Un valle envenenado
El uso de plaguicidas no es reciente, ni exclusivo del valle Autlán-El Grullo. Se trata de una práctica cotidiana que ha afectado por años la salud de personas asentadas cerca de parcelas. Hoy traemos la historia de El Mentidero y Ahuacapán, comunidades donde sus niños y sus adolescentes presentan químicos en sus organismos. Aquí plasmamos un recuento de lo que ha ocurrido desde que investigadores revelaron la problemática hace ya un año, el 25 de junio de 2019. Desde entonces la situación no ha cambiado prácticamente nada.
“Le daban unos dolores de cabeza terribles, a mí se me partía el alma de verlo…mi hijo se empezó a paralizar de la mitad del cuerpo, perdió el conocimiento, no sabía ni cómo se llamaba”. Rosa se derrumbó al recordar los efectos de los plaguicidas en su hijo, que lo llevaron a una grave intoxicación en 2018. Recuerda que los médicos del hospital en el municipio de Autlán de Navarro, Jalisco al que lo llevó, no sabían lo que tenía.
A su hijo lo canalizaron, le pusieron suero, pero no le encontraban nada.
Estuvo internado dos días y al salir le recetaron paracetamol para su dolor de cabeza. Después de esos días, Rosa habló con más mamás de la comunidad de El Mentidero, lugar en el que vive y supo que el caso de su hijo no era el único, había más adolescentes específicamente de la telesecundaria “Venustiano Carranza” en dicha comunidad, presentando malestares frecuentes como vómito, mareos y dolor de cabeza.
Los estudiantes referían un “olor extraño” en el ambiente mientras estaban en clases, cuando salían al receso y mientras desayunaban. Al lado, a menos de un metro se encuentra una parcela de aproximadamente una hectárea y media con cultivo de hortaliza, que era fumigada durante el horario de clases, provocando los malestares.
Anteriormente, ese espacio era ocupado por caña de azúcar, como la mayoría de las aproximadamente 90 parcelas que rodean a El Mentidero, por encontrarse justo en medio de los municipios de Autlán y El Grullo, un valle de monocultivo, cañero. Pero hace unos pocos años en esa parcela aledaña a la telesecundaria, empezó la siembra de hortaliza, principalmente pepino y jitomate, donde de acuerdo con personal y alumnos de la escuela, las fumigaciones son más constantes, a diferencia de la caña que se siembra en la zona a nivel industrial desde 1969 y cuyas aplicaciones son esporádicas.
La hija de Gisela también presentaba dolor de cabeza todos los días desde hace dos años, desde que ingresó a esa escuela. Sin tener claro el origen del malestar, Gisela le daba una pastilla de paracetamol a su hija cada día. Les generaba curiosidad que su dolor cesaba cuando salía de clases y estaba en casa:
“Yo siempre llegaba a mi casa con dolor de cabeza o a veces me dolía la panza, pero diario llegaba a mi casa con dolor de cabeza y pues tomaba pastillas y luego se me quitaba”, refirió la adolescente.
Los diagnósticos de las mamás no fueron certeros al principio. En ocasiones creían que sus hijos no habían desayunado correctamente y por eso tenían mareos y dolor de cabeza, sin embargo, cada día estaba presente la incertidumbre de ¿qué estaba pasando? Se preguntaba Águeda, cuando sus dos hijos, uno en primero y otro en tercer grado, llegaban a casa después de clases:
“Me decía -sí amá, si desayuné- y ya le daba una pastilla, pero a mí se me hacía raro que pasaba un rato y se le quitaba. Y así seguido llegaba con los ojos bien colorados, yo lo veía y se acostaba y a veces se bañaba y se le quitaba, pero así seguido, y ya un día llegó y me dijo que se habían vomitado como dos compañeros de él, que así, de repente”, relató la mujer.
