Argentina: San Salvador, la ciudad del cáncer
Luego de la carta difundida por la familia de Santiago Ramírez -el niño de ocho años que padece cáncer ganglionar, oriundo de General Campos-, DIARIOJUNIO fue al departamento de San Salvador para conocer lo que ya es una realidad entre sus habitantes: los devastadores efectos de las fumigaciones con agrotóxicos en la salud de niños, jóvenes y adultos.
Entre campos y producción de soja y arroz
Los campos de San Salvador, localidad conocida como la Capital Nacional del Arroz, se destacan por una siembra de 28.900 hectáreas de soja transgénica y 8.000 de arroz, de acuerdo a la campaña 2013/14 según la Bolsa de Cereales de Entre Ríos.
Alrededor del pueblo funcionan decenas de agroindustrias, entre ellas: plantaciones de arroz, galpones de agroquímicos, empresas aéreo fumigadoras, fábricas de maquinarias y carrocerías. A fines del 2012 se sancionó la ordenanza N°1090 que establece una zona de resguardo ambiental, conformada por el casco urbano y un radio de 500 metros donde “se prohíbe las pulverizaciones y aplicaciones de plaguicidas, agroquímicos y cualquier otro producto biológico, por cualquier medio (terrestre o aéreo)”, como así también se prohíbe el lavado de las maquinarias, equipo de aplicación, y el vaciado de remanentes en los cursos del agua.
“Cuando nosotros hacemos la primera marcha, es porque muere una chica llamada Cecilia, fallece dejando tres hijas. Dijimos ‘juntémonos y hagamos una marcha’”, cuenta Andrea Kloster, integrante de la marcha Todos Por Todos, el grupo de vecinos autoconvocados que salió a la calle a exigir al intendente Marcelo Berthet un relevamiento sanitario, y comenzó a recabar testimonios e historias clínicas que sirvieran de fuente estadística de las enfermedades.
“Los aeroaplicadores desaguan en los arroyos. Usan el cauce para lavar las fumigadoras. Todos vivimos alrededor del campo y las fábricas, este modelo de producción con agrotóxicos ha hecho estrago en nosotros, nos ha dado bienestar económico, van a notar que San Salvador no es pobre, pero miren a qué precio”, manifiesta Kloster.
Barrios contaminados de gamexane y glifosato
“En estos barrios, hay tres o cuatro enfermedades... Nosotros en esta cuadra (Lisandro Castro) tenemos tres muertos… En el barrio CGT, hay un caso que murieron dos chicas de una misma familia. A la vuelta hay un matrimonio que los dos murieron de cáncer”, expresa Andrea Kloster del barrio Jardín que, junto a los barrios CGT, 40 Viviendas y Centenario, conforman el sector más joven de la ciudad y condensan un altísimo índice de casos de víctimas de cáncer, leucemia, lupus, diabetes.
“Al barrio Centenario lo hicieron sobre una pista de aterrizaje donde lavaban los aviones; creo que fue ignorancia, pasa que no se le daba importancia y que no había este grado de veneno. Nadie se preocupaba porque no era tan masivo, el daño vino con los años. Las fumigaciones empeoraron con la llegada de la soja que ha hecho una revolución a nivel de enfermedades humanas”, remarca Kloster.
Cuenta que en 2014 el periodista Moritz Pompl, corresponsal en Buenos Aires para la Radio y Televisión Pública Alemana “vino a San Salvador a investigar porque los animales que consumían soja en Alemania se morían de tumores cerebrales, decía que allá los campesinos compran la soja transgénica que se produce en Argentina y le dan a sus animales de comer, entonces lo que les interesaba era saber porque morían sus chanchos y nuestros niños con tumores cerebrales. Es una fábula que la soja alimenta el mundo; la compran China y Alemania para alimentar sus chanchos”.
“Si vas al cementerio hay un montón de gente joven”
Fuimos a la calle 1º de Mayo 629 del barrio 40 Viviendas, donde vivía Leila Derudder, quien falleciera a sus 14 años víctima de una leucemia, el 3 de octubre del año pasado en el Hospital Garrahan. Hablamos con Patricia, su madre, quien trabaja como docente de escuela primaria en 5° y 6° grado.
