Argentina: vecinos consiguen frenar proyectos de megaminería
En las principales provincias mineras los vecinos se organizan para frenar la minería a cielo abierto, una actividad altamente contaminante. En localidades como Esquel, Loncopué, Chilecito o Tinogasta han logrado frenar estas actividades.
Imagínate que un conocido te enseña el mapa de tu pueblo dividido en cuadrados. Y que cada uno de esos cuadrados ya está adjudicado para la explotación de minerales. ¿Qué harías? “Yo mañana paro la minera”, dijo Aldo Flores y el día 14 de diciembre de 2009 inició junto con el abogado Sergio Ramírez un corte de ruta a la empresa Yamana Gold para salvar Andalgalá, un pueblo de 20.000 habitantes en la provincia de Catamarca. Los vecinos no tardaron en sumarse masivamente al corte y así crearon la Asamblea del Algarrobo. Hasta ahora han conseguido frenar las acciones de la minera, que estaba a punto de empezar a explotar Agua Rica, una mina de oro, plata y cobre a 17 kilómetros de la ciudad, que consumiría 300 millones de litros de agua al día, mientras que Andalgalá sufre cortes en el servicio todos los veranos. “La explotación de Agua Rica dejaría el pueblo sin agua y nos obligaría a irnos. Entonces la empresa podría explotar sin problemas los minerales que hay debajo del pueblo”, comenta Ruth Vega, activista de la Asamblea.
Allá donde se inicia un proyecto de megaminería, las empresas se encuentran con reacciones similares por parte de los habitantes de las localidades afectadas, organizados en asambleas de vecinos y coordinados a nivel nacional en la Unión de Asambleas Ciudadanas.En 2003, la población de Esquel (Chubut) fue la primera en impedir la explotación de un proyecto de megaminería. Después de que los vecinos arrancaran al municipio la celebración de un plebiscito, donde ganó el “No a la Mina” por un 81%, la canadiense Meridian Gold suspendió el proyecto.
“Tuvimos que aprender. Muchos teníamos la imagen de la minería con el casquito y el pico”, cuenta el periodista Pablo Quintana. La victoria del “No a la Mina” en Esquel marcó un antes y un después. Ese mismo año la provincia de Chubut aprobó la Ley 5001, que prohíbe la minería metalífera a cielo abierto con uso de cianuro. En 2005 la provincia de Río Negro tomó una resolución similar. Unos años más tarde lo harán Tucumán, La Rioja y Mendoza. Para las otras asambleas supuso un espaldarazo y un aprendizaje. Pero también aprendieron las mineras y los gobiernos: nunca más se volvió a convocar un referéndum. Un reciente estudio de la consultora Aresco realizado en las principales provincias mineras evidencia la oposición de siete de cada diez personas a los emprendimientos mineros a cielo abierto.
El precedente de la Alumbrera Andalgalá ya conocía desde 1997 el significado de la megaminería. La mina Bajo la Alumbrera, situada a 50 kilómetros de Andalgalá, es la viva demostración de “las mentiras” que utilizan las mineras para vender sus proyectos, comenta Vega. Con un hueco en la montaña de dos kilómetros de diámetro por 600 metros de profundidad, este megaproyecto (el primero en Argentina) apenas da trabajo a unas 60 personas del pueblo y utiliza 100 millones de litros de agua por día, detalla Roberto Cecenarro, ex concejal y economista. El proyecto de la mina Agua Rica usaría tres veces esa cantidad. “El agua está en el centro del conflicto. Sin agua el pueblo muere. Además, la escasez y la contaminación derivadas hacen que la minería desplace a otras actividades económicas, como la agropecuaria o el turismo”, recalca Sergio Ramírez, del Algarrobo.
