgénicos agrícolas son organismos modificados para resistir a los pesticidas o para producirlos y recordó que el 100% de transgénicos cultivados a gran escala en 2011 fueron plantas con pesticidas
También es la primera vez, según Seralini, que el pesticida Roundup ha sido analizado a largo plazo. Hasta ahora sólo su principio activo (sin sus coadyuvantes) había sido analizado durante más de seis meses.
“Son los mejores tests que se pueden llevar a cabo antes de las pruebas en humanos“, explica el científico.
El gigante estadounidense Monsanto estimó, reaccionando al estudio, que era “muy pronto para hacer un comentario serio”.
“Es muy pronto para hacer un comentario serio ya que hay que evaluar la publicación. Apenas esté disponible nuestros expertos la analizarán para evaluarla científicamente“, declaró a la AFP un portavoz del grupo en Francia.
La asociación que agrupa a los cerealeros franceses, Iniciativas Biotecnológicas Vegetales (IBV), declaró en un comunicado su incapacidad “para emitir una opinión de fondo” por no tener acceso al estudio.
A nivel gubernamental, el estudio también provocó las primeras reacciones. Stephane Le Foll, el ministro de Agricultura francés, uno de los países que lucha dentro de Europa para evitar el cultivo de transgénicos, pidió medidas de homologación de estos productos “muchas más estrictas” en la Unión Europea.
En Bruselas, el eurodiputado francés Jose Bové, de Los Verdes, una de las figuras emblemáticas de la lucha contra los transgénicos, pidió la suspensión “inmediata” de las autorizaciones de cultivo de estos productos.
Por su parte la Comisión Europea anunció haber pedido a su agencia responsable de la seguridad de los alimentos que examine los resultados del estudio para “sacar conclusiones”
El estudio, que costó tres millones de euros, fue financiado por la fundación Ceres, que tiene fondos de unas cincuenta empresas que no producen OGM, y por la fundación Charles Leopold Meyer par el Progreso de la Humanidad.