Coctel de plaguicidas
El 25 de junio de 2019 investigadores de la Universidad de Guadalajara y del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) Occidente, revelaron los resultados de un estudio realizado a los 53 estudiantes que en ese momento cursaban dicha telesecundaria. El resultado: glifosato, 2,4-D, molinato y picloram en la orina de los adolescentes, todos herbicidas.
El estudio original iba orientado hacia niños y niñas del kínder y primaria de la comunidad, como parte de la investigación “Causas de insuficiencia renal en niños de preescolar y primaria de la comunidad de El Mentidero”, con el objetivo de conocer si había padecimientos de insuficiencia renal en un contexto diferente al de Agua Caliente, en el municipio de Poncitlán, Jalisco, en donde también se aplicó este estudio y donde hay una gran presencia de casos de insuficiencia renal.
La toma de muestras de orina se extendió también a los adolescentes, debido a la petición que hicieron dos madres de estudiantes de la telesecundaria, quienes señalaron padecimientos en sus hijos y que, al enterarse de la aplicación de este estudio en niños, quisieron que también se les tomaran muestras a sus hijos.
El documento con los resultados señala, que “los pesticidas pudieron haber llegado al cuerpo de estos jóvenes por el aire que respiran, por el agua que beben, por tocarlos, cargarlos o aplicarlos y por el consumo de alimentos contaminados”.
De los cuatro herbicidas encontrados, el glifosato estuvo presente en el organismo del 100 por ciento de la población estudiantil de la telesecundaria, en una cantidad promedio de 4.92669 µg/mL (microgramos por mililitros), una mínima de 2.05577 µg/mL y una máxima de 17.53285 µg/mL. Este es el plaguicida con mayores niveles encontrados en la orina de los adolescentes.
El glifosato aparece en el mercado con nombres comerciales como Faena, Coloso, Sombra y Noble que, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el nivel de toxicidad está clasificado como ligeramente tóxico, sin embargo, algunos efectos inmediatos y de corto plazo de este plaguicida en la salud humana, son la irritación de la piel, ojos y garganta, cólicos abdominales, ansiedad, dificultad respiratoria, náuseas, vómitos, diarrea o debilidad. Mientras que los efectos por contacto continuo o frecuente con el glifosato son la probabilidad de contraer cáncer en forma de linfomas o leucemia, también es un posible alterador del equilibrio hormonal y puede desencadenar el parkinson positivo.
En el caso del estudio para los niños y niñas de tres a doce años de kínder y primaria de la comunidad, también los resultados son alarmantes. En el muestreo de diciembre de 2018 a 93 niños y niñas, se les identificó la presencia de siete tipos de plaguicidas. El 100 por ciento de los infantes presentaron tres tipos de sustancias activas altamente tóxicas en la misma muestra de su orina, de acuerdo con la clasificación de la OMS y de la Agencia de Protección Ambiental (EPA). Se trata de los insecticidas metomilo, emamectina y paratión.
Esta situación no es exclusiva de los niños, niñas y adolescentes de la comunidad de El Mentidero, también se encontraron concentraciones alarmantes en Ahuacapán, otra comunidad de Autlán de Navarro. Aquí, los investigadores tomaron una única muestra a 103 niños y niñas de kínder y primaria, también en diciembre de 2018. Los resultados arrojaron que el glifosato está presente en el 100 por ciento de los infantes. Además, se reveló que en esta comunidad hay un niño al que se le detectaron al mismo tiempo doce tipos de plaguicidas en su orina.
Los investigadores detectaron que los productores de El Mentidero utilizan al menos 33 sustancias activas en sus cultivos, de acuerdo con entrevistas que realizaron, mientras que en el caso de Ahuacapán encontraron un mayor uso de agroquímicos, con productos comerciales que da un total de 43 tipos distintos.
