Proclama por la soberanía campesina
Contra la delimitación de los páramos, la prohibición de las actividades agropecuarias y el despojo de las tierras a los campesinos para ser entregadas a las transnacionales.
Los países industrializados son los mayores responsables del deterioro ambiental que ha sufrido el planeta, y han puesto en peligro la existencia de las especies sobre la tierra.
Para solucionar sus crisis económicas propician la acumulación de capital; acudiendo a un falso conservacionismo que les garantice la apropiación y saqueo de los recursos naturales, causando un daño irreversible a la naturaleza, sin importarles la suerte de millones de seres humanos a los que condenan a la miseria, desplazamiento y muerte.
Para el caso Colombiano, el gran capital trasnacional, con la implementación del llamado Consenso de Washington de 1989, utiliza para sus propósitos a organismos internacionales, los que con el pretexto de la conservación de los ecosistemas, la protección del medio ambiente y el desarrollo sostenible, crearon una perversa estrategia que incondicionalmente desarrollan los gobiernos de turno, que con su política entreguista dictan leyes, e impulsan el despojo de las tierras a más de 5 millones de campesinos que derivamos el sustento para nuestras familias de la producción agropecuaria de los páramos, privándonos de vivir y de contribuir a la seguridad alimentaria de los colombianos.
Ante la agresiva arremetida del Estado colombiano, los habitantes de los páramos manifestamos:
Primero: Sabemos plenamente que los planes de desarrollo se elaboran y aprueban cumpliendo órdenes de organismos internacionales que están al servicio del gran capital trasnacional.
Segundo: Sabemos que la clase social que detenta el poder en nuestro país, utiliza el gobierno para administrar los negocios de los ricos, dejando de lado a la inmensa mayoría de la población.
Tercero: Que estamos absolutamente seguros, que con el actual sistema de producción, no hay gobierno alguno sobre la tierra verdaderamente comprometido en la protección de la naturaleza; igualmente, conocemos, que en desarrollo de los pactos económicos, los tratados de libre comercio firmados por los distintos gobiernos, bajo la política de la confianza inversionista, constituyen la herramienta para que las multinacionales puedan saquear impunemente los recursos naturales del país, dejando solo degradación, contaminación y miseria en las poblaciones donde se desarrollan esos proyectos.
Cuarto: No aceptamos las mentiras oficiales que responsabilizan a los campesinos de la destrucción de los páramos, ocultado la realidad y en contravía de los estudios realizados por el Ideam, el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt, El Sinchi, Parques Nacionales Naturales, el Instituto Geográfico Agustín Codazzi y el Instituto de Investigaciones del Pacifico, “que indican que de los 91 ecosistemas existentes en Colombia los páramos son los únicos que no mostraron una degradación”.
Quinto: Rechazamos las argucias ambientalistas que invoca el gobierno y sus instituciones para justificar el despojo de las tierras de los páramos, con ellas, pretenden esconder los verdaderos fines, que no son otros que hacer negocios, comercializando en las bolsas de valores la captura de gases de efecto invernadero, extraer sus minerales, envenenar las aguas y causar su total destrucción.
Sexto: Rechazamos las groseras maniobras impulsadas por las corporaciones autónomas regionales quienes se empeñan en negar la existencia de la prohibición de desarrollar actividades agropecuarias en las zonas delimitada como páramos, pero los campesinos comenzamos a despertar y no nos enredan sus posiciones evasivas y comunicados mentirosos, por el contrario, ya los hemos identificado como los encargados de aplicar las políticas del despojo que causaran desplazamiento y miseria a las comunidades pobres de los páramos.
Tampoco aceptamos, ni aceptaremos caer en la burda trampa de la reconversión y sustitución de los cultivos, que sería tanto, como resignarnos pasivamente a morir de hambre junto a nuestras familias.
Séptimo: Hacemos un fraternal llamado a los campesinos que quieren recoger las miserables migajas de los grandes negocios del Gobierno y las Trasnacionales, aceptando el “pago por servicios ambientales”, o convirtiéndose en gestores de páramos o “guarda páramos”, que significaría vender su dignidad, servirle a los depredadores para que en corto tiempo tengan condiciones favorables para desarrollar sus propósitos.