“Agua Rica nos dejaría sin agua y nos obligaría a irnos. Entonces se podría explotar sin problemas los minerales”
Como consecuencia de la contaminación provocada por las voladuras, el drenaje ácido y la lixiviación, se disparan las enfermedades. Según explica Julio Ramos, cardiólogo, “aparecen procesos bronquíticos asmáticos, irritaciones pulmonares crónicas, distintos tipos de cáncer, malformaciones y alergias”. Para Adriana Milán, médica y activista de la Asamblea de Vecinos Autoconvocados de Loncopué (Neuquén), “es una cuestión de salud pública”.
En Loncopué ya han echado no una, sino dos veces a una empresa minera. La primera vez, en 2007, se trataba de una empresa canadiense que quería extraer oro. “En seguida se formaron asambleas de vecinos autoconvocados y al poco de empezar la movilización, la empresa se retiró porque sus acciones empezaban a bajar por la protesta”, relata Adriana Milán.
La segunda vez ya estaban advertidos, y coordinados. Se trataba de una empresa de capital chino que había comprado la mina sin atenerse a la legalidad vigente, aprovechando el nicho de mercado neuquino para la minería y la corrupción. Los vecinos trabajaron en dos vías: la legal y la calle. Cuando por fin una jueza determinó en septiembre de 2009 que se parara toda actividad minera hasta que se esclareciera la legalidad de la compra, Loncopué estalló de alegría. “Fue como si Argentina hubiera ganado el Mundial de fútbol”, recuerda Milán. Una vez ganada la batalla, se acercaron partidos políticos a la asamblea, “para cooptar la lucha”, afirma Milán. “Pero el proceso asambleario que hemos vivido es reacio a lo partidario, bebe de las movilizaciones de 2001”. En ese sentido, las asambleas se reafirman en su legitimidad, frente a la legalidad.
La legalidad del saqueo
Desde 1994, en época del presidente Carlos Saúl Menem, la legislación minera creó un paraíso para la inversión, hasta el punto de que el propio Estado tiene prohibido explotar por sí sólo cualquier yacimiento. Las grandes empresas extranjeras, por el contrario, gozan de beneficios fiscales y sólo pagan un 3% en concepto de impuestos. A esto se le añade un beneficio por exportar desde los puertos argentinos, que oscila entre el 5% y el 10%. “Al final el Gobierno les termina pagando por saquear y contaminar el país”, resume Cecenarro. Además, esas tasas se calculan sobre la declaración jurada de lo que extraen realizada por las mismas empresas mineras, sin ningún control. El fiscal Antonio Gómez estimó que la mina Bajo la Alumbrera estaría evadiendo entre ocho y diez mil millones de dólares al año, en base a las muestras tomadas tras un derrame en un mineraloducto.
Según el fiscal Antonio Gómez, la mina Bajo la Alumbrera evade entre ocho y diez mil millones de dólares al año
El kirchnerismo no sólo significó la continuidad de este modelo, sino su profundización. Además de una íntima relación entre altos funcionarios y las mineras, la presidenta Cristina Kirchner vetó en 2008 la ley de protección de glaciares, que prohibía la utilización de agua de alta montaña para usos mineros. En septiembre de 2010, la ley de protección de glaciares volvía a aprobarse en el Congreso y no hubo veto. Pero el gobernador kirchnerista de San Juan, José Luis Gioja, declaró que no aplicaría la ley en su provincia en virtud de una cláusula constitucional, incluida con apoyo de Néstor Kirchner en la reforma constitucional de 1994, que regionaliza el subsuelo y deja a las provincias la negociación con las empresas multinacionales. “Te vienen multinacionales que manejan capitales que te triplican el presupuesto total de una provincia. ¿Qué poder puede tener una provincia frente a eso?”, pregunta Quintana.
