Planes sobre agrocombustibles en Perú. Nuevas formas de colonialismo interno
Boletín de la Red por una América Latina Libre de Transgénicos N° 257. En este boletín incluimos dos notas sobre los agro-combustibles en Perú. El primero hace referencia al programa Sierra Exportadora y sus planes de sembrar las zonas altoandinas con colza para la producción de biodiesel. La segunda nota es una noticia sobre otros planes sobre agro-combustibles en Perú
LOS AGRO-COMBUSTIBLES Y LA OCUPACIÓN DE ZONAS MARGINALES COMO NUEVAS FORMAS DE COLONIALISMO INTERNO
RALLT
Los grupos de poder en cada uno de los países del Tercer Mundo que está adoptando rápidamente los agrocombustibles, utilizan las mismas estrategias que usaron hace 500 años los colonizadores europeos: ocupar tierras indígenas para establecer plantaciones comerciales, desconociendo el derecho de las comunidades ancestrales que las habitan. Se crea por lo tanto un sistema de colonialismo interno, donde los grupos con poder económico, usurpan los derechos de los grupos más vulnerables, especialmente poblaciones indígenas, a través de una serie de mecanismos modernos de dominación.
La incorporación de suelos que no han estado en la agricultura industrial se presenta como una solución en el que “todos ganan”: ganan los campesinos porque tendrán fuentes de trabajo o un mercado para sus productos, ganan los grandes empresarios de los agro-combustibles, gana el planeta porque se soluciona el problema del calentamiento global.
Una de las estrategias utilizadas es incorporar al ámbito de la agricultura industrial a las llamadas “tierras marginales” que de la noche a la mañana se han convertido en las ideales para la producción de cultivos energéticos, pues, según sus promotores, estas no competirán con cultivos alimenticios en términos de agua y tierra.
Sin embargo, esas “tierras marginales”, han sido siempre utilizadas para la producción de alimentos que han servido para satisfacer la autosuficiencia alimentaria de las poblaciones locales, y ahora, con los agro-combustibles, se pretende sacarlas de la “marginalidad” para insertarlas en el mercado. La soberanía alimentaria de las poblaciones que han dependido de esas tierras se verá sumamente afectada.
No se hace una evaluación que la agricultura intensiva puede tener en estos suelos, que por definición son pobres. Para que sean productivos, por lo menos a la escala requerida para la producción a gran escala de cultivos energéticos, se requerirá de fertilizantes inorgánicos, y luego de plaguicidas y otros insumos agrícolas, por ejemplo semillas. Si ninguna duda se establecerán relaciones de dependencia entre estos campesinos pobres que han vivido bajo economías de subsistencia, con los empresarios impulsadores de estos cultivos. Los primeros entregarán sus cosechas; los segundos, los insumos. El endeudamiento será frecuente, lo que aumentarán las redes de dependencia.
Otra posibilidad es que simplemente los campesinos se convertirán en trabajadores de grandes empresarios agrícolas. En cualquier caso lo que se conseguirá es introducir en el mercado, áreas que antes estaban dedicadas a la soberanía alimentaria local y regional.
LA COLZA EN LOS ANDES PERUANOS
En la región Altoandina[1] del Perú, el gobierno ha establecido como prioritario el programa “Sierra Exportadora”, que fue uno de los principales componentes de la campaña de Alan García que lo llevaría a la presidencia de Perú.
Su objetivo es “promover, fomentar y desarrollar actividades económicas productivas para la región de la Sierra, que permita a los productores articularse competitivamente a mercados nacionales e internacionales” (Sitio web Sierra Exportadora). Los productos que se promueven son el durazno, papa procesada, la papa procesada, la trucha, pero también productos de la minería como el mármol, entre otros.
De acuerdo a organizaciones peruanas, hasta el momento, este programa está beneficiando a los mismos sectores económicos de siempre.
Dentro de este programa, se ha planteado introducir el cultivo de colza (o canola) para la producción de biodiesel. Para promover el proyecto, se ha creado el Instituto Andino de Biocombustibles.
