México: la Selva Lacandona y Montes Azules, manifestación de las demandas incumplidas a los pueblos indígenas, por Eliseo Gómez Hernández
La selva Lacandona y específicamente la región de los Montes Azules en Chiapas es hoy escenario de violencia, militarización, paramilitarización, pobreza y amenaza de expulsión de comunidades indígenas. Mientras tanto, las grandes empresas transnacionales de la celulosa, farmacéuticas, de alimentos, entre otras, están a la espera del botín que ya se roban desde hace muchos años
Es lamentable la destrucción de los recursos naturales heredados por los mayas, una de las grandes culturas que florecieron en Meso América. Lo que antes fue la selva Lacandona ahora son suelos degradados convertidos en estepas y centro de atención de grandes corporaciones extranjeras para seguir depredando los pocos recursos que quedan. Para poner en contexto a nuestros lectores, narraremos brevemente los acontecimientos que históricamente se han desarrollado a lo largo de los últimos 40 años, tanto en la Selva Lacandona como en la Reserva de la Biosfera Montes Azules. En la segunda parte nos enfocaremos mas específicamente a los grupos sociales actuales asentados en esta zona de la geografía Chiapaneca. BREVE HISTORIA Entre los años 300 y 900 de nuestra era florecía en la selva lacandona la impactante y misteriosa cultura del llamado periodo clásico maya. En un ambiente donde llueve 300 días al ano, los mayas construyeron una multitud de templos, pirámides y palacios, que fueron usados como centros ceremoniales de tipo político, científico y religioso. Las ruinas de Palenque, Yaxchilan, Bonampak, Piedras Negras, Altar de Sacrificios y Tikal, entre muchos otros menos conocidos, dan testimonios de la grandeza de la cultura maya. Los arqueólogos estiman que muchos miles de campesinos vivían, trabajaban la tierra y aprovechaban los recursos del bosque alrededor de los centros. Actualmente los únicos visitantes de estos centros son los turistas y los arqueólogos que aseguran hay mas de 2 mil restos arqueológicos en el estado de Chiapas. Los mal llamados “lacandones” caribes no son los “últimos mayas” que aun sobreviven como es citado muchas veces por la prensa y la opinión publica. La mayor parte del sur de nuestro país y parte de Guatemala es habitada por indígenas mayas, por ejemplo los tzeltales, tzotziles, tojolabales, choles y mames, entre otros. La única cuestión que diferencia los lacandones de los distintos grupos étnicos, es que el primer contacto con el mundo occidental lo tuvieron a mediados del siglo pasado, mientras que otros grupos étnicos tuvieron este contacto con el mundo occidental hace mas de 500 anos, a partir de los cuales comenzaron a ser dominados y mestizados. Ahora bien, por los estudios recientes sobre los lacandones que habitaron la selva, sabemos que su desaparición total fue en el ano de 1712 en una cárcel guatemalteca de nombre Retalhuleo. Los que ahora quedan han sido confundidos por lacandones que en realidad son indígenas provenientes del Estado de Campeche, emparentados directamente con los mayas de la península de Yucatán e identificados plenamente como Caribes, los cuales nada tienen que ver con los auténticos lacandones que vivieron muchísimos anos atrás en la inmensa selva lacandona. Sin embargo, cabe señalar que estos llegaron hace aproximadamente 300 anos a la selva lacandona cuando los colonizadores dieron muerte hasta el ultimo grupo de lacandones sobrevivientes. Posterior a estos acontecimientos llegaron a la selva este grupo de indígenas provenientes del Estado de Campeche, los cuales por ser inofensivos, estos no corrieron la misma suerte que los lacandones originales. Así pues, este nuevo grupo se convirtió en el único grupo de habitantes que no perecieron durante la colonización y que poco a