Un problema que no se soluciona
El caso que escaló a nivel nacional e incluso internacional, fue el de los adolescentes de la telesecundaria de El Mentidero, por tener una parcela a centímetros y por dar testimonio del nivel de exposición y sintomatología cada día. Desde el 25 de junio de 2019 cuando se dieron a conocer los resultados, algunas autoridades convocaron el 01 de julio a una primera reunión, a la que no fueron invitados ni los investigadores Felipe Lozano ni Aarón Peregrina de la Universidad de Guadalajara, ni Humberto González del CIESAS Occidente, responsables de la investigación. Tampoco fueron convocadas las madres de familia de los adolescentes afectados.
El 11 de julio de 2019 se realizó la segunda reunión entre sectores, primera y única a la que asistió el presidente de Autlán, Miguel Ángel Íñiguez Brambila, de cinco reuniones que se han convocado hasta este julio de 2020 ya a un año. En esa ocasión sí fueron invitados los investigadores universitarios.
Durante esa segunda reunión se expuso el contexto de ambas comunidades, la de El Mentidero y Ahuacapán ante representantes de diferentes sectores, entre ellos de Telesecundarias en el Estado de Jalisco, de la Delegación Regional de la Secretaría de Educación Sierra de Amula (DRSE) Sierra de Amula, de las comisiones edilicias de Salud y Ecología en el Ayuntamiento de Autlán, de Consejos Municipales de Salud, de la Jurisdicción Sanitaria VII, de la Junta Local del Comité Estatal De Sanidad Vegetal De Jalisco (CESAVEJAL), las direcciones de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable, la dirección de Desarrollo Rural, profesores investigadores del CU Costa Sur, entre otras personas.
Los investigadores desde ese momento plantearon un proyecto piloto de reconfiguración agroecológica, alimentaria y de salud para revertir el daño causado por plaguicidas a la salud de niñas y niños, cuyo objetivo es la transición a una agricultura ecológica, una alimentación saludable y un ambiente sustentable. Sin embargo, al pasar las cinco reuniones en cinco meses, aunque hubo diversos compromisos, en las acciones reales por parte de las autoridades no se han visto reflejadas.
Una de las “soluciones inmediatas” promovida por el Gobierno de Autlán en julio de 2019, fue cambiar el horario de fumigación para el productor, de ya no hacerlo en la mañana, sino por la noche y durante fines de semana. Sin embargo, los jóvenes continuaban expuestos, pues en octubre de 2019 regresaron los dolores de cabeza y los mareos.
Una de las estudiantes manifestó que, a mediados de dicho mes, los síntomas en su cuerpo aparecieron de nuevo. En esos días al ingresar a las aulas por la mañana, refiere que “olía feo” y empezó el dolor de cabeza:
“A veces entrábamos a clases y acababan de rociar o habían rociado en la mañana; llegábamos (a la escuela) y todavía estaban rociando o acabando, pero a veces sí queda el olor en los salones. Prácticamente siempre me duele la cabeza y con el olor me mareo”, señaló la joven.
Otro de los alumnos de la telesecundaria coincidió con su compañera. A pesar de esta medida tomada por el gobierno, manifestaban que esto al parecer no se cumplía, pues muy temprano en la mañana se registraban los síntomas:
“Sí, a veces huele feo y pues da asco el olor, porque estamos jugando nosotros a veces ahí en la cancha al lado y llega el olor, a veces cerca de la escuela llega el olor cerca del terreno, un olor que te marea”, dijo el adolescente.
En octubre también, la Secretaría de Salud Jalisco, a través de la Jurisdicción Sanitaria VII y el Hospital regional de Autlán, tomó muestras de los adolescentes para conocer si hasta ese momento padecían daño renal. En noviembre de 2019 se dieron a conocer los resultados, donde se reveló que hasta esa fecha los jóvenes no tienen daño renal, sin embargo, se explicó que al continuar la exposición podrían desencadenarlo en los próximos años, como una consecuencia crónica.
