06/12/2010
LA MEGAMINERÍA A CIELO ABIERTO, por
Diana Duque Gómez
LA MEGAMINERÍA A CIELO ABIERTO : CRIMEN DE LESA HUMANIDAD
Diana Duque Gómez
Las circunstancias económicas actuales están marcadas por un control absoluto y un crecimiento desmesurado del capitalismo monopolista, encarnado en la sinarquía* dueña de las grandes corporaciones y multinacionales que han entretejido su decisivo y liberticida dominio económico y político a través de los Estados (mercantilismo). Así, afirma Erich Fromm que “un pequeño grupo, del cual depende el destino de gran parte de la población, ejerce un poder enorme sobre la sociedad”(1).
La economista Hazel Henderson afirma que “en la mayoría de las sociedades industrializadas, gigantescas instituciones corporativas controlan el suministro de mercancías, crean demandas artificiales mediante la publicidad y ejercen una influencia decisiva en las políticas nacionales. El poder económico y político de estos gigantes corporativos impregna todas y cada una de las facetas de la vida. Los mercados libres desaparecieron hace mucho tiempo”(2). La concentración cada vez mayor del capital y la riqueza en estas grandes corporaciones hace imposible la libertad individual y, por tanto, la independencia económica, la iniciativa, la creatividad y, obviamente, la competencia libre, instaurando la esclavitud generalizada, el saqueo y destrucción de la naturaleza y las crecientes pobreza y enfermedad.
El mercantilismo, sistema económico y político de explotación y expoliación donde los tableros de mando los tienen los monopolios y las grandes corporaciones multinacionales, se sustenta en una cultura patriarcal, esto es, una cultura de la dominación del fuerte sobre el débil a través del Estado y de una concepción materialista mecanicista que despoja al ser humano del alma, de su ser espiritual, para convertirlo en una mercancía, lo mismo que a la naturaleza, estableciendo la falsa separación entre lo físico y lo metafísico, -introducida por Descartes-, que condujo a definir el universo como un gigantesco sistema mecánico al servicio de los poderosos y como un objeto para ser mercantilizado.
El patriarcado establece dolosamente que la vida humana es una lucha constante y feroz por la sobrevivencia y para regularla impone un modelo opresivo -totalitario- de organización social basado en una estructura jerárquica y autoritaria, donde hoy imperan las tecnologías de destrucción masiva como los alimentos modificados genéticamente, los venenos químicos, la guerra electrónica, el uso bélico de Internet, gigantescas maquinarias para saquear la naturaleza, armamentos de todo tipo, etc.
Este paradigma, conformado por el inhumano ideal del “Hombre” como dominador de la naturaleza y por la visión mecanicista del mundo, se desarrolla con personajes como Francis Bacon, Tomas Hobbes, René Descartes, Isaac Newton, Charles Darwin y demás fundadores de la “ciencia” patriarcal.
Señala la historiadora de la universidad de California Carolyn Merchant que Francis Bacon “personificaba un vínculo muy importante entre dos ramas principales de este paradigma: el concepto mecanicista de la realidad y la obsesión por la dominación y el control en la cultura patriarcal”. Lo cual se percibe en la violencia del lenguaje de Bacon, cuando afirma que “es preciso ‘atajar los devaneos’ de la naturaleza, obligarla a servir y esclavizarla. Según él había que ‘constreñirla’ y el objetivo del científico era ‘torturar la naturaleza para extraer de ella sus secretos’”(3). Este expoliador espíritu baconiano ha tenido una definitiva influencia en el desarrollo de la ciencia y la tecnología modernas como parte esencial que es de la ideología justificadora de la explotación, el saqueo y la codicia, convirtiendo la vida humana en sufrimiento e infelicidad y posibilitando la depredación de la naturaleza, lo que aniquila la armonía de todo el sistema que la sustenta.
Un ejemplo de ello lo constituye la actual situación invernal de Colombia donde la agresión a la naturaleza ha traído grandes inundaciones generalizadas y sin precedentes, causadas por la deforestación implacable de las cordilleras y la cabecera de los ríos, por la alteración del curso natural de éstos con embalses y obras de desvío, por la erosión producida, entre otros, por la ganadería extensiva y, sobre todo, por el atroz accionar de las grandes multinacionales mineras.