Octavo: Sabemos que está en nuestras manos enfrentar la agresión, por eso, ninguna confianza depositamos en el gobierno y en sus instituciones, los acusamos de estar al servicio incondicional de las corporaciones trasnacionales, igualmente, denunciaremos públicamente a los burócratas que asaltan la buena fe de campesinos ingenuos, haciéndoles creer que defienden sus intereses.
Noveno: Conocemos, que del otro lado y en contra de los campesinos que habitamos los páramos, están algunos fariseos ambientalistas, quienes como verdaderos cipayos, gratuita o remunerada mente se han puesto el uniforme de las trasnacionales y con su cómplice silencio avalan el daño y contaminación causada por las actividades extractivistas.
Décimo: Instamos a los dirigentes de los páramos, para que de manera responsable analicen las distintas violaciones a la ley, cometidas por el gobierno nacional en las resoluciones de delimitación y que promuevan las acciones pertinentes, sin crear en las bases campesinas ilusiones legalistas.
Décimo primero: Alertamos a las administraciones y concejos municipales para que no traicionen a los campesinos aceptando en los Esquemas de Ordenamiento Territorial todas y cada una de las políticas de restricción al uso del suelo que imponen entidades como: el programa de las Naciones unidas para el Desarrollo (PNUD), la organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura FAO, el Fondo Mundial para la naturaleza WWF, La Unidad de Planificación de Tierras Rurales, Adecuación y usos Agropecuarios (UPRA), el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, el Ministerio de medio Ambiente y Desarrollo sostenible y las Corporaciones Autónomas y Regionales CAR.
Décimo segundo: Hacemos un urgente llamado a todos los sectores populares comprometidos en la defensa de la naturaleza y del campesinado a unir esfuerzos para impedir la inminente destrucción del páramo de Santurbán seriamente amenazado, gracias a los nefastos compromisos del Estado Colombiano con empresas extrajeras.
Décimo tercero: No permitiremos que a las tierras de los páramos les suceda lo mismo que a Cerro Matoso con la extracción de níquel, que conociéndose la degradación causada, el gobierno a través de triquiñuelas jurídicas disfrazo la concesión, permitiendo se continuara con el inmenso daño ambiental y de paso escribir la historia de uno de los mayores fraudes a los intereses nacionales.
Otro ejemplo evidente, es la forma como el conglomerado minero multinacional Carbones del Cerrejón, que en alianza con el Estado Colombiano, las autoridades regionales y apoyándose en Hordas de asesinos paramilitares han causado un desastre ambiental envenenando las aguas con altos niveles de arsénico que consumen los pobladores.
El Gobierno Colombiano ha permitido que las empresas carboneras en el Cerrejón utilicen 24 Millones de litros de agua al día, mientras que los pueblos originarios, afrodescendientes y campesinos mueren de sed, hambre y desnutrición.
Décimo Quinto: Los campesinos, hemos vivido y cuidado del páramo, hacemos parte de él, no renunciaremos a continuar desarrollando las actividades agropecuarias, nuestra presencia en él, será garantía de su conservación y allá estaremos impidiendo que las trasnacionales lo destruyan.
Conscientes de la lucha a que nos obligaron, le notificamos al gobierno, y a todas las entidades encargadas de despojarnos la tierra, que la defenderos hasta con la vida misma y sobre nuestros cadáveres pasarán.
POR LA SOBERANÍA CAMPESINA
INSCRIBIMOS EN NUESTRA BANDERA LAS SIGUIENTES CONSIGNAS: ABAJO EL ARTÍCULO 173 DE LA LEY 1753 DE 2015.
ABAJO LA LEY 1930 DE 2018.
ABAJO LA RESOLUCIÓN 0886 DE 18 DE MAYO DE 2018.