poco fueron siendo identificados como los “ach winik”, los “verdaderos hombres” según sus propias versiones hacia los antropólogos que en los anos 60´s y 70´s intentaban entender la intrigante y verdadera historia de este grupo caribal. Desde mediados del siglo pasado, los “lacandones”, en realidad caribes, fueron, han sido y seguirán siendo cómplices de destrucción de la selva lacandona, cuando en 1961 fue publicado el primero de varios decretos oficiales que declararon a la selva como terrenos nacionales. Para entonces, el proceso de migración hacia ella ya había comenzado con dos tipos de inmigrantes: Los poblados de pequeños propietarios, formados principalmente por ganaderos ricos provenientes de distintas partes de la geografía mexicana, como Chihuahua, Durango, Sonora, Zacatecas, Guerrero, Veracruz, Puebla y Tabasco. Mientras que los ejidos integrados mayoritariamente por indígenas tzeltales, choles y tojolabales, provenían de los municipios de Bachajon, Chilon, Tila, Tumbala, Salto de Agua, Palenque, Las Margaritas, Ocosingo y otros estados de Chiapas. Cabe señalar las grandes diferencias culturales y socioeconómicas entre estos grupos. Los del primer grupo los podemos identificar como los “ricos” ganaderos; mientras que los del segundo grupo los podemos identificar como pobres, huyendo de los grandes conflictos sociales que habían surgido en sus lugares de origen en torno a la tenencia de la tierra. Por estas mismas fechas comienza sus operaciones una de las empresas mas importantes que devasto la selva lacandona, la compañía norteamericana Vancouver Plywood Company, establecida en México bajo el nombre de Maderera Maya S.A.. A partir de 1961 se dan decretos y contradecretos por los distintos gobiernos de México, pero ninguna con capacidad para detener la destrucción de la selva lacandona. En el ano de 1964 se crea otra maderera, la compañía Aserraderos Bonampak S.A., empresa norteamericana a la cual la Vancouver Plywood Company vendió su permiso de explotación de madera. Luego se crearon otras madereras mas como el Aserradero de Chancala, y adicionalmente la instalación de una planta de la Nestle en el poblado Emiliano Zapata, Tabasco, situado en los limites de la selva lacandona, que sirvió de incentivo para la expansión ganadera. En abril de 1971, tres pueblos caribes (Metzabok, Naja y Lacanja Chansayab) presentan solicitud agraria de dotación de ejido para cada uno de ellos haciendo un total de 10,000 hectáreas. Solo 8 meses después de que los caribes solicitan legalizar su tierra, el presidente Echeverría firma el decreto de Reconocimiento y Titulacion no como ejidos, sino mañosamente lo hacen como bienes comunales a favor de una sola “comunidad lacandona”, que abarca 614,321 hectáreas. Este es el bautismo oficial de los caribes como “lacandones” por parte del gobierno federal. Mientras tanto, los caribes se sacan la lotería sin comprar billete justamente en marzo de 1972 cuando se publica en el Diario Oficial de la Federación el decreto de “la comunidad lacandona”, representada entonces por 66 familias, en una extensión de 614 mil 321 hectáreas, a pesar de que esta área ya había sido poblada desde los anos 60´s. El decreto ignoro y se encimo sobre 17 ejidos tzeltales y choles que en 1972 ya tenían resolución presidencial y sobre otros 30 núcleos agrarios que tenían solicitud de tierras ante el gobierno, antes que los caribes. El gobierno ignoro a esos 47 ejidos tzeltales, choles, tzotziles y tojolabales que abarcaban unas 4,000 familias, dándoles preferencia a solo 66 familias caribes. El polígono del decreto lacandón tuvo el cuidado de no afectar dos grandes latifundios privados (el de la familia Bulnes en Miramar y el Santa Clara o El desempeño, en el río Usumacinta), todos ellos se quedaron esperando la tardada resolución de