Cabe mencionar lo que sucedió recientemente en Honda, Tolima, donde a raíz de la megaexplotación minera, el río Gualí arrasó todo el centro histórico del poblado. Así lo narra Alfredo Molano: “No hace mucho la Fiebre del Oro que nos invade llegó al río Medina. Mineros profesionales... les arrendaron a los campesinos ribereños playas y playones. El cauce había sido conservado con matas de guadua, guamos y ceibas... Hasta cuando llegó una docena de retroexcavadoras... Y comenzaron a meter sus gigantes uñas de acero en esas tierras. Destrozaron los guaduales, destruyeron los cauces naturales de las aguas, arruinaron a los campesinos y se llevaron el oro... Como es obvio, las retros hicieron tajos rectos, aflojaron la tierra y las aguas que antes perdían fuerza en los meandros del río Medina ganaron fuerza y velocidad. No faltaba sino el aguacero, y este cayó, y siguió cayendo durante 13 horas. Sin orillas, sus aguas se volvieron locas, y locas cayeron al Gualí, y el Gualí descargó todas su fuerza contra Honda”(4).
En Colombia -con un desprecio total por el país y sus habitantes-, su gran biodiversidad está siendo criminalmente sacrificada por el Estado mediante contratos leoninos de megaexplotación minera a favor de las empresas multinacionales de la sinarquía internacional. Este siniestro “auge” minero fue desatado por el gobierno protervo de Álvaro Uribe Vélez y se da básicamente en los tres últimos años. Así lo evidencian el creciente número de títulos mineros otorgados: el Instituto Colombiano de Geología y Minería (Ingeominas) indicó que para octubre de 2010 se han expedido 8.828 títulos, mientras en el año 2000 el número fue de 50, en 2007 alcanzó a 1.650 y en 2008 llegó a 7.343 (5). Explica un informe de la publicación Minería Chilena que “fue la decisión de AngloGold Ashanti de trasladar sus oficinas a Bogotá para atender un proyecto de exploración minera greenfield en un área de 83.000 Km2 lo que llamó la atención de las compañías extractivas y de exploración sobre las expectativas ofrecidas por el país. De esta forma, AngloGold fue seguida rápidamente por empresas como Vale, Rio Tinto, Barrick Gold, Kinross Gold, Mitsui Mining y Votorantim, entre otras”(6).
La empresa que posee el mayor número de hectáreas para exploración concesionados en Colombia es la multinacional de origen sudafricano, AngloGold Ashanti, AGA, tercera empresa más grande en explotación aurífera del mundo, que desde 2003 ha explorado unas 11 millones de hectáreas en 15 departamentos (7), siendo su proyecto más importante en el país el de la explotación a cielo abierto de la mina de oro La Colosa, considerada por la empresa como “el descubrimiento de oro ‘más significativo’ del mundo en un decenio”(8).
La mina de oro La Colosa está localizada en el departamento del Tolima, municipio de Cajamarca -conocido como “la despensa agrícola del país”-, que se encuentra dentro de la Zona de Reserva Forestal Central, considerada como una “zona ambiental protegida, que es de hecho una estrella de agua en la que se verían amenazados 161 nacimientos de agua”(5). Así, Cajamarca es un municipio “con un enorme potencial hídrico donde se destacan los ríos Anaime, Toche y Bermellón y las quebradas Capotal, Cucuana, entre otras. En el sector del páramo se encuentran dos lagunas denominadas Las Mellizas. El sistema hidrográfico es de gran importancia por formar la parte alta del curso del río Coello y su distrito de riego”(9).
Los contratos de exploración minera en la mina La Colosa han sido otorgados violando todas las disposiciones vigentes. Así lo viene denunciado ampliamente la Revista Cofradia, “la expedición de estos títulos por parte de Ingeominas y contratos de concesión por parte del Ministerio de Minas se hace con total y absoluta violación de la Ley 685 de 2001 (Código de Minas) y la Ley 1382 de 2010 que la modificó y reformó, que prohíbe otorgar títulos mineros en zonas de páramos, protección y reserva forestal y ambiental (Artículo 34)” (10). Lo cual coloca en evidente ilegalidad el proyecto de la multinacional AngloGold Ashanti, AGA. Por eso en entrevista reciente el gerente de proyectos de AGA, Aurelio Ganoza afirma con cinismo que “el Congreso de Colombia podría aprobar una ley de minería en 2010 que acelerará la exploración de minerales en el país”(11).
