“Aquí seguiremos”: convocan a Encuentro de Redes de Resistencia y Rebeldía y celebración por los 25 años del EZLN
El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) convocó al Encuentro de Redes de Resistencia y Rebeldía y a una celebración para conmemorar el 25 aniversario “del inicio de la guerra contra el olvido” a celebrarse entre los días del 26 de diciembre y 01 de enero del 2019.
Durante el evento, se discutirán los resultados de la consulta interna derivada del encuentro del mes de agosto de este año y se hará una valoración y análisis de la situación actual de los pueblos indígenas, los barrios y las comunidades, además de plantear los siguientes pasos en la lucha contra la violencia, la discriminación y el despojo de los pueblos.
El registro será el 26 de diciembre y las mesas de análisis se realizarán del 27 al 29 en el Centro “Huellas de Memoria. Subcomandante Insurgente Pedro cumplió”, en las inmediaciones del poblado Guadalupe Tepeyac, MAREZ San Pedro de Michoacán.
Por otra parte, la celebración del 25 aniversario del EZLN se realizará el 31 de diciembre del 2018 y 1 de enero del 2019, en La Realidad zapatista, sede del caracol “Madre de los caracoles del mar de nuestros sueños”, zona Selva Fronteriza.
A continuación, la convocatoria completa:
Invitación a la celebración del 25 Aniversario del Alzamiento Zapatista y a un Encuentro de Redes
EJÉRCITO ZAPATISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL.
MÉXICO.
17 de noviembre del 2018.
A l@s individu@s, grupos, colectivos y organizaciones de las Redes de Apoyo al CIG:
A las Redes de Resistencia y Rebeldía o como se llamen:
A la Sexta Nacional e Internacional:
Considerando que:
Es madrugada.
Considerando que:
Hace frío.
Considerando que:
En esa bisagra del tiempo, donde no es día ni noche, ni dentro ni fuera, ni sombra ni luz, usted se descubre sin sueño, en esa incómoda vigilia que le hace vulnerable a los recuerdos, la memoria punzante de lo hecho y lo deshecho, la larga cuenta de las omisiones, la breve de lo realizado.
Considerando que
Usted se pregunta, no sin razón, a qué viene todo eso…
Porque usted está todavía tratando de asimilar ese “Todo es imposible la víspera”, que escucha-lee en ese desconcertante nano-mini-micro metraje del autodenominado “cine para leer”. Un filme (?) 30 años enlatado (literal: en una lata de sardinas) y presentado en aquel cine imposible, signado por un igualmente desconcertante escarabajo con ínfulas de andante caballero, y cuyo título (de la película, se entiende): “La 69 ley de la dialéctica” tampoco es muy racional. Una película sin imagen ni sonido, y compuesta por una sola frase. Dejando todo el peso a la imaginación de quien atiende a su ¿proyección?
En fin, todo parece absurdo aquí… ¿aquí?, ¿dónde diablos está? Pero tampoco tiene mucho tiempo para ubicarse, porque le apuran:
“Vamos pues”, le dice la niña.
Usted piensa que ya puede esperar cualquier cosa… pero al fin salen de la absurda sala de ese cine imposible, siempre de la mano de la niña. Aunque ahora le rodea a usted una banda de infantes donde, es evidente, son mayoría las féminas, con sus naguas y blusas de colores, sus prensa-pelo inútiles en esos cabellos desordenados.
Empiezan a caminar remontando el declive natural de la montaña.
Piedras, algo de lodo, la niebla, el camino, siempre el camino.
Usted ahora intuye que, desde el pie del muro apenas manchado por carteles y grafitis desgastados, ha recorrido una especie de espiral. Como si el sendero trazado le llevara hacia dentro de un caracol… o hacia afuera. Cada paso una estación. Lo mismo la falsa felicidad de la feliz familia feliz, que la simulación de la Gran Final, que la provocación de la pantalla como un puente imposible.
Y el muro omnipresente, indestructible, incuestionable, insistiéndole en que está prohibido pensar. Que todo está hecho ya. Que sólo le queda acomodarse como sea y en donde pueda. Que la eternidad es eso, eterna. El presente cambia, pero su lógica frívola y superficial permanece. Es imposible otra cosa. Es más, es imposible que usted piense, imagine, sueñe, que no es imposible otra cosa.