sus tramites agrarios. En este mismo ano de 1972 Aserraderos Bonampak es vendido a la empresa mexicana paraestatal NAFINSA, entrando en operaciones a partir de septiembre manejada por la compañía Industrial Forestal de la Lacandona S.A. (COFOLASA), haciendo accionistas de dicha empresa a los propios caribes sin que ellos se enteraran. En noviembre, los caribes (“lacandones”) le firman a COFOLASA un contrato de explotación maderera de 35 mil metros cúbicos al ano, para que explote caoba y cedro en el latifundio “comunal” que el gobierno mismo les regalo. Por otro lado cada uno de los caribes recibe del gobierno de Echeverría 5,000 pesos cada seis meses, además de donarles obras y una avioneta, como pago o producto de los “derechos de monte” que ellos habían otorgado a la citada empresa. Durante todo el periodo de los anos 70´s, la maquinaria de las compañías madereras seguían abriendo enormes corredores en el corazón de la selva lacandona, destruyendo el suelo selvático frágil, y especies de árboles que actualmente se encuentran en peligro de extinción como la Caoba, Cedro, Guanacastle, Palo picho, Ceiba, Jolmashte, Matilisguate, Jobo, Cashan, Guapaque, Cedrillo, Guaite, Molinillo, Bojon, Papelillo, Petastillo y Ramoncillo; pues por cada árbol caído llevo consigo a dos o tres árboles vecinos. A esta situación caótica se agregaron los acontecimientos de poblamiento de varias de sus zonas y a la exploración de los yacimientos de petróleo en la zona de Marques de Comillas cuyos mapas se pueden consultar en la pagina web de CIEPAC. Entre los anos de 19976 y 1977, el gobierno funda los pueblos de Frontera Echeverría (Nueva Palestina) y Velasco Suárez (Frontera Corozal) donde reubica 21 ejidos que aceptaron ser trasladados y concentrados en nuevos núcleos de población. A estos grupos el gobierno les promete servicios así como proyectos productivos. Sin embargo como el gobierno no cumple sus promesas los reubicados vuelven a retornar a sus antiguos pueblos en la selva. En vez de resolver los problemas agrarios y suspender definitivamente la explotación maderera de COFOLASA, el gobierno federal saca el decreto de “Reserva de la Biosfera Montes Azules”, con una superficie de 331,200 hectáreas, encimando el 70% de su polígono sobre la comunidad lacandona, dejando extrañamente fuera de la reserva a las cañadas de Las Margaritas y Ocosingo, que eran las zonas de mayor biodiversidad (por su topografía). Para entonces la estrategia gubernamental era desalojar a las comunidades irregulares de la “comunidad lacandona” y de la “Reserva de Montes Azules”. Desde estas fechas hasta la actualidad, muchos grupos de indígenas tzeltales, tzotziles, choles y tojolabales, traen arrastrando demandas de regularización de tierras sin resolver. Evidentemente los distintos gobiernos que han estado en el poder a lo largo de estos anos no han tenido ni tendrán la mas mínima intención de resolver estas demandas de los pueblos indígenas; por el contrario, es claro que la estrategia para prolongar, desgastar y doblegar al pueblo, es enfrentándolos entre ellos, haciéndoles creer que son enemigos. A los grupos irregulares se les hostiga mediante amenazas por parte de grupos civiles armados “paramilitares”, con elementos de la misma Secretaria de la Defensa Nacional (SEDENA), la Secretaria de Marina, instituciones ambientales como la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) y la Secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT). MONTES AZULES. La Reserva Integral de la Biosfera Montes Azules (RIBMA) forma parte del Corredor Biológico Mesoamericano (CBM) cuya región fue un santuario lleno de flora y fauna en la época de las grandes culturas en Mesoamerica. El CBM comprende actualmente varios estados de la Republica Mexicana así como varios países vecinos en el marco