Campesinos e indígenas paraguayos alertan sobre el riesgo de los monocultivos
Exigen al gobierno la defensa de los derechos de las comunidades rurales e indígenas, el desarrollo comunitario y territorial mediante una reforma agraria integral; y la recuperación de la soberanía nacional -alimentaria, territorial y cultural- como eje principal de la democracia en ese país
Aseguran que ese tipo de cultivo deteriora la biodiversidad y provocan la pérdida de la cultura indígena y campesina. Piden al gobierno de Duarte Frutos una reforma agraria integral, y la defensa de los derechos de las comunidades rurales e indígenas
Distintas organizaciones paraguayas expresaron su descontento con la Ley de Biocombustibles que impulsa el gobierno de Nicanor Duarte Frutos. Para algunos sectores campesinos, la ley sólo significa alivios fiscales para que las transnacionales instalen la infraestructura necesaria para profundizar el saqueo de los recursos naturales.
Ese rechazo surge en momentos en que Paraguay busca inversores para biocombustibles. La meta es potenciar la producción de caña de azúcar para la fabricación del etanol, y aceites vegetales obtenidos a partir del coco y del tártago para la fabricación de biodiésel.
En ese sentido, seis firmas de Brasil, Estados Unidos y Japón están interesadas en instalar, en alianza con empresarios paraguayos, industrias procesadoras de caña dulce. Asimismo, el Gobierno prevé a mediano plazo, la construcción de una planta de biodiésel. “La agroenergía es el tema del momento en el mundo y Paraguay es un país con un gran potencial.
Tenemos millones de hectáreas disponibles para cultivar", fueron al respecto las palabras del ministro de industria y Comercio, José María Ibáñez.
La industria, los gobiernos y científicos impulsores de los biocombustibles afirman que serán una alternativa al petróleo, atenuando el cambio climático por medio de la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, aumentando los ingresos de los agricultores, y promoviendo el desarrollo rural.
Sin embargo, investigaciones y análisis realizados por ecologistas y científicos sociales sugieren que el boom de la industria de biocombustibles a gran escala será desastrosa para los agricultores, el medio ambiente y los consumidores.
En ese sentido, la Federación de Pueblos Guaraníes, la Iniciativa Paraguaya de Integración de los Pueblos o Amigos de la Tierra en Paraguay, alertaron sobre los riesgos de los monocultivos en el país. En un comunicado, aseguraron que la expansión de ese tipo de cultivo es la causa directa de la grave situación que vive actualmente la mayoría del pueblo paraguayo, “con una economía volcada a la exportación de soja forrajera, un costo en salud de miles de personas contaminadas, la casi desaparición del bosque atlántico con la consecuente pérdida de biodiversidad, la disminución del empleo rural y la pérdida de la cultura indígena y campesina”.
Así, recordaron que Paraguay puso como meta exportar agrocombustibles a corto plazo. "Los planes son exportar al menos 50 millones de dólares en los próximos cuatro años”.
Pero, el auge de la superficie cultivada con plantas energéticas “sólo se puede realizar a través de una expansión exponencial de monocultivos en gran escala, la sustitución de los cultivos ya existentes y la expulsión de pequeños productores campesinos e indígenas. Esta expansión de por sí significa más consumo de combustibles fósiles y la emisión de dióxido de carbono”.
En tanto, también denunciaron la actividad de la denominada Alianza del Etanol, y la propuesta de que Paraguay suministre al alcohoducto brasileño por ser este un proyecto que tendrá graves consecuencias en la población y el medio ambiente. Según las organizaciones esas estrategias “promoverán una mayor deforestación y no resolverán los obstáculos de comercialización y aislamiento que sufren los campesinos e indígenas paraguayos”.
Por este motivo, pidieron al gobierno de Duarte Frutos la defensa de los derechos de las comunidades rurales e indígenas, el desarrollo comunitario y territorial mediante una reforma agraria integral; y la recuperación de la soberanía nacional -alimentaria, territorial y cultural- como eje principal de la democracia en ese país.
Por la Redacción de APM
08|05|2007
Fuente: APM