Caminan. Usted hace memoria:
La niña preguntó si lloran las películas que nadie mira, que no es sino otra forma de preguntar por los dolores y las rabias ignorados –el muro imponiendo la ceguera y la sordera hacia lo otro-. ¿A quién se le ocurre preguntar eso? Sí, eso y otras cosas. Por ejemplo, cuestionar la existencia del muro. El muro. Ahora usted lo mira con atención. Tan alto como alcanza su vista o su larga vistas. Tan extenso que ni vale la pena medirlo, -¿para qué?-. Su sólida construcción. Su apariencia impecable… bueno, no tanto…
Tomando un poco de distancia, el muro se llena tanto de grafitis como de grietas. Las más de las veces sin que se puedan diferenciar unas de otros. Como si la solidez del muro dependiera de la vista corta. Porque para poder leer esa gran pinta que le hiere la rugosa fachada, hay que tomar suficiente distancia.
“Aunque el camino será largo… aquí seguiremos”, le dice la niña que dice la pinta en el muro que no dice nada, mudo, resignado a que los sucesivos administradores manden cuadrillas de trabajadores contra ese grafiti para borrarlo, taparlo, silenciarlo, exterminarlo.
“No la había visto”, se disculpa usted.
“De por sí, todavía”, le responde la niña, y agrega: “pero aquí seguiremos”.
¿Qué tanta distancia se necesita para mirar eso? Usted cree que sólo lo pensó, pero la niña le responde: “Lejos”.
¿Pero cómo cuánto?, insiste usted.
“Como más de 500 años”, le dice la niña sonriendo con malicia.
Y como no queriendo, un rap acompasa los pasos de esa pandilla de infantes que le acompaña:
Llegamos de tan lejos
En todos sentidos, tan lejos
En silencio llevamos una fuerza
Tan lejos, cada uno tiene la carga de su camino.
Cantando la luz en las ruinas de un mundo quemado. (*)
Ese sonido, ¿viene de dentro o de fuera? ¿Es ésa la banda sonora de éste su viaje anacrónico, absurdo, irremediable?
-*-
Ahora usted, un poco por vergüenza y un mucho por curiosidad, pone más atención a esos grafitis.
Uno allá, se ve que de factura reciente, señala, con letras compactas y apresuradas:
“Lecciones elementales de Economía Política:
Uno.- El capital no sabe leer, no atiende a las redes sociales, la prensa, las encuestas, los votos, las consultas, los videos, los programas de gobierno, las buenas o malas intenciones, las lecciones de moral, las leyes, la razón. El capital sólo sabe sumar, restar, multiplicar, dividir, calcular porcentajes, tasas de interés, probabilidades.
Dos.- El capital sólo atiende a la ganancia, la mayor y la más rápida. Como los depredadores, el capital tiene buen olfato para la sangre y la destrucción, porque significan paga, mucha paga. La guerra es un negocio, el mejor.
Tres.- El capital tiene sus propios jueces, policías y ejecutores. En el mundo del muro esos inquisidores se llaman “mercados”.
Cuatro.- Los mercados son los sabuesos del gran cazador: el capital. En el mundo del muro, el capital es dios y los mercados sus apóstoles. Sus feligreses son las policías, los ejércitos, las cárceles, las fosas comunes, el limbo de las desapariciones forzadas.
Cinco.- Al capital no se le doma, educa, reforma, somete. Se le obedece… o se le destruye.
Seis.- Ergo, lo que este mundo necesita son herejes, brujas escarlatas, magos, hechiceras. Con la pesada carga de su pecado original, la rebeldía, el muro será destruido.
Siete.- Aún así, seguirá pendiente lo que sigue: si, como sucesor, se levanta otro muro; o si, en su lugar, se abrirán las puertas y ventanas, los puentes que el mundo necesita y merece.”
Siguen los grafitis, las grietas, y ese continuo sube y baja por lomas, valles, quebradas. El caracol retrayéndose hacia su centro. Poblados, pequeños, más pequeños, unas cuantas casas asomándose a la carretera.
Un letrero advierte: “Está usted en territorio zapatista. Aquí el pueblo manda y el gobierno obedece”.
