Agricultores brasileños ganan juicio contra Monsanto
Campesinos firmaban contratos con Monsanto que no ofrecían garantía alguna del aumento de la cosecha. La sentencia obliga a Monsanto a no imponer condiciones a los agricultores que compran semillas de soja transgénica, además tendrá que pagar una multa de 400 mil dólares cada vez que no cumpla con el dictamen.
El sindicato brasileño Unión Rural Sinop, que representa los intereses de los agricultores de Mato Grosso, centro de Brasil, ganó un juicio contra la multinacional estadounidense Monsanto, empresa que obligaba a los compradores de sus semillas de soja transgénica a firmar acuerdos restrictivos antes de adquirir el producto.
La sentencia, dictada el pasado sábado, obliga a Monsanto a no imponer condiciones a los agricultores que compran semillas resistentes a las orugas que últimamente atacan los cultivos de muchas zonas del país, causando graves pérdidas de cosecha.
A partir de ahora, la compañía tendrá que pagar una multa de 400 mil dólares cada vez que no cumpla con la sentencia, vigente en todo el territorio del estado de Mato Grosso.
En el momento de hacer la compra de las semillas, los campesinos firmaban un contrato que no ofrecía garantía alguna del aumento de la cosecha, pero incluía el pago de regalías por parte del comprador.
A través del contrato, los compradores le otorgaban a Monsanto el derecho a entrar e inspeccionar la propiedad del agricultor en cualquier momento.
Asimismo, le daba a la empresa el beneficio de subir las tasas de regalías o confiscar una parte de la cosecha. Según el documento, el comprador en ningún momento podía pelear contra la compañía.
Con el mismo acuerdo, el granjero también aceptaba "el derecho de propiedad intelectual sobre las tecnologías agrícolas".
Según la justicia de Mato Grosso, Monsanto se aprovecha de su posición favorable en el mercado como único proveedor de Intacta RR2 para obligar a los granjeros a "cumplir unas cláusulas que son excesivas e ilegales".
Monsanto, una de las corporaciones más detestadas por la comunidad de agricultores del mundo, se ha convertido a los ojos de muchos en el más fácilmente reconocible símbolo del control corporativo sobre los alimentos y la agricultura.
La multinacional también ha recibido multas por trampa. En agosto de 2012, un tribunal de Brasil la condenó a pagar 500 mil reales (unos 250 mil dólares) por haber utilizado publicidad engañosa al promocionar una soja transgénica.
Fuente: TeleSUR