De las actividades que organizó el Gobierno de Autlán y que poco o nada tenían que ver con la propuesta de los académicos en la segunda reunión, respecto a la transición hacia una producción orgánica, fueron las capacitaciones. Una de ellas sobre “buen uso y manejo de plaguicidas”, impartido por la Comisión Estatal de Seguridad para el Manejo y Uso de Plaguicidas, Fertilizantes y Sustancias Tóxicas (COESPLAFEST) dirigida principalmente a agricultores, jornaleros agrícolas, aplicadores y expendedores, en la que los mismos presentes reconocieron y señalaron poca asistencia.
Derivado de la situación se realizaron distintos eventos, entre ellos en el marco de la XXV Semana Cultural Universitaria del Centro Universitario de la Costa Sur en octubre de 2019, se organizó el coloquio: “Plaguicidas, salud pública y medio ambiente”, donde la rectora Lilia Victoria Oliver Sánchez, fijó una postura sobre la problemática de los plaguicidas que hay en el valle y llamó a realizar un diagnóstico de la situación sanitaria en todos los centros escolares de Autlán, El Grullo y El Limón, para que se evalúe el riesgo de la exposición a los plaguicidas, pero esto no ha ocurrido.
Desde que se dio a conocer la situación de ambas localidades, la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco integró el acta de investigación 151/2019. Entre lo recabado están informes solicitados a distintas dependencias, entre las que figuran el Ayuntamiento de Autlán y sus órganos internos, la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial (SEMADET), la Secretaría de Salud Jalisco a través de la Comisión para la Protección contra Riesgos Sanitarios del Estado de Jalisco (COPRISJAL) y la Procuraduría Estatal de Protección al Ambiente (PROEPA), mientras que la Universidad de Guadalajara, se sumó a aportar datos de prueba, entre otras instancias.
Hasta este mes, julio de 2020 dicha acta de investigación no se ha elevado oficialmente a queja, de hacerlo significaría que existe la presunción de una o varias violaciones a los derechos humanos principalmente de los niños y adolescentes por parte de las autoridades y se les emitirían recomendaciones a las dependencias correspondientes.
En noviembre de 2019, fue aprobado un exhorto presentado por la Diputada Federal por el Distrito 18 de Jalisco, Mónica Almeida López para instar a las distintas dependencias entre ellas la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) y la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS), así como a las correspondientes en el estado de Jalisco, para que realicen las gestiones que estimen pertinentes y suficientes para que verifiquen el cumplimiento de autorizaciones del uso de plaguicidas y fertilizantes utilizados en las actividades agrícolas en dichas comunidades. Hasta el término de este texto, ninguna de las dependencias ha respondido al exhorto que fue notificado en febrero.
La última reunión se realizó el 21 de noviembre de 2019, donde se acordó que la siguiente, es decir la sexta reunión que convoca a los diferentes sectores para atender el problema, sería el pasado 22 de enero de 2020, sin embargo, el Gobierno de Autlán no convocó, la canceló. El regidor de la comisión de Ecología Walter Alejandro Méndez Parra en ese momento se limitó a argumentar que surgieron otras situaciones qué atender. Se había acordado establecer una nueva fecha, pero hasta el momento, a un año ya nadie ha convocado a ninguna reunión de seguimiento.
Plaguicidas y nitratos en agua potable
Durante la última reunión del 21 de noviembre, el investigador Luis Manuel Martínez Rivera, del Centro Universitario de la Costa Sur, reveló la presencia de niveles de nitratos y plaguicidas como malatión y glifosato en el agua potable que abastece a la comunidad de El Mentidero:
“Mandamos a hacer un muestreo de diez casas en El Mentidero y diez casas en Las Paredes, un poco para comparar cómo estaba la situación, como las dos están rodeadas de muchas parcelas agrícolas. Entonces tomamos agua directamente de la llave, porque finalmente es como la usan las familias”, dijo el investigador.