Las asambleas de autoconvocados, o vecinos por la vida, como también se han denominado, son el único obstáculo. “Fue una guerra muy dura. No hubo muertos, pero sí gente amenazada, golpeada y censurada. Tuvimos un triunfo muy importante, pero la persecución política que sufrimos es devastadora”, declara Gustavo Macayo, abogado esquelense. En febrero de 2010, los vecinos de Andalgalá sufrieron una gran represión cuando intentaron detener el ingreso de las máquinas a la mina. Hubo tantas familias golpeadas que esa noche Andalgalá reaccionó con un auténtico alzamiento, se incendió la municipalidad, apedrearon la oficina de Agua Rica y los negocios promineros. Al día siguiente, un juez de Minas dictaminó que se parara la actividad minera hasta que “se restableciera la paz social”.
“Las asambleas de vecinos autoconvocados son el único obstáculo para el saqueo de las multinacionales mineras”
Los vecinos coinciden en afirmar que las mineras no estaban preparadas para un movimiento sin líderes, tan heterogéneo y compacto. “A ellos les rompía los esquemas el que no hubiera un líder que poder cooptar. Llegaban y preguntaban ‘¿acá quién es el líder?’. No, mirá, acá no hay”, respondía Pablo Quintana, de la Asamblea de Esquel. “No todos los cambios pasan por las instituciones”, concluye.
Minas, agua y cianuro
La minería a cielo abierto requiere de una gran cantidad de agua y es altamente contaminante. Marta Sahores, química de la Universidad de la Patagonia, explica que “se usa el mismo proceso que con el café: la lixiviación. Para hacer café necesitas molerlo y echarle agua para extraer su jugo. En la montaña es igual, con dinamita haces polvo la roca y le añades agua con cianuro para extraer el oro”. La minera iba a usar seis toneladas de cianuro por día, cuando 300 mg es letal para una persona. “La noche que se ganó el plebiscito salimos 9.000 personas a festejar. ¡De un pueblo de 30.000!”, recuerda Sahores.
Chilecito y Famatina ganan a la Barrick Gold
“Triunfo a cielo abierto”, tituló una revista argentina cuando en 2007 las asambleas de las localidades de Chilecito y Famatina obligaron a Barrick Gold a retirarse del proyecto Famatina. Según explicó en unas jornadas sobre megaminería Cecilia Luján, integrante de la Asamblea de Vecinos por la Vida, fueron sus alumnos los que empezaron a impulsar el movimiento del “No a la Mina”, que se extendió hasta configurar una amplia base social en la provincia. Como ocurrió en Chubut, con la victoria del gobernador Das Neves, en La Rioja también ganó un gobernador, Beder Herrera, que se presentaba con discurso prominero y que luego parece haber cambiado de idea. Tras una reunión con Herrera, Rodolfo Gaitán, ex legislador provincial, afirmó: “La única alternativa para Chilecito y Famatina es la minería”.
A la presencia de uranio se le une el reciente descubrimiento de minerales hidrocarburíferos, al que ha seguido la firma de un acuerdo entre la provincia y Repsol YPF para su explotación. Actualmente las asambleas siguen movilizadas para impedir que otra multinacional minera, esta vez de capitales chinos, la Shandong Gold, empiece a explotar oro en otro cerro, también del cordón Famatina, pero más cercano al pueblo. “Aunque también hablamos del saqueo, la contaminación y nuestros derechos, nuestra lucha se centró en el consumo de agua”, comenta Silvia Gabriela Romano. “Ante la proximidad de la campaña electoral van a tratar de ir lento, pero apenas pasen las elecciones van a intentar concretar. Estamos dispuestos a resistir”, concluye Romano.
Tinogasta frena la extracción de uranio
“Ustedes, lamentamblemente, no van a poder pasar”, sentenció Eliana Carpio en Tinogasta tras cruzar su coche ante la incredulidad, y los seis camiones, de la minera. La asamblea de autoconvocados por la vida supo en 2007 que la empresa australiana Jackson Minerals pretendía extraer allí uranio a cielo abierto. Desde entonces hubo una dura oposición vecinal. A las consecuencias medioambientales, se sumaba la presencia de ruinas arqueológicas del “Camino del Inca”.
