Rechazo al otorgarmiento del título de Doctor Honoris Causa al Ing. Gustavo Grobocopatel
19 de noviembre - En el día de hoy se entregó en la sede del rectorado de la UCU la siguiente carta firmada por numerosas asambleas y personas de toda la región y expresa el rechazo al intento de imponer un doctorado Honoris causa al ing. Gustavo Grobocopatel, acto que desprestigiaría esa casa de altos estudios que se supone heredera de las tradiciones de La Fraternidad.
¿Qué modelo de Universidad aspira a ser la que galardona a un empresario que desprecia la vida de nuestras poblaciones y contamina la ciencia?
Ante el anuncio de la intención de otorgar el título de Doctor Honoris Causa al Ing. Gustavo Grobocopatel por parte de la Universidad de Concepción del Uruguay el día de hoy, queremos expresarles nuestro profundo malestar y rechazo. Este empresario es uno de los mayores impulsores y partícipe necesario de un modelo de agronegocios cuyos daños han sido sobradamente probados, especialmente a partir del dolor de nuestra sociedad y la destrucción de nuestros territorios, tras el envenenamiento de nuestros alimentos y la transformación del derecho a la alimentación en un negocio financiero.
Son vastos los estudios científicos, además de la prueba viva y cotidiana de quienes poblamos nuestra provincia, que fundamentan los daños a la salud por parte del agronegocio. Llevado a su máxima expresión por los pooles de siembra (como el que hasta hace dos días presidía Gustavo Grobocopatel), genera mutaciones, daños genéticos, enfermedades crónicas, degenerativas, neurológicas y agudas, así como destrucción de los ecosistemas en modos inconmensurables.
Cada día asistimos a nuevas enfermedades, y hoy estamos en una pandemia provocada por este sistema agroalimentario que sostienen figuras como la de Grobocopatel. Podríamos extendernos tantas hojas como las que tiene nuestra Biblioteca Basquadé!, que en miles de páginas recoge los trabajos de investigación científica que lo prueban.
Esas pruebas que dignamente hacen justicia científica hacia nuestras poblaciones, como uno de los estudios en el departamento Uruguay sobre niños expuestos a derivas de agrotóxicos que comprueba el daño genético que este modelo produce, y se encuentra presentado en el proceso de Amparo a las escuelas rurales de Entre Ríos que hoy cursa ante la CSJN (Expdte. 170/2020).
Además del daño a la salud, hubo múltiples daños a nuestros modos de vida, especialmente ligados al desarraigo rural y el modo de pensar al sujeto de la agricultura, que este modelo sostiene. Las bases ideológicas de los agronegocios son fundadas en el cambio de la visión de producir alimentos para transformarlos en comodities, ligando la agricultura a la especulación financiera, antes que a alimentar sanamente las poblaciones generando soberanía alimentaria.
Entonces les preguntamos:
- ¿Qué perfil profesional busca instalar una Universidad que honra a un empresario que plantea que si su forma de producir genera daño es responsabilidad del estado por no controlarlo? (Revista Mu, 20 de Febrero 2014)
- ¿Qué compromiso tiene la UCU con la sociedad en la que se sitúa, esa que sufre los daños en la salud y el ambiente por un modelo ecocida de agronegocios?
- ¿Qué opinarían los fundadores de la Fraternidad, que dejaron sus esfuerzos e incluso sus bienes por solidaridad y en actividades que beneficiaban a sus semejantes y brindaban oportunidades a quienes no las tenían?
Por el contrario, otorgarle un honoris causa a Grobocopatel es una ofensa a la ciencia y todos los principios en los que esta casa debería basarse.
Ciencia digna realiza la Facultad de Ciencias Médicas de Rosario en cada Campamento Sanitario en los Pueblos Fumigados que refutan cualquier justificación lógica que pueda inventarse para premiar a Grobocopatel.
Ciencia digna realiza el Doctor Rafael Lajmanovich cuyos trabajos justamente prueban el daño generado por los transgénicos en los seres vivos y cuya existencia no puede esta casa de altos estudios desconocer.
Ciencia digna realizaba el destacado fraternal Dr Domingo Liotta, en cardiocirugía que fuera el primero en utilizar el corazón artificial revolucionando así la cirugía torácica.
Ciencia digna realizaba Andrés Carrasco, el médico de los pueblos fumigados que alentó a miles de científicos a ponerse a la escucha de los pueblos, afirmando al descubrir que el glifosato era cancerígeno: “No descubrí nada nuevo. Digo lo mismo que las familias que son fumigadas, sólo que lo confirmé en un laboratorio” (Revista MU, 2014).
Doctorados honoris causa merecería el Dr Albente, nombrado Cirujano Mayor por la Sociedad Argentina de Cirugía, el poeta Jorge Enrique Martí, declarado “prócer de la cultura”, el neurocirujano Dr Givré, el poeta Mario Nestoroff, los notorios deportistas, artistas y tantos otros fraternales o no, que realmente han engrandecido esa casa “educacionista”.
La Universidad de Concepción del Uruguay no debe faltarle el respeto a la producción científica, ni a sus valores fundacionales ni a su importancia en la sociedad con la que convive, a riesgo de perder su esencia y corromper su propia existencia. Avalar a quienes en nombre de la ciencia la destruyen y/o corrompen, es algo que no se puede permitir una universidad.
Llamamos a la Universidad de Concepción del Uruguay a la reflexión, a no validar el agronegocio que destruye la salud de los pueblos y de la ciencia misma.
La ciencia debe ser soberana y construirse mediante diálogos. Grobocopatel representa un modelo violento, que busca un pensamiento dependiente, que vulnera la autonomía crítica de la construcción del conocimiento científico.
Les invitamos a retroceder en ese nombramiento indigno, para volver a ser merecedores de lo que escribiera el Dr Doello Jurado en la primera revista Chécale, en 1953 acerca de la Fraternidad:
“Honra de Entre Ríos, Institución única en su carácter, el país entero debiera saber esto que yo sé y digo”.
- Para descargar el rechazo completo (PDF), haga clic en el siguiente enlace: