Políticas fiscales en un contexto de crisis climática. Una primera mirada a las instituciones del Estado
El rol de las distintas instituciones estatales juega un papel más que importante en la lucha por la mitigación y la adaptación climática, no solo en la prevención de los fenómenos sino también en la ejecución y establecimiento de distintos programas que permitirían al Paraguay (que de hecho es el país más vulnerable al cambio climático en Latinoamérica) iniciar un camino hacia una transición energética y climática justa y equitativa.
En este informe se analiza el presupuesto de las principales instituciones del Estado que tienen una incidencia “directa” en la problemática ambiental, de manera a analizar tanto el financiamiento que reciben, por un lado, y evaluar si dicho financiamiento es acorde a las necesidades climáticas y ambientales del país, por otro. Dichas instituciones son el MADES (Ministerio del Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible), el INFONA (Instituto Forestal Nacional), y el SENAVE (Servicio Nacional de Calidad y Sanidad Vegetal y de Semillas).
El contexto de la crisis climática a nivel regional y nacional
La temperatura media anual mundial en 2021 fue 1,11 ±0,13 °C superior a la media preindustrial de 1850-1900, siendo menos cálida que en los últimos años debido a las condiciones de enfriamiento de La Niña a principio y final de año. El año 2021 fue entre el quinto y el séptimo año más cálido jamás registrado. Las concentraciones atmosféricas de los tres principales gases de efecto invernadero alcanzaron nuevos máximos históricos en 2020, con niveles de dióxido de carbono (CO2) de 413,2 ± 0,2 partes por millón (ppm), niveles de metano (CH4) de 1 889 ± 2 (ppmm), y niveles de óxido nitroso (N2O) de 333,2 ± 0,1 ppmm, lo que representa un aumento del 149 %, 262 % y 123 %, respectivamente, frente a los niveles preindustriales (antes de 1750). El aumento de las concentraciones de gases de efecto invernadero provoca una acumulación de calor en el sistema climático, gran parte del cual se almacena en el océano (OMM , 2022).
La evolución y estructura de las emisiones en América Latina y el Caribe muestran algunas particularidades en referencia a las emisiones globales. Las emisiones totales de América Latina y el Caribe en 2012 representaban cerca del 9,9% de las emisiones mundiales lo que equivale a 4.561 MtCO2eq y tenían una tasa de crecimiento media anual de 1,03% para el período 1990-2012. Se destaca que en 2012, las emisiones provenientes de energía representaban el 40,4% de las emisiones totales de la región, el 19,8% corresponden a la agricultura, Organización Meteorológica Mundial 31,5% son del cambio de uso de suelo y silvicultura, 5,3% a residuos y 3,0% a los procesos industriales (Sánchez L., Reyes O. 2015).
La evolución y estructura de las emisiones en América Latina y el Caribe muestran algunas particularidades en referencia a las emisiones globales. Las emisiones totales de América Latina y el Caribe en 2012 representaban cerca del 9,9% de las emisiones mundiales lo que equivale a 4.561 MtCO2eq y tenían una tasa de crecimiento media anual de 1,03% para el período 1990-2012. Se destaca que en 2012, las emisiones provenientes de energía representaban el 40,4% de las emisiones totales de la región, el 19,8% corresponden a la agricultura, 31,5% son del cambio de uso de suelo y silvicultura, 5,3% a residuos y 3,0% a los procesos industriales (Sánchez L., Reyes O. 2015).
La situación de sequía en los países de la cuenca del Paraná-Plata afectó a muchos sectores, entre ellos la agricultura, la navegación fluvial, la generación de energía y el abastecimiento de agua, así como a los ecosistemas. Argentina, Brasil y Paraguay decretaron emergencia oficial por sequía durante 2021. El 24 de julio de 2021, el gobierno de la Argentina declaró un estado de emergencia hídrica durante 180 días que abarcaba siete provincias bañadas por los ríos Paraná, Paraguay e Iguazú. El 8 de julio de 2021, el gobierno del Paraguay declaró un estado de emergencia para la navegación en los ríos Paraná, Paraguay y Apa. En el siguiente gráfico se puede visualizar cómo el nivel del agua llega a niveles mínimos extremos en el Río Paraguay en la Cuenca de Ladario, desde los años 70 (OMM, 2022).