Y usted se pregunta:
¿Qué es lo que mantiene viva a esta gente si ha tenido, y tiene, todo en contra? ¿No son acaso los eternos perdedores, los que yacen mientras otros levantan sus gobiernos, sus museos, sus estatuas, sus “triunfos históricos”? ¿No son los damnificados de todas las catástrofes, la carne de cañón de todas las revoluciones que se hacen para “salvarlos” de sí mismos? ¿Los extranjeros en la tierra que les vio nacer? ¿El objeto de burlas, desprecios, limosnas, caridades, programas de gobierno, proyectos “sustentables”, directrices, proclamas y programas revolucionarios? ¿No son los analfabetos irremediables a los que hay que educar, dirigir, ordenar, mandar, sojuzgar, doblegar, dominar, c-i-v-i-l-i-z-a-r?
¿Por qué no obedecen cuando se les dice lo que deben decir y cómo decirlo; lo que deben mirar y cómo; lo que deben pensar y no; lo que deben ser y dejar de ser?
¿Y por qué no bajan la mirada frente a todas esas amenazas –las que les prometen aniquilación o salvación, es lo mismo-?
¿Y por qué sonríen?
¿Y por qué a usted le ponen, de guía, a una banda de infantes indígenas?
¿Y a dónde le llevan ahora, después de este viaje tortuoso a lo largo del muro? ¿Le llevan a lo que hizo posible esas risas infantiles, es decir, esas vidas? Unas letras responden: “Y miren lo que son las cosas, para que nos vieran, nos tapamos el rostro; para que nos nombraran, nos negamos el nombre; apostamos el presente para tener futuro; y para vivir… morimos”.
¿Qué es lo que construyen aquí?
¿Dónde está la desazón, la angustia, la derrota, la amargura de saberse inferiores?
¿Y por qué esa obsesión por la tierra, por defenderla, por cuidarla, por guardarla?
¿Y por qué los bailes, la bulla, la música, los colores, el ir y venir de miradas, ese empeño en las ciencias y las artes, esos modos y ni modos?
¿No se dan cuenta de que perdieron?
Un momento, ¿perdieron? ¿Quiénes? No esta gente, es claro.
“Aquí seguiremos”, ratifica el grafiti que la realidad araña en el muro.
-*-
Y aquí está usted, con un pie en una realidad y el otro en otra, -la que se levanta en las montañas del sureste mexicano con la inquietante bandera de la libertad-.
La que construyen estas personas tan pequeñas, tan normales, tan gente, tan como cualquier otro, otra, otroa.
Tan sin precio y tan invaluables.
“Comunidades zapatistas” se llaman, se autodenominan, se saben.
Y entonces, sin darse apenas cuenta, está usted frente a un letrero que parece viejo, o nuevo, o sin tiempo:
Bienvenid@s a La Realidad.
Considerando lo anteriormente expuesto (es decir, durante los últimos 25 años), se invita a la Sexta Nacional e Internacional, al Congreso Nacional Indígena, al Concejo Indígena de Gobierno, y a quienes apoyaron, apoyan y apoyarán al CNI y al CIG, a:
Primero.- Un Encuentro de Redes de Resistencia y Rebeldía, de Apoyo al CIG, o como se llamen. A realizarse en el Centro “Huellas de Memoria. Subcomandante Insurgente Pedro cumplió”, (en tierra recuperada en las inmediaciones del poblado Guadalupe Tepeyac, MAREZ San Pedro de Michoacán”) a celebrarse los días del 26 al 30 de diciembre de este año del 2018, con el siguiente temario:
.- Resultado de la consulta interna derivada del encuentro del mes de agosto 2018.
.- Análisis y valoración de la situación actual de sus mundos.
.- ¿Qué sigue?
Llegada y registro. 26 diciembre de 2018.
Mesas de análisis y discusión. 27, 28 y 29 diciembre 2018.
Clausura: 30 diciembre 2018.
El correo para el registro como participante en el encuentro es:
redesdic18@enlacezapatista.org.mx
Segundo.- La celebración del 25 aniversario del inicio de la guerra contra el olvido: 31 de diciembre del 2018 y 1 de enero del 2019, en La Realidad zapatista, sede del caracol “Madre de los caracoles del mar de nuestro sueños”, zona Selva Fronteriza.
El correo para registrarse como asistente a la celebración del 25 aniversario del alzamiento zapatista es:
aniversario25@enlacezapatista.org.mx
Les esperamos, porque, aunque el camino será largo, aquí seguiremos.
Desde las montañas del Sureste Mexicano.
Subcomandante Insurgente Moisés. Subcomandante Insurgente Galeano.
(*) Keny Arkana. “Lejos”, en L’esquisse 3.
Fuente: Desinformémonos