del Plan Puebla Panamá (PPP). Toda esta zona se encuentra comprendida entre los Trópicos de Cáncer y Capricornio que a nivel planetario, por estar ubicados aquí países latinos, africanos y asiáticos entre los que se encuentra México, resultan ser países que cuentan con grandes corredores biológicos o bio-regiones, con zonas montañosas, húmedas, lluviosas, con terrenos accidentados, grandes pendientes, con excelente capacidad para albergar gran cantidad de vida vegetal, animal y desde luego cultivos. La RIBMA, ubicada entre los municipios de Ocosingo y Las Margaritas en Chiapas, con una extensión territorial de 31,200 hectáreas, cuenta con una enorme riqueza en formas de vida; vegetal y animal, además de recursos naturales como agua, petróleo y otros minerales. Ahora es una zona estratégica que pretenden explotar los gobiernos actuales y las grandes empresas transnacionales. Esta basta reserva ecológica, para desgracia de los pueblos indígenas, dueños originales de estos territorios, ahora no pueden habitarla, pues es para los gobiernos mas importante “preservar esta reserva ecológica”, permitiendo que empresas extranjeras inviertan en grandes megaproyectos como supercarreteras, presas hidroeléctricas, establecimiento de enormes plantaciones de monocultivos como palma africana, eucalipto, palma xate y hule, sin mencionar las nuevas y extensas áreas que las localidades aledañas están desmontando para la cría y engorda de ganado, los cuales han devastado y seguirán devastando inmensas extensiones de selva. Basta echar un vistazo y contemplar lo que antes fue la selva lacandona. Ahora tan solo veremos corrales ganaderos, vestigios de selva alta; gigantescos troncos de árboles que seguramente pertenecieron a diversas especies como Caoba, Cedro, Guanacastle, Palo picho, Ceiba, Jolmashte, Matilisguate, Jobo, Cashan, Guapaque, Cedrillo, Guaite, Molinillo, Bojon, Papelillo, Petastillo y Ramoncillo; que con toda seguridad perecieron en medio de las quemas e incendios que ranchos ganaderos, compañías madereras y aserraderos realizaron en los anos 70´s y 80´s, cuando en aquellos tiempos estaban explotando indiscriminadamente los recursos presentes en este santuario natural ahora desaparecido. Si bien en los ancianos mayas hay oculta una enorme riqueza cultural, los actuales gobernantes lo único que ven y les interesa promover es el turismo económico, donde siempre los han mostrado al mundo como los distintos grupos indígenas sobrevivientes de la conquista española. Los tienen viviendo en las peores condiciones y nunca se ha visto la intención de rescatar, valorar y difundir esa enorme riqueza cultural oculta entre los diversos pueblos indígenas. Eliseo Gómez Hernández Nota: El presente boletín fue basado en las siguientes fuentes: Diechtl, Sigrid, “Cae una estrella, Desarrollo y destrucción de la Selva Lacandona”, SEP, México 1988; Aubrey, Andres, “Cinco antitesis sobre la Selva Lacandona”, Apuntes de Lectura 6, SCLC, INAREMAC, 1980, pp 37. Lobato, Rodolfo, “La colonización Tzeltal de la Selva Lacandona”, tesis profesional, ENAH, México 1976. González, Pacheco, Cuauhtemoc, Capital Extranjero en la Selva de Chiapas 1863-1982, Instituto de Investigaciones Económicas, UNAM, México, 1983. Maderas del Pueblo A.C “Breve historia de la llamada Comunidad Lacandona”. Jan de Vos, Viaje al Desierto de la soledad, 1988; La Paz de Dios y del Rey, la Conquista de la Selva Lacandona, 1980; Oro Verde la Conquista de la Selva Lacandona, por los Madereros Tabasquenos (1822-11949), 1988; Una tierra para sembrar sueños, versión mecanográfica (2000). Frans Bloom y Gertrudis Duby, La selva lacandona, 1955.
Gómez-Pompa, A. y R. Dirzo. 1995. Reservas de la biosfera y otras áreas naturales protegidas de México. INE y CONABIO.
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