Como en otros proyectos, se dice que la colza va a ser sembrada en tierras marginales alto-andinas, donde nadie siembra, sobre los 3.2000 metros, en áreas por donde solo hay malezas, por lo mismo, se dice, no competirá con la agricultura.
Los proponente del programa dicen que hay un problema en la tenencias de la tierra, porque es difícil sensibilizar a los campesinos que acepten el proyecto, pero una vez que lo acepten, se puede llevara acabo el proyecto sobre sus tierras. Los campesinos entregan la producción a los empresarios, quienes a su vez entregan insumos. Lo que significa es que los campesinos prestan sus tierras para la producción de colza para biodiesel. Entran en un modelo de agricultura de contrato.
El proyecto contempla que para el mercado meta, se podría sembrar hasta unas 200.000 Ha. Como sucede con todo monocultivo, se necesitará usar grandes cantidades de insumos químicos para enfrentar los problemas de surgimiento de plagas y adecuar los suelos andinos para estos monocultivos.
Lo que no dicen los promotores del proyecto es que las zonas que van a ser destinadas para este proyecto, son tierras comunales donde los campesinos llevan a sus animales (ovejas, camélidos) a pastorear, que son centros importantes de origen de biodiversidad y fuentes generadoras de agua (Gomero, 2007).
El proyecto funcionará con fondos de un impuesto a los excedentes a las ganancias de las empresas mineras, quienes en lugar de entregarlo al gobierno para que este redistribuya en la sociedad, hacen donaciones voluntarias al programa Sierra Exportadora (Diario El Comercio, 2006).
En el caso de la colza, el proyecto trabaja con fondos de la minera Yanacocha. (Chepote, 2007), que es una de las empresas mineras más grandes en América Latina. Con este modelo, la empresa deja de asumir sus responsabilidades con el Estado y por otro lado maquillan su imagen porque aparentemente está apoyando al desarrollo de las poblaciones pobres de las regiones andinas, poblaciones que posiblemente fueron afectadas por las actividades de la propia empresa.
De acuerdo a Gomero (2007), estos cultivos necesitarán importantes cantidades de fertilizantes inorgánicos, los mismos que se incrementarán con el rendimiento por hectárea.
Queda la duda si las semillas de colza que se van a utilizar serán transgénicas, pues las semillas serán importadas de Canadá, país donde un alto porcentaje de su colza es transgénica.
Conclusiones
De manera general podría decirse que en América Latina, así como en otras partes del Tercer Mundo, los agro-combustibles van a difundirse de dos maneras:
Utilizando y expandiendo las áreas que ya están sembrada en los distintos países con monocultivos aptas para la producción energética como las plantaciones de soya en el Cono Sur, de caña en Brasil, Colombia, Centro América y El Caribe, de palma en varios países tropicales, fortaleciendo al sector de los agro-negocios en cada uno de los países y exacerbando sus impactos.
Sustituyendo ecosistemas naturales, territorios indígenas y ocupando las llamadas “tierras marginales” que aparentemente nunca han sido utilizadas en la agricultura.
En cualquier caso, y a pesar de todos los argumentos que los agro-combustibles van a reactivar la economía rural en el Tercer Mundo, su adopción masiva va a acelerar el proceso de descampenización que se vive en el Tercer Mundo, y una mayor concentración de las tierras, ganancias y poder de los mismos sectores que lo han hecho tradicionalmente, pero también de nuevos grupos económicos que han surgido con el nuevo boom de los agrocombustibles.
REFERENCIAS
Chepote, J. Viabilidad de la canola en la Región Altoandina como fuente energética. Instituto Altoandino de Agrocombustibles. Ponencia presentada en el Foro Andino: Agrocombustibles y sus impactos en el medio ambiente y la seguridad alimentaria. Lima, 28 de agosto del 2007.
Diario El Comercio. Proponen que mineras formen parte del plan Sierra Exportadora. 14 de septiembre del 2006.
Gomero, L. Ponencia presentada en el Foro Andino: Agrocombustibles y sus impactos en el medio ambiente y la seguridad alimentaria. Lima, 28 de agosto del 2007.
Gómez. J. Biocombustibles: las respuestas no están en el pasado. Visiones alternativas. La Habana, 23 de Agosto 2007.
