Balance y proyección: los temas urgentes en materia ambiental para el 2019
El 2018 fue un año de mucho movimiento en materia ambiental. Mientras desde los organismos oficiales se muestran optimistas en relación a la situación ambiental del país y centran sus políticas públicas en el turismo sustentable y los acuerdos internacionales con países centrales, las organizaciones y asambleas socioambientales siguen resistiendo a las diversas expresiones del modelo extractivo, con una agenda propia de prioridades para 2019.
Si miramos la línea de tiempo en relación a las políticas públicas ambientales, nos encontramos con que hacia el inicio de la gestión de Mauricio Macri como presidente de la Nación, se elevó el rango de la entonces Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable a ministerio, con Sergio Bergman a la cabeza. Sin embargo, este año en la reducción y fusión de ministerios impulsada por el ejecutivo nacional, la cartera ambiental volvió a ser secretaría.
La agenda oficial de la actual Secretaría prioriza temas relacionados con el turismo y las inversiones de emprendimientos “sustentables” en áreas naturales, la gestión de información sobre sustentabilidad corporativa, las “buenas prácticas de aplicaciones de fitosanitarios” y la firma de tratados internacionales para el cuidado ambiental. En contraposición con este programa, los movimientos socioambientales y lxs investigadorxs de la temática, tienen una agenda propia ligada a la lucha contra el extractivismo y a una ciencia digna que colabore con una mejor calidad de vida.
En la página web de la Secretaría se encuentra un informe sobre la situación ambiental del territorio argentino, que contempla las dimensiones sociales, económicas, culturales y ecológicas. El informe es optimista en cuanto a las acciones que se llevaron adelante, tales como la finalización del Inventario Nacional de Glaciares, la ampliación de la lista de humedales de importancia internacional del país y la adjudicación de presupuesto para el Fondo Nacional para el Enriquecimiento y la Conservación de los Bosques Nativos. Sin embargo, no se habla del intento de modificación de la Ley de Semillas, de los derrames de petróleo y gas en el valle de Río Negro, de las represas en los ríos patagónicos y de la Mesopotamia, de la resistencia de las provincias cordilleranas a la megaminería, del fracking, de los monocultivos y los agrotóxicos, de la contaminación industrial y de la persecución y judicialización a militantes ambientalistas.
En relación a los temas urgentes para el 2019, Hernán Giardini, de la Organización Ecologista Piuké de Bariloche, sostiene: “Son muchos los conflictos que están preocupando a las comunidades, tenemos impactos ambientales graves que afectan a muchas comunidades locales y a pueblos originarios. En el NOA los conflictos más importantes son los relacionados con la deforestación, que a su vez generan desalojos y pérdida de biodiversidad. En el Litoral tenemos los conflictos relacionados con el modelo del agronegocio, la soja transgénica y los pueblos fumigados; y en la Patagonia la megaminería y el fracking, al igual que en la región Cuyana”.
Por su parte, Carlos Vicente, integrante de Acción por la Biodiversidad y GRAIN, manifiesta que “la agenda para el 2019 de las organizaciones ecologistas y de los movimientos sociales va a tener dos ejes principales: uno es continuar la resistencia al modelo extractivista, ya sea al modelo sojero en la pampa y alrededores, la minería o los proyectos hidrocarburíferos, y la otra, es la agenda socioambiental que viene de la mano del libre comercio, el neoliberalismo y la crisis económica que viene generando este gobierno”.
La agenda bonarense
En la provincia de Buenos Aires, los temas de preocupación para el próximo año son diversos; Evangelina Romano, de Unidos por la Vida y el Ambiente (UPVA) de Ramallo, plantea que “el gran desafío para el año que viene es tratar de crear una red con distintas organizaciones del Delta del Paraná para la creación de más áreas protegidas que ayuden a reducir el efecto invernadero frente al cambio climático”. Romano explica que la posibilidad de crear estas áreas protegidas a nivel nacional y provincial es de gran relevancia, ya que hoy esos espacios se encuentran amenazados por factores antrópicos como la ganadería, la siembra intensiva y el monocultivo de soja, la tala indiscriminada de bosques, la minería, el fracking, la instalación de industrias químicas y la construcción sobre los humedales.
Desde el Centro de Investigaciones del Medioambiente (CIM), de la Universidad Nacional de La Plata y el Consejo Nacional de Ciencia y Técnica (CONICET), Andrés Porta, director e investigador de este instituto, destaca varios ejes importantes que requieren atención urgente a nivel regional y local: “Un tema prioritario es la cuestión de las inundaciones; si bien luego de la del 2013 la Universidad y el CONICET impulsaron proyectos de investigación que dieron un diagnóstico claro de la situación y qué se podía hacer; la Municipalidad de La Plata, lejos de escucharnos, decidió contratar una consultora catalana. A esto se suma el agua de la ciudad, que debería ser potable y está viniendo bastante floja; con el aire tenemos una situación compleja también, si bien hay un avance con la zona de mayor desarrollo industrial que es el Polo Petroquímico de Ensenada, porque la Justicia actuó, el rol del Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible deja mucho que desear”.
Por otra parte, Porta agrega que otro punto importante es el cinturón agrícola por su uso abusivo de agroquímicos y la situación de la Reserva Natural de Punta Lara, en donde “los guardaparques hacen lo que pueden a pura garra y pulmón y haría falta una acompañamiento importante”.
Tras la realización, a lo largo del 2018, de los encuentros de los múltiples foros del Grupo de los 20 (G20) en Argentina, el panorama que se abre en materia ambiental es el de profundización del extractivismo. Entre los anuncios tras el encuentro de los principales mandatarios, se encuentran las inversiones vinculadas al fracking (como la construcción de un tren que facilite la conexión del yacimiento Vaca Muerta), a la megaminería y al desarrollo energético. En este contexto, las asambleas y movimientos socioambientales, tendrán que enfrentar el desafío de continuar resistiendo a los embates de este modelo.
Fuente: Tinta Verde