Los vecinos consiguieron que el intendente llevara la instalación del proyecto a consulta popular, pero el plebiscito fue invalidado por la Corte Suprema de Catamarca 48 horas antes de celebrarse. Al igual que ocurrió en los otros intentos de plebiscitos, el tribunal lo rechazó porque los municipios “no tienen injerencia en las políticas económicas provinciales”. A estas movilizaciones, se sumó una polémica por el primer ministro neozelandés John Key. En un país declarado libre de energía nuclear, a Key se le descubrieron acciones en la minera Jackson, que explotaba uranio. Tras haber contenido a la Jackson, los Autoconvocados por la vida se enfrentan en la actualidad a la empresa Cat Gold, de capitales canadienses, que pretende extraer oro y cobre a cielo abierto en Las Papas, en el norte de Tinogasta.
Connivencia entre las mineras y el kirchnerismo
El yacimiento de oro, plata y cobre que pretende explotar la empresa canadiense Barrick Gold se encuentra en la frontera entre Chile y Argentina, en la cordillera de los Andes, justo debajo de los glaciares, las reservas de agua más puras del planeta. Este proyecto se beneficia del Tratado Minero que firmaron en 1997 el presidente argentino Carlos Menem y su homónimo chileno Eduardo Frei. Desde que se presentó el proyecto en 2001, organizaciones de los dos Estados no han dejado de movilizarse en contra y denunciar la íntima relación de José Luis Gioja, gobernador kirchnerista de San Juan, la provincia argentina afectada, con la minera. Esta íntima relación tanto del Gobierno del kirchnerismo con la Barrick llevó en 2008 a la presidenta a vetar la ley de protección de glaciares. En 2010, cuando finalmente se aprobó, Gioja se apresuró a declarar que su provincia no la acataría, en base a una modificación de la ley de 1994 sobre la gestión de los recursos naturales que fue aprobada con la ayuda del ex presidente Néstor Kirchner. En la actualidad, pese al hostigamiento de personas clave en la resistencia, las asambleas siguen activas, relata la activista chilena Consuelo Infante.
“A comienzos de 2010 se inició un proceso de sanción tomando algunas irregularidades en las que había incurrido la Barrick, pero al cambiar en septiembre la institucionalidad ambiental, los procesos de sanción abiertos y no resueltos han quedado congelados”, añade Infante.
TESTIMONIOS: UN ANTES Y UN DESPUÉS EN ANDALGALÁ
Aldo Flores recuerda cómo empezó el corte de ruta en Andalgalá, el 14 de diciembre de 2009: “Una noche estábamos pasando un documental que habíamos hecho con un amigo de Buenos Aires, la gente de Famatina y de Tinogasta. De ahí salió que había que hacer algo urgente: le cortamos la ruta a la minera. Llegamos al 25 de diciembre y pasamos la Navidad allá. Para la gente fue muy impactante sentir que le estaban dando un contenido a sus vidas. Ahí la gente estaba redescubriendo el significado de compartir con el otro, de lo colectivo. Una mujer trajo la virgen de Catamarca y unos chicos trajeron una bandera del Che. Y ahí están, conviviendo el uno con el otro, eso es lo que está aprendiendo la gente”. Otro día clave para Aldo Flores fue el 15 de febrero del siguiente año, cuando el pueblo, entre la represión de la policía, intentaba impedir la entrada de las máquinas de la minera. “En medio de la locura, de los heridos, había gente que me preguntaba que cómo me sentía. Y yo decía que estaba inmensamente feliz de ver que esa gente se había levantado y estaban defendiendo la vida. Aunque fuera por un momento, habían perdido el miedo. Eso ha marcado un antes y un después en nuestro pueblo. Ahí la gente se manifestó como era, después de tantos años de mentiras y de trampas y de ser subordinados, se sintieron con la libertad de hacer algo”.
Más info: http://losmovimientoscontraatacan.wordpress.com
Fuente: Diagonal