ABAJO TODAS Y CADA UNA DE LAS RESOLUCIONES QUE DELIMITARON Y PROHIBIERON LAS ACTIVIDADES AGROPECUARIAS EN LOS PÁRAMOS.
NO A LA DELIMITACIÓN DE LOS PÁRAMOS.
NO A LA PROHIBICIÓN DE DESARROLLAR ACTIVIDADES AGROPECUARIAS EN LA ZONAS DELIMITADAS COMO PÁRAMOS.
NO A LA EXPLOTACIÓN MINERA EN LOS TERRITORIOS DE PÁRAMO. NO A LA ENTREGA DE LOS RECURSOS NATURALES A LAS TRASNACIONALES. NO A LA MEGAMINERÍA.
NO A LA MERCANTILIZACIÓN DE LOS BIENES COMUNES DE LAUMANIDAD.
NO A LA PRIVATIZACIÓN DEL AGUA EN BENEFICIO DE LOS PODEROSOS.
NO A LA CONCERTACIÓN CON EL GOBIERNO NACIONAL Y LAS AUTORIDADES AMBIENTALES.
NO A LA EXCLUSIÓN DE NUESTRAS TIERRAS DE LA FRONTERA AGRÍCOLA. SI AL RESPETO DE LOS DERECHOS CAMPESINOS.
SÍ AL RECONOCIMIENTO DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS COMO AUTORIDADES AMBIENTALES.
FUERA LAS TRASNACIONALES Y EMPRESAS MINERAS DE LOS TERRITORIOS INDÍGENAS, DE COMUNIDADES AFRODESCENDIENTES Y DE COLOMBIA.
Frente la dispersión, falta de organización y conscientes que solo con la movilización y lucha directa delos campesinos podremos enfrentar el despojo y vencer
Proponemos:
Primero:
Crear una dirigencia campesina, centralizada consecuente y democrática que coordine y dirija con éxito la resistencia para garantizar la victoria de nuestras reivindicaciones. Conociendo la grave situación a la que nos quieren someter, invitamos a todos a poner en primer lugar de nuestra lucha la suerte de los campesinos de los páramos, dejando de lado los intereses personales, de grupo, organizaciones y militancias políticas.
Segundo:
Crear los comités veredales y municipales bajo la dirección de los campesinos probadamente comprometidos e insobornables que dirijan la resistencia en sus localidades.
Los comités verdales y municipales adelantaran las gestiones encaminadas a fortalecer la organización de la resistencia efectiva contra la pretendida sustitución y reconversión de los cultivos y preparar la gran movilización nacional de la protesta campesina.
Tercero:
En los páramos en que las condiciones objetivas lo permitan y dependiendo del nivel de conciencia y organización, impulsar la creación de una guardia que asuma la dirección de la soberanía campesina.
Cuarto:
Hacemos un llamado a los pueblos indígenas y comunidades afrodescendientes a unir fuerzas en la lucha, para la defensa de nuestros intereses comunes.
Quinto:
Sabemos que la ley y su aplicación no son objeto de concertación, por lo tanto, invitamos a las organizaciones y sectores populares de Colombia, para que con la movilización derrotemos al gobierno y a las trasnacionales, en defensa de la vida y el porvenir de la humanidad.
Sexto:
Exigimos el rompimiento de todos los pactos, convenios y tratados internacionales que lesionan la soberania nacional.
Séptimo:
Manifestamos nuestra solidaridad y les deseamos triunfos a los campesinos, pueblos indígenas y a todos los sectores populares de américa latina que sufren similares embates de las trasnacionales.
Extendemos nuestra solidaridad y apoyo incondicional a los afectados por el lamentable daño ambiental causado por el estado con la represa de Hidroituango, donde se pone de manifiesto que al gobierno y a los poderosos solo les importan los negocios y no la preservación del ambiente.
Organizaciones y comunidades campesinas, Indígenas, afrodescendientes y demás sectores populares y sociales, rurales y urbanos de Colombia
Encuentro de pueblos y semilla, La Vega, Cauca. Foto: Bibiana Ramírez - APR.
Fuente: Agencia Prensa Rural