“El Diablo estará en los detalles”: empezaron las negociaciones en la ONU sobre el cambio climático
A 30 años de adoptada la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, el domingo inició la 27a Conferencia de las Partes de ese organismo para negociar las posibles soluciones a la crisis del clima. Más conocida como la COP27, la cita tiene lugar en la ciudad de Sharm El-Sheikh.
Amigos de la Tierra Internacional (ATI), la red ambientalista de base más grande del mundo, que tiene como uno de sus principios fundamentales la Justicia Climática, realizó una conferencia de prensa el domingo en la propia COP, en la que manifestó sus preocupaciones, expectativas y demandas.
Una de las mayores alertas levantadas por los movimientos sociales es la cooptación corporativa del espacio. Los contaminadores no pueden ser quienes negocien las soluciones. Los culpables de la crisis climática no serán quienes la frenen. Por eso, más de 400 organizaciones se sumaron a una campaña para echar a los grandes contaminadores.
La crítica central de ATI va en consonancia con la de muchas organizaciones y movimientos a nivel global: evitar y denunciar las falsas soluciones. Vale recordar que el año pasado, en la COP26, los países decidieron establecer normas para los mercados de emisiones de carbono (en el marco del Artículo 6 de la Convención).
Al respecto, Meena Raman, de SAM – Amigos de la Tierra Malasia, dijo en la conferencia de prensa: “lo que se verá (en la COP 27) es la legitimación de las falsas soluciones. Glasgow ya lo hizo. Dan a entender que si todos los países adoptan metas para la reducción de las emisiones a Cero Neto, el mundo estará en vías de limitar el aumento de la temperatura a 1,5 grados. Esta es una gran estafa y en realidad es un fraude que hemos denunciado una y otra vez”.
Los mercados de carbono son una forma de financiarización de la naturaleza, donde se compran y venden créditos de carbono para compensar las emisiones. Estos mercados permiten seguir emitiendo carbono, de hecho, otorgan permisos para hacerlo, siempre y cuando las empresas paguen para compensar sus emisiones en otra parte, por ejemplo, apoyando un proyecto de plantación de árboles en el Sur global.
Este tipo de propuestas no tiene, en absoluto, una perspectiva de derechos humanos. Un informe de ATI evidencia que por ejemplo Shell, para compensar sus emisiones y llegar al requerido Cero Neto, debería plantar una superficie similar a la de Brasil con árboles. La cuestión es: ¿Cómo conseguirá Shell estas tierras? La respuesta no admite otra opción que el acaparamiento de tierras y por tanto el despojo de Pueblos Indígenas y comunidades locales.
Este año, además de las falsas soluciones de los mercados de carbono, el Cero Neto y las soluciones basadas en la naturaleza, volvió la amenaza de la geoingeniería, también llamada ingeniería del clima, un conjunto de técnicas diseñadas para intervenir y alterar los sistemas de la Tierra en gran escala. Algunas de esas tecnologías ni siquiera han sido probadas exhaustivamente.
Las lógicas coloniales del Norte global sobre el Sur global siguen intactas, y esto también debe ponerse en juego a la hora de evaluar las decisiones sobre el cambio climático. “A pesar de llevar a cabo estas COP en suelo africano, el saqueo de recursos y acaparamiento de tierras en África continúa (…) África sigue siendo vista como un vertedero, un lugar del que se extraen los recursos y se llevan a otras partes del mundo, y que luego regresan en forma de productos usados finalizados”, manifestó el ambientalista Ubrei-Joe Maimoni, de Amigos de la Tierra África. La organización publicó un documento de posición en rechazo al afán por el gas natural en África y a favor de la implementación de su Plan de Recuperación Justa y Energía Renovable para África.
En tanto, según la coordinadora de soberanía alimentaria de Amigos de la Tierra Internacional, Kirtana Chandrasekaran, “lo que necesitamos es que los gobiernos comiencen de manera urgente a coordinar el abandono gradual de la producción y consumo de combustibles fósiles, con la equidad y la justicia en el centro”.
“Estamos aquí presentes para exigir justicia climática. Esto significa que los países ricos deben hacer lo que les corresponde para abordar la crisis climática, reduciendo sus emisiones, proporcionando el tan esperado financiamiento para la adaptación y las pérdidas y daños”, añadió la activista Rachel Kennerley, de Amigos de la Tierra Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte.
Por su parte, la activista Abeer AL Butmeh, integrante de PENGON – Amigos de la Tierra Palestina, consideró que “no es posible alcanzar la justicia climática sin justicia social, sin decisiones políticas realmente fuertes, que no sean un maquillaje verde”. Un ejemplo es la empresa israelí de agua Mekorot, que viola sistemáticamente el derecho humano al agua de la población palestina. “No se puede alcanzar la justicia climática sin que las grandes empresas industriales y del sector del agua rindan cuentas”, agregó.
Además de denunciar las falsas soluciones y exigir acciones concretas especialmente a los países industrializados, causantes de la crisis climática, ATI trabaja en visibilizar e impulsar soluciones reales y populares, con el horizonte de que una transición energética justa es posible.
Sobre esto Chandrasekaran agregó: “exigimos más apoyo para las comunidades, la agroecología campesina y la pesca artesanal a pequeña escala, que siguen alimentando al 70 u 80 por ciento de la población de nuestro planeta”.
Fuente: Radio Mundo Real