MasAgro: Modernizando la agricultura tradicional en tiempos neoliberales
El Programa MasAgro promueve un modelo de modernización de la agricultura tradicional que -como sostienen los estudios de Cemda y Antonio Turrent Fernández- de lograr su objetivo, afectaría definitivamente las economías de autoconsumo en favor de una lógica comercial en el sector tradicional del campesinado.
Por Pilar López Sierra
Los intentos de modernización del minifundio en nuestro país no son nuevos. Por lo menos, hacia allá apuntaban propuestas como el Sistema Alimentario Mexicano (sam), conasupo, firco y las propuestas de colectivización ejidal promovidas desde los años setenta y con gran difusión en los ochenta. Estos intentos de modernizar la economía campesina tradicional, a partir de un fuerte impulso estatal, tenían como objetivo el desarrollar una economía más productiva, más integrada al mercado local y nacional, pero también lograr un mayor control por parte de los campesinos pobres y medios en sus procesos productivos.
En el caso de MasAgro la modernización que se pretende del sector tradicional de productores de maíz, va más allá porque abarca no sólo el propio proceso productivo, sino que amarra la investigación sobre semillas realizada en instituciones públicas, la producción y comercialización de semillas mejoradas y otros insumos, como los fertilizantes orgánicos y la transformación de la acción estatal en este sector de productores, misma que ahora se busca eficientar reorientando los subsidios de manera productiva, buscando invertir en generar las condiciones locales para que los productores tradicionales transiten a economías más comerciales.
De esta manera, MasAgro no comprende la entrega directa de subsidios, sino que busca canalizar a los productores recursos provenientes de otros programas, adaptándolos a las exigencias de la Agricultura de Conservación. La corta temporalidad del subsidio, el control del uso productivo de estos por parte de las dependencias públicas, así como la búsqueda de integrar cadenas productivas con capitales que operen a nivel local con quienes se amarre la producción desde la siembra hasta la comercialización, completa la imagen de un sector tradicional a quien se busca modernizar a golpes de mercado, con un Estado que ahora interviene para poner las condiciones necesarias para lograr esta transformación.
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