Visitada en agosto 2007
[1] por sobre los 3.200 msnm
INVERSIÓN PARA BIOCOMBUSTIBLES EN EL PERÚ ALCANZARÁN LOS US$ 250 MILLONES
Según un estudio elaborado por la consultora MAXIMIXE para el 2007 se prevé que las inversiones destinadas para la producción de biocombustibles en el Perú alcancen los US$ 250 millones, como resultado del favorable escenario económico y político que presenta el país. Sin embargo, aún es necesario lograr un acuerdo en torno a los beneficios tributarios como la inafectación del Impuesto Selectivo al Consumo a la producción de etanol como una posible alternativa. El buen escenario económico previsto para la economía peruana incentivará las inversiones internas y externas para incrementar las siembras de caña de azúcar, agregó.
MAXIMIXE señaló que actualmente existen empresas que están invirtiendo en la producción de etanol, sin recibir incentivos tributarios, dadas las buenas perspectivas para el futuro de este sector. Casa Grande tiene una superficie sin sembrar aproximada de 15 mil Has. y la nueva administración de la empresa tiene planes para producir etanol. El Grupo Romero invertirá US$ 40 millones para desarrollar proyectos de etanol en el norte del país, y la empresa norteamericana Maple Etanol ya suscribió un contrato de compra con el gobierno regional de Piura de 10 mil Has. de tierras eriazas para convertirlas en cultivos de caña de azúcar, que implican una inversión garantizada de US$ 32 millones y proyectada de US$ 100 millones, señaló.
Respecto al biodiesel, la empresa Pure Biofuel ha empezado la construcción de una planta de producción de este producto en el Callao, dicha instalación producirá en el primer año un total de 180 mil toneladas de biodiesel, mientras que en el segundo año 360 mil toneladas. La inversión inicial es de US$ 30 millones, pero en los próximos cuatro años llegará a US$ 75 millones, informó la consultora.
La demanda potencial de biocombustibles, está estimada en 24,1 y 18,1 millones de galones de etanol y biodiesel, respectivamente. La producción de biocombustibles en el Perú se encuentra en su fase experimental acompañado por un significativo interés de inversionistas nacionales y extranjeros en desarrollar su industria en el corto plazo.
El desarrollo de estos proyectos se ve favorecido por el marco normativo promotor del uso de biocombustibles en la mezcla con gasolinas derivadas del petróleo. En cuanto a la superficie agrícola para el desarrollo de cultivos que sirvan de insumo para la elaboración biocombustibles, se debe mencionar que actualmente en la costa existen proyectos orientados al represamiento del agua que se pierde en el mar en época de caudales altos. De viabilizarse estos proyectos se tendría la posibilidad de irrigar 114 mil Has. de cultivo de caña por gravedad, los mismos que estarían destinados a la producción de etanol. En cuanto a la producción de biodiesel, en las regiones de San Martín, Ucayali, Loreto y Huánuco, se dispone de aproximadamente 21 mil Has. para la producción de palma aceitera.
Por otro lado, la estimación del costo de producción de etanol en Brasil, que es producido a partir de Caña de azúcar, es de US$ 0,57 por galón (US$ 0,15 por Lt). En los EEUU, como resultado que el combustible etanol se produce a base de maíz (el cual es mucho más caro que la producción de caña de azúcar), los costos de producción se ubican entre los US$ 0,91 y US$ 2,27 por galón (US$ 0,24 y US$ 0,60 por Lt), mientras que el precio efectivo es de 50 centavos/galón (13 centavos/litro), debido al incentivo de 53 centavos/galón para combustibles de alcohol (14 centavos/litro). El aumento del precio del etanol en EEUU desde el 2002, cuando estaba en US$ 1,2 por galón hasta los US$ 2,56 por galón en el 2006 (equivalente a un rango de precios entre US$ 1,85 y US$ 4,24 por galón de gasolina, sobre una base de energía), ha limitado su uso efectivo como un combustible de motor, excepto en aquellos lugares donde se subsidia generosamente (como en Brasil), sostuvo el estudio de MAXIMIXE.
Fuente: SurNorticias, Perú, 20 junio 2007
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