Agricultura campesina e indígena y soberanía alimentaria en tiempos de COVID-19

- Foto tomada de internet

En el marco del 2do conversatorio realizado por estudiantes del proyecto de Extensión Universitaria “Que el aislamiento no corte nuestras voces" del 3er Semestre Turno Tarde de la carrera de Trabajo Social de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Asunción, la Plataforma Social de Derechos Humanos, Memoria y Democracia tuvo participación con la representación de nuestra compañera Alicia Amarilla de CONAMURI. 

Continuando con la iniciativa de debatir con las organizaciones sociales sobre temas que interpelan en este tiempo de aislamiento, se reflexionó sobre la Agricultura campesina e indígena. Para la compañera Alicia Amarilla, ¨La tierra otorga poder, por eso es fundamental para el desarrollo económico del país la agricultura campesina e indígena, al igual que la salud pública, o la educación que se desantendió hace mucho tiempo porque actualmente nuestra tierra está en manos de empresas y no de aquellos campesinos e indígenas que fueron desalojados de esas tierras¨ mencionó.

Para las organizaciones campesinas e indígenas como CONAMURI un tema preocupante hace varios años es el uso de las semillas, refiriéndose a ellas como patrimonio de los pueblos, por eso la lucha para su preservación ante el avance de las trasnacionales y el agronegocio. La producción de semillas se encuentra patentanda y privatizada por empresas extranjeras, un ejemplo concreto es que este tiempo de siembra de hortalizas se tiene que recurrir a semillas provenientes de Brasil para poder utilizarlas en nuestra tierra.

¨No hay forma de producir en esta situación de pobreza, ni siquiera para el autoabastecimiento, mínimamente se necesita dinero para poder hacer trabajar la tierra, trasladar la producción y demás, todo eso dentro de un contexto de amenazas de desalojos¨

Sobre el rol de las mujeres en esta pandemia, manifestó que la sobre carga de trabajo es alarmante, las mujeres campesinas no sólo se ocupan de la producción de autoconsumo, sino de la educación de sus hijos en peores condiciones que las mujeres en la ciudad. La dedicación para una buena producción de alimentos requiere atención de mínimo 4 horas diarias. Y al igual que en la ciudad, el desarrollo de las ollas populares recae en manos de las mujeres que ponen todo el esfuerzo organizado para que las comunidades puedan recibir alimento.

Sobre eso, insistimos en la necesidad de reflexionar sobre la protección contra el hambre ya que las ollas populares y solidarias son una oportunidad para fortalecer las compras públicas de alimentos de la agricultura familiar campesina e indígena, promoviendo circuitos locales de producción y comercialización . Haciendo realidad la aplicación del decreto 3000/15 por el cual se establece el proceso simplificado para la adquisición de productos agropecuarios de la agricultura familiar.

Agradecemos el espacio de análisis tanto a estudiantes como a docentes, iniciativas así fomentan la construcción hacia una educación universitaria conectada a la realidad nacional con pensamiento crítico y con participación de diferentes sectores.

Fuente:  Plataforma Social de Derechos Humanos, Memoria y Democracia

Temas: Defensa de los derechos de los pueblos y comunidades, Movimientos campesinos, Soberanía alimentaria

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