Con este muestreo realizado en las comunidades de Las Paredes y El Mentidero, resultó que los nitratos rebasaban los límites establecidos en la NOM-127-SSA1-1994, donde señala que no deben pasar de los 10 mg/l (miligramos por litro).
En el caso particular de Las Paredes, de las diez muestras realizadas, solamente en dos se rebasó el límite máximo permitido, pues en una de las muestras se encontró una concentración máxima de hasta 12.6 mg/l. Mientras que, en El Mentidero, de las diez tomas, en seis rebasó los límites máximos, llegando a concentraciones de hasta 19.6 mg/l.
Una vez revelados los resultados de concentración de nitratos, también se analizó la concentración de plaguicidas en estas muestras de agua, por lo que se hizo un análisis en el laboratorio del Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingenierías, por el Dr. Aarón Peregrina.
Entre los resultados, se encontró que el agua que abastece a Las Paredes no presenta concentraciones de plaguicidas, pero El Mentidero sí, en el agua potable de las diez casas muestreadas en tres se encontraron concentraciones del insecticida malatión, la más alta de 471.45675 ng/mL (nanogramos por mililitro), mientras que en siete se detectó el herbicida glifosato, la concentración más alta es de 8249.6845 ng/mL.
Luego de revelada esta situación hasta la fecha, julio de 2020, ni las autoridades municipales, ni estatales han intervenido para revertir este otro problema que involucra a los plaguicidas ahora en el agua, de acuerdo con el investigador.
Cuando Bayer-Monsanto intervienen
También el Gobierno de Autlán se vinculó con la Asociación Civil Protección de Cultivos, Ciencia y Tecnología (PROCCYT A.C), quien buscó directamente al municipio para ofrecer sus servicios de capacitación en el manejo de plaguicidas, de forma gratuita.
Autlán sólo cubrió el hospedaje y alimentos al capacitador, por lo que durante noviembre impartió charlas a productores en al menos cinco localidades de Autlán: El Mentidero, Ahuacapán, Mezquitán, El Corcovado y El Chante. También tuvo acercamientos con otros municipios de la región.
Entre los objetivos que planeta PROCCYT A.C en su sitio web: “busca la consolidación de la industria de agroquímicos en México”. Entre sus aliados se encuentra el logo de Desarrollo Rural del Gobierno de Jalisco.
Esta autodenominada asociación civil, trabaja y forma parte de la red CropLife Latin America, organización gremial internacional que representa a la industria de la ciencia de los cultivos, con una red de 25 asociaciones en 18 países. Entre las compañías miembros de CropLife, se encuentra Bayer, que adquirió a Monsanto en junio de 2018.
Esta reportera obtuvo unos audios captados por los productores, donde el capacitador de esta asociación ligada a Bayer-Monsanto, en uno de los encuentros de capacitación, señaló que la investigación de los académicos de la Universidad de Guadalajara y CIESAS Occidente no podía ser posible, a menos que los niños bebieran un vasito de glifosato una hora antes de la toma de muestra:
“Es que el glifosato es el ingrediente activo que más se usa en el mundo. Se sintetiza y se desintegra. No es posible, la única forma, yo no estoy diciendo que igual y no pasó, la única forma de que pasara eso, es que antes de hacer el estudio hubiese dado el investigador un vasito a cada chamaco: ‘tómenselo, pasa una hora, todos a orinar y todos muestran’, esa es la única forma”, señaló el capacitador.
Respecto a esta declaración del capacitador, Humberto González del CIESAS Occidente, comentó que este trabajador de PROCCYT intentó desacreditar el trabajo realizado con los niños y adolescentes de El Mentidero y Ahuacapán:
“Esta es una situación que se ha venido registrando a nivel mundial. Hay una cantidad de artículos que hablan sobre presencia de glifosato en la orina y de los niños en particular. Incluso hay demandas que han sido ganadas en Estados Unidos por personas que se vieron afectadas, por ejemplo, con cáncer por el glifosato”, explicó el investigador.
