Perú - Caimito: Un caso de pérdida sistemática de control territorial
Lo que sucede con la comunidad nativa de Caimito, del pueblo shipibo, en la región Ucayali, es un claro ejemplo de la pérdida sistemática del territorio que vienen padeciendo las comunidades nativas.
Así lo advierten Juan Carlos Ruiz Molleda y Álvaro Másquez Salvador, autores de un artículo que describe dicha problemática a partir de la realidad de Caimito. La pérdida se inicia —aunque parezca increible— cuando se titula parcialmente el territorio ancestral de una comunidad pues solo se titula la parte con vocación agropecuaria y no el área boscosa que es "cedida en uso". En el caso particular de Caimito la creación del Área de Conservación Regional Imiría (ACR Imiría), sin un adecuado proceso de consulta, significó un primer recorte de su territorio.
Luego, la aprobación deficiente del Plan Maestro del ACR Imiría en 2016 ha sigifnicado una nueva restricción al uso de recursos y territorio de la comunidad.
Lo peor aún es que la reacción crítica de la Comunidad Nativa de Caimito ahora es presentada por otros actores sociales y públicos como "enemigos del ambiente y como responsables de la contaminación y deforestación de la Amazonía, a pesar que ellos han cuidado estas tierras por siglos".
La oportunidad también es propicia para ver un vídeo elaborado por la Red de Comunicadores Indígenas del Perú en Ucayali (REDCIP Ucayali) que se desplazó hasta la comunidad y recogió el testimonio de pobladores de la comunidad.
Lea el artículo completo a continuación:
La pérdida sistemática de territorio indígena: el caso de la Comunidad de Caimito
Por Juan Carlos Ruiz Molleda y Álvaro Masquez Salvador
Lastimosamente, la presencia del Estado en los territorios de comunidades nativas solo ha significado un lento, pero irreversible, proceso de recorte de sus territorios ancestrales. Pero no solo pérdida de territorios, sino también de acceso a recursos indispensables para garantizar su subsistencia. Luego de este proceso, los pueblos indígenas han sido convertidos en intrusos dentro de sus propios territorios ancestrales.
Un buen ejemplo es lo que le viene ocurriendo a la Comunidad Nativa de Caimito, perteneciente al grupo étnico shipibo, en la región de Ucayali. En los hechos, esta comunidad ha sido excluida del proceso de consulta previa realizado para la aprobación del Plan Maestro Conservación del Área de Regional Imiría.
Aunque parezca contradictorio, las comunidades nativas comenzaron a perder territorios mediante el proceso de titulación de sus comunidades, pues este recortó significativamente sus territorios ancestrales, y en los hechos, reconoció como propiedad solo una parte del territorio que utilizaron siempre.
Más adelante, la creación de una reserva comunal en la zona recortó también el acceso de la comunidad a su territorio ancestral. Posteriormente, la creación (no consultada) del Área de Conservación Regional Imiría ha venido causando mayores restricciones en el acceso de la comunidad a los recursos que garantizan su subsistencia.
En ese contexto, el Plan Maestro agravará la situación de los comuneros. Por ejemplo, según estos han señalado, se ha planteado que cada familia indígena de la comunidad, así como de las demás alrededor del Área de Conservación Regional, consuma como máximo 15 kilos de pescado semanalmente. Según señalan los propios pobladores, este es apenas el consumo semanal por persona.
Pero no solo eso, este proceso actual de consulta del Plan Maestro ha contado con participación escasa de las comunidades nativas verdaderamente afectadas. En efecto, solo fueron admitidos tres representantes por cada comunidad involucrada. Aún peor, estos representantes fueron elegidos por el Gobierno Regional y no por las propias comunidades, según declaraciones de las propias autoridades actuales de la Comunidad Nativa de Caimito.
No contentos con la privación de a pocos de su territorio ancestral, ahora se presenta a los pueblos indígenas como enemigos del ambiente y como responsables de la contaminación y deforestación de la Amazonía, a pesar que ellos han cuidado estas tierras por siglos.
De nada importa que la comunidad de Caimito en su momento haya solicitado la veda de pesca de peces de los lagos Imiría y Chauya, para evitar su caza indiscriminada por empresas grandes que han depredado los recursos hidrobiológicos, poniendo incluso en riesgo la propia existencia de determinadas especies. Incluso, en varias ocasiones, pusieron en riesgo sus vidas cuando ejerciendo su autonomía expulsaron a pescadores criminales.
Puede acceder con un clic a las cartas cursadas a las autoridades correspondientes (versión pdf)
- Carta Ministerio de Agricultura
- Carta Ministerio del Ambiente
- Carta Ministerio de la Producción
- Careta Oficina de Diálogo de la PCM
- Carta Viceministerio de Interculturalidad
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Publicado el 23 de setiembre en el portal Justicia Viva del Instituto de Defensa Legal (IDL)
Fuente: Servindi