Por otra parte, esta área de La Colosa incluye el Cerro Machín, localizado a 10 kilómetros al noreste del centro del proyecto, sobre el cual se ha creado el mito de que es un volcán de gran peligrosidad, lo que se está utilizando para aterrorizar a los propietarios de la zona para comprarles a precio de ganga sus fincas. Burda falacia puesto que si la supuesta peligrosidad del volcán amenaza a los habitantes ¿por qué no representa ningún peligro para las multimillonarias inversiones que está haciendo y que tiene proyectado hacer en el futuro la AngloGold Ashanti en La Colosa ? Curiosamente antes del año 2.000, año en que aparece en Colombia la AngloGold Ashanti, nadie hablaba del volcán Cerro Machín. Como señala el columnista Néstor Jaime Ocampo Giraldo, “nadie hablaba de él, no aparecía en los libros de geografía, no se mencionaba en los Planes de Prevención y Atención de Desastres, ni se le consideraba en los Planes de Ordenamiento Territorial o en los Planes de Desarrollo. Ni siquiera aparecía en Internet”(12).
Informa la revista Cofradía que “En el Tolima, la empresa sudafricana ha recibido de parte de Ingeominas 156 títulos mineros que la facultan para hacer exploración y explotación hasta por un término de 29 años de minerales como oro y sus concentrados, cobre, plata, platino, molibdeno, zinc y demás minerales concesibles. Además de tener 278 solicitudes en trámite ante el mismo instituto (...) El atentado ambiental para el Tolima es demasiado grave. AngloGold en poco tiempo estará ejecutando proyectos mineros en más del 70 por ciento de los municipios del departamento con un costo para los tolimenses demasiado alto, entendiendo que éstos se realizarán sobre las principales fuentes de nacimiento y abastecimiento de agua para el consumo humano y para la producción agrícola y pecuaria, vocación económica a la que siempre le ha jugado el Tolima”(13).
AngloGold Ashanti se propone desarrollar el proyecto de la mina La Colosa extrayendo el oro que está superficialmente disperso en un área calculada de 515 hectáreas de la zona de reserva natural mediante la técnica a cielo abierto. El brutal procedimiento es el siguiente: “en primer lugar, con maquinaria pesada se destruye toda la capa vegetal con el fin de exponer el suelo... Una vez despejado el suelo, se hacen pequeñas
perforaciones en la tierra donde se instalan explosivos que luego al accionarse aflojan la tierra. En los 15 años que durará la explotación de oro en Cajamarca, la multinacional AngloGold Ashanti utilizará alrededor de 1'000.000 de toneladas de explosivos… 10 veces el poder de la bomba atómica de Hiroshima. Una vez aflojada la tierra, con maquinaria se procede
a ‘raspar’ toda la montaña, con el fin de remover enormes cantidades de roca, ya que el oro está en partículas microscópicas esparcidas en toda la tierra. En las minas a cielo abierto, para extraer un kilogramo de oro se necesitan remover entre 130 a 150 toneladas de tierra. En Cajamarca se estima que se removerán de esta manera 600.000 toneladas de tierra diarias. Una vez se tiene el material rocoso, se le deposita en enormes pilas sobre plásticos, donde se le rocía por semanas enteras con una solución de agua con cianuro, que al irse escurriendo junta las partículas de oro, para luego llevar esta mezcla liquida de agua + oro + cianuro a unas enormes piscinas donde con carbón activado se separa el oro del resto de materiales” (14).