El Paraguay es el cuarto exportador mundial de soja. Las previsiones de producción de soja en el país para 2020/2021 se redujeron de 10 millones de toneladas a unos 8 millones de t. Esto se debió a la falta de precipitaciones asociada a La Niña. Las precipitaciones en los departamentos de Canindeyú e Itapúa durante setiembre y octubre de 2020 representaron alrededor de un 30 % de lo normal. La falta de lluvias afectó a las cosechas de soja de ciclo corto, sembrada a principios de 2021. En el departamento de Alto Paraná, se preveía que la cosecha de soja de ciclo corto se perdiera casi por completo. Durante el anterior ciclo de cultivo de 2019/2020 también se produjo una disminución similar en la superficie sembrada y en el rendimiento de la soja de ciclo corto.
Según el informe “Brecha de Emisiones” 2019, elaborado por la O.N.U , si solo se confía en los compromisos actuales asumidos en el Acuerdo de París, es bastante probable que las temperaturas aumenten a 3.2 °C al final de este siglo, teniendo en cuenta que hoy en día el planeta ya sufre un calentamiento de 1.1 °C, fracasando totalmente en la propuesta original de dicho acuerdo que es llegar al aumento de la temperatura global de 2 °C a fines de siglo. Es de suma importancia señalar que a nivel climático, ambiental y ecológico, existe una gran diferencia entre los impactos posibles en ambos escenarios, es decir los efectos serán considerablemente menos devastadores teniendo en cuenta el escenario de los 1.5 °C en comparación al escenario de 2 ºC, los cuales podríamos citar:
A 1.5 °C, más de 70% de los arrecifes de coral morirán, pero a 2 °C se perderán prácticamente todos los arrecifes.
Es probable que los insectos, vitales para la polinización de cultivos y plantas, pierdan la mitad de su hábitat en el escenario de 1.5 °C, pero las probabilidades de esto se duplican a 2 °C.
A 1.5 °C el Ártico podría perder todo el hielo marino en verano, una vez cada siglo. Esto podría pasar una vez cada década a 2 °C.
Más de 6 millones de personas viven hoy en áreas costeras vulnerables al aumento del nivel del mar, respecto al calentamiento de 1.5 °C. En el caso de 2 °C, este problema afectaría a 10 millones de personas más, a fines de siglo.
El aumento del nivel del mar será 100 centímetros más alto a 2 °C que a 1.5 °C.
La frecuencia e intensidad de sequías, tormentas y fenómenos meteorológicos extremos son cada vez más probables si superamos los 1.5 ºC.
A nivel país, el año 2019 resultó ser el más caliente desde que se tienen registros meteorológicos, superando en 1.5 °C la temperatura media del período de 1961-1990 (este valor supone una diferencia aún mayor respecto a los valores de la era preindustrial 1850-1900). Este dato ayuda a ubicarnos acerca de cómo se ha acelerado el aumento de la temperatura en el Paraguay actual, a fin de referenciar este valor respecto a los límites de temperatura mencionados en el Acuerdo de París (Grassi, 2019).
Otro elemento de suma importancia a mencionar es que de los 10 años más calientes registrados a nivel país, 8 se registraron en el siglo XXI, 3 en la primera década y 5 en la última década; los otros dos años más calientes se registraron en el siglo pasado, esto constituye una señal muy fuerte sobre el calentamiento de los últimos años. Es así que haciendo un análisis de la evolución de la temperatura quinquenal en el Paraguay, también se percibe el calentamiento progresivo tal como fue observado en el apartado anterior referido a las temperaturas anuales. Desde 1960 en adelante, la temperatura media quinquenal ha ido aumentando salvo en 1980-1984 (22.8 °C) que fue ligeramente inferior a su antecesor 1975-1979 (22.9 °C) (Grassi, 2019).
Según la Global Forest Watch el Paraguay perdió un total de 5.720.000 ha de cobertura boscosa desde 2001 a 2018 , liberando un total de 822 Mt (Meta toneladas) de emisiones de CO2. Acorde con la misma fuente, de 2001 a 2015 el 90 % de esta deforestación se debió a una conversión permanente y a largo plazo, de bosques y matorrales para usos no forestales de la tierra, como la agricultura. Acorde a Climate Watch, la producción de gases de efecto invernadero en Paraguay se duplica en un periodo de 16 años, pasando de tener una producción de 26 Mt Co2eq. en el año 2000, a una producción de 55 Mt Co2eq. para el año 2016.
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