Puerto Rico: Lo jíbaro como metáfora del futuro [agroecológico]
"Más allá de que encarna un significativo legado de nuestros campesinos, propongo, a través de una mirada libre de idealizaciones simplistas, argumentar la importancia estratégica de las tecnologías agroalimentarias jíbaras para un futuro agroecológico de seguridad y soberanía alimentaria."
Uno de los mensajes ecologistas que ha calado hondo en el imaginario social es la pérdida de especies endémicas, como el caso de la cotorra puertorriqueña; o de ecosistemas emblemáticos, como El Yunque y el Corredor del noreste. Esta tendencia es afín a la de los movimientos en otros países y a nivel internacional. Sin embargo, existe otra pérdida que potencialmente tiene el mismo impacto en cuanto a la conservación y el manejo sostenible de los recursos naturales: la pérdida del conocimiento asociado. No existe animal, planta o ecosistema de uso humano que no tenga un conocimiento específico vinculado.3
En términos sociales, una vez se muere la última persona que conoce el uso de una planta, la forma de relacionarse con un animal, o las interacciones entre especies y geografía en un ecosistema, ese bien natural pierde su utilidad para nosotros. Aunque el recurso sobreviva, se pierden siglos de inteligencia adquirida a través de una evolución dinámica entre el ser humano y el medio. Todo en la naturaleza tiene, más allá de su uso, un valor intrínseco a su propia existencia. Sin embargo, una vez desaparece el conocimiento asociado, pierde su calidad de don para las comunidades humanas.
En Puerto Rico nos hemos dado el lujo de perder una gran parte del conocimiento tradicional desarrollado por nuestros antepasados. Ese conocimiento nos ha permitido interactuar sosteniblemente con el medio natural y obtener y sustentarnos a través de los alimentos, plantas medicinales, materiales para la construcción y vestimenta. En gran parte, hemos despreciado el acervo de conocimientos sobre la naturaleza de nuestros mayores, en un gesto de arrogante culto a una modernidad consumista que arrasa con todo, generando un vacío a llenar con todo tipo de artefactos, necesidades y uso del tiempo. No se trata de miradas nostálgicas a un pasado que siempre se imagina mejor, sino del costo social al despreciar y desperdiciar herramientas importantes para el manejo de la naturaleza.
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