“Los médicos hablando formalmente te dicen que no saben; lo que si me dijeron que no es hereditario, pero cuando hablan con vos sola, ahí sí te dicen que es a causa de los agroquímicos, no te dicen que es solo porque vos estés expuesto a la fumigación, sino que puede venir en la fruta, en la comida también. Hay algo, un factor externo, que hace que el ADN en la sangre se modifique, y esa modificación no es hereditaria, eso es lo que te explican. Es el aire tóxico de las fumigaciones que respiramos”, explica Patricia.
“Si vas al cementerio hay un montón de gente joven. Y por ahí te dicen que falleció de un paro cardiaco, como Leila, pero a causa de la leucemia, porque con el tratamiento de quimioterapia, te mata otra cosa. Lo llamativo son la cantidad de casos de gente joven, lo esperable es después de los 45 años”, relata la mamá de Leila.
En un momento de la entrevista pasa una señora en bicicleta, es mediodía de enero, y dice Patricia: “Ahí pasó Roxana, la mamá de Pablo, nuestro vecino que tenía 18 años cuando falleció de leucemia también, en enero del 2014”. En Argentina se diagnostican entre 450 y 470 leucemias, de las cuales más de la mitad logran curarse con un tratamiento muy intenso y con requerimientos de instituciones de alta complejidad, según datos del Instituto Nacional del Cáncer (SIC).
En Entre Ríos hay 50 nuevos casos anuales de niños con cáncer; 16 son leucemias, de acuerdo a estadísticas del SIC.
Agregó “Esta zona era donde guardaban los productos químicos. El hombre de enfrente sabe, porque él era aviador”, señala Patricia. El barrio donde vive está compuesto por dos manzanas, y una plaqueta lleva escrito como recordatorio: “Barrio 40 Viviendas 1998. Gobernador Busti”. Está pegado al barrio Centenario; el cual se construyó sobre un aeródromo de aviones fumigadores de lindano, un insecticida clorado (más conocido por el nombre comercial gamexane), el cual tiene “prohibido total” en Argentina desde 1998 bajo resolución 513 de Sanidad Vegetal por su altísimo grado de toxicidad.
Cáncer por duplicado
De acuerdo a la información del Observatorio de Mortalidad de Todos por Todos, que trabaja conjuntamente con la Red de Médicos de Pueblos Fumigados, en San Salvador, en los últimos cuatro años -sin contar el 2014-, fallecieron 249 personas, 108 fueron víctimas de cáncer.
En 2010, de 58 muertes, 27 fueron por cáncer (46,5 por ciento). En 2011, de 80 fallecidos, 40 tuvieron como causal esa enfermedad. En 2012, hubo 22 muertos enfermos de cáncer de un total de 52, y en 2013 la cifra alcanzó el 32 por ciento (19 sobre 59).
En 2014 se registraron más de 17 muertes de orden cancerígeno y decenas de diagnosticados entre: tumores cerebrales, leucemias y todo tipo de cánceres, de garganta, boca, colon, pulmón, próstata, y otros como tiroides, riñón, sistema nervioso central, páncreas, pies, testículos, estómago, laringe, intestino, columna, huesos…
En concreto, los índices de San Salvador abarcan de un 32 a un 50 por ciento de muertes por cáncer. Según el Ministerio de Salud, el cáncer es la segunda enfermedad causante de defunciones en el país (luego de las enfermedades del corazón) y su promedio nacional oscila entre el 18 y 20%. San Salvador duplica la media nacional de muertes por cáncer.
En lo que va de 2015 se contabilizan dos muertes; la última defunción fue la semana pasada por un cáncer de hígado. En el hospital al día de hoy hay tres enfermos terminales.
Conclusión
En abril vendrán a San Salvador, Entre Ríos, sesenta personas, entre estudiantes y docentes, a realizar la encuesta sanitaria, y se hará en los barrios donde han aparecido más casos de cáncer. La encuesta estará en manos del Dr. Damián Verzeñassi, director de cátedra de Medio Ambiente y Salud de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Rosario, que se ha declarado “en solidaridad con los pueblos que se movilizan y que luchan por la salud de sus ecosistemas y de la vida”.
Resta aclarar que no se trata específicamente de un campamento sanitario, sino de una encuesta sanitaria, ya que el campamento se realiza en localidades de menos de 10 mil habitantes (como fue el caso de Bovril, departamento La Paz). San Salvador tiene 17 mil habitantes pero, dada la circunstancia que vive la población, el relevamiento sanitario se convirtió en un imperativo que se logró a merced de los enfermos y las marchas.
Fuente: ANRed