Por su parte, Felipe Lozano del Centro Universitario de Ciencias de la Salud, dijo no sorprenderse por este tipo de declaraciones, pues los vendedores de agroquímicos van a defender su producto a costa de lo que sea:
“Los vendedores son vendedores, si van a defender su producto con una mercadotecnia en la que van a desacreditar todo aquello que no les permita tener cabida en el mercado, entonces estamos en una situación de economía de mercado, donde ellos van a defender todo esto”. Reflexionó el académico.
Luego de la publicación de un reportaje especial, dando cuenta de lo declarado por el capacitador de PROCCYT, desapareció del municipio, el Gobierno de Autlán cortó el vínculo. Dejó de dar capacitaciones al menos en estas comunidades y en algunos municipios de la región, de acuerdo con información de productores.
Esperanza en la agroecología
Después de un año que se reveló el problema de manera pública, a mediados de enero de este año los adolescentes y personal de la escuela, otra vez percibieron en un día específico un olor intenso a agroquímico. La parcela fue reactivada.
Esto se dio después de poco más de un mes sin sembrar, luego de la cosecha de jitomate a finales de noviembre. Las fumigaciones regresaron y el olor a plaguicidas fue percibido.
El Gobierno de Autlán no ha aprovechado sus facultades para atender realmente la situación, y a nivel federal únicamente se contempló un decreto que modifica la Ley de los Impuestos Generales de Importación y de Exportación para evitar el uso de moléculas prohibidas y plaguicidas de alta peligrosidad, pero del resto no se señala qué medidas se tomará, como con el glifosato.
Luego de cinco reuniones poco fructíferas y que ninguna dependencia municipal, estatal y federal logren hasta el momento cambiar algo en la problemática de esta comunidad, el director de la telesecundaria, René Michel convocó el 27 de enero a una reunión. Para este encuentro no convocó a autoridades gubernamentales, sino a actores clave. Se reunió con productores agroecológicos, entre ellos Rodolfo González Figueroa, del grupo de productores orgánicos de La Ciénega, en El Limón.
También con representantes de organizaciones como Helen Juárez, investigadora en el Centro Universitario del Sur, quien tiene 12 años trabajando temas de agricultura sustentable. Además, con Evangelina Robles, del Colectivo por la Autonomía y Saberes Locales A.C. de El Grullo. Además, convocó al investigador del CU Costa Sur Luis Manuel Martínez Rivera, a madres de familia de los alumnos de la telesecundaria y se sumó el dueño de la parcela aledaña.
La intención de la reunión giró en torno a la posibilidad de instalar un huerto orgánico escolar y promover la práctica agroecológica en la parcela aledaña, que ha afectado la salud de los estudiantes. El director planteó la idea de crear un proyecto global sustentable, en el que pudieran participar alumnos, profesores, madres, padres de familia y el mismo productor.
Lo que no lograron las autoridades de los tres niveles de gobierno en más de seis meses de reuniones, lo estarían logrando las organizaciones agroecológicas. En el sentido de que el productor de la parcela aledaña accedió a algunas asesorías y talleres agroecológicos, pero con la consigna de que no sólo se trate del dueño de esta parcela, sino convocar a los demás productores de Autlán, para que puedan ser testigos de que otra forma de producción es posible.
Se trata de un proceso paulatino, que hasta el término de este texto no se ha llevado a cabo debido a la emergencia sanitaria por COVID-19 que llegó a México a finales de febrero y aunque en este momento las clases se han visto interrumpidas de manera presencial en todos los niveles, los pobladores y principalmente las madres de familia de El Mentidero, tienen sus esperanzas puestas en que el proyecto agroecológico se va a retomar en algún momento y se apostará por una forma de producción de alimentos libre de químicos.
Fuente: Letra Fría