La ruina de la Zona de Reserva Forestal Central conllevará una catástrofe ambiental al generar una cantidad ingente de residuos tóxicos que contaminarán los 161 nacimientos de agua y a ríos como el Bermellón, Coello e incluso el río Magdalena y por supuesto “el suelo con metales pesados como el arsénico, cobalto, mercurio, etc. que pueden seguir contaminando por más de cien años”(15). Se estima que la cantidad de agua utilizada por la mina se acerca a los 250.000 litros por hora y se procesarán, según el geólogo Humberto Pérez Salazar, “cerca de 50.000 toneladas diarias de material lítico extraído de canteras ubicadas en lugares donde afloran aproximadamente 130 manantiales que suministran, aguas abajo, el agua potable para el consumo de más de 170.000 habitantes, e igualmente, el agua para irrigar más de 27.000 hectáreas correspondientes al distrito de riego de USOCOELLO; el más grande de Colombia”(16).
Con el desarrollo de la megaminería, llevada a cabo por un puñado de grandes multinacionales privilegiadas con miles de títulos mineros, Colombia asiste a una de las mayores devastaciones de su territorio y a una hecatombe de su medio ambiente, con la extinción de su biodiversidad, con la masiva contaminación y desaparición de sus fuentes hídricas, con la desertificación de grandes zonas del país en su gran mayoría reservas naturales o de protección ambiental. Esto sin hablar del desbarajuste del sistema productivo colombiano como consecuencia de priorizar la mortífera gran explotación minera sobre la agricultura y la industria, de la proliferación de enfermedades y muertes producidas por el enorme deterioro ambiental y de la persecución y desplazamiento forzado de miles de campesinos y artesanos de la minería que durante generaciones han ejercido su oficio para sostener a sus familias -una minería a escala humana- y que ahora son declarados ilegales para ser reemplazados por las nefandas multinacionales mineras.
Mientras esta debacle ocurre en Colombia, en Costa Rica “un tribunal echó abajo la concesión del proyecto minero de Crucita, operación a cielo abierto que iba a destrozar el medio ambiente”(17). Y por su parte, “el Parlamento europeo prohíbe la minería a cielo abierto con cianuro en todo los países que integran la Unión Europea... Para el Parlamento, la minería a cielo abierto con cianuro está clasificada como una de las principales contaminantes y puede tener un impacto catastrófico e irreversible en la salud humana y el medio ambiente, y por ende en la diversidad biológica”(18). Sin duda, la megaminería a cielo abierto es un crimen de lesa humanidad cometido por las sinarquías dueñas de las multinacionales y sus Estados.
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* Sinarquía: grupo de personas dueñas del capital financiero, de las corporaciones, de los monopolios, de los grandes negocios y del Estado, que deciden en beneficio propio los asuntos políticos y económicos de un país a través de ese Estado, instrumento fundamental de la dominación y la expoliación del ser humano y la naturaleza.
Notas:
1. Erich Fromm, El miedo a la libertad. Editorial Paidós, Barcelona, 1990; 2. Fritjof Capra, Sabiduría Insólita. Editorial Kaidós, Barcelona, 2003, págs. 301 y 302; 3. Ídem., pág. 269; 4. El Espectador, 21 de noviembre de 2010, pág. 35; 5. www.mch.cl/revistas/index_neo.php?d=873 ; 6. Ídem. 7. www.larepublica.com.co “La Colosa puede convertirse en el hallazgo aurífero de la década”; 8. www.larepublica.com.co 20 de mayo de 2010; 9. www.cajamarca-tolima.gov.co/nuestromunicipio.shtml?apc=m1s1--&m=f ; 10. www.revistacofradia.com/blog/2010/06/06/anglogold-ashanti-el-nuevo-amo ; 11. www.larepublica.com.co , 20 de mayo de 2010; 12. www.conciencia-ambiental09.blogspot.com/2009/09/sobre-el-volcan-machin.html ; 13. www.revistacofradia.com/blog/2010/06/06/un-monstruo-minero-invade-al-tolima-anglogold-ashanti ; 14. www.visionchamanica.com/madre_tierra/Cajamarca-Mina-La-Colosa.htm ; 15. www.planetapaz.org , Doce razones más contra la mina ‘La Colosa’ en Cajamarca, 11 de octubre de 2009; 16. www.et-ee.facebook.com/topic.php?uid=13896732079&topic=10644 ; 17. El Tiempo, 28 de noviembre de 2010, pág. 9; 18. www.petronewls.net , El Parlamento europeo prohibió la minería a cielo abierto con cianuro.
Bogotá, diciembre 1 de 2010
Publicado en www.